Queridos diocesanos y, en especial, queridos padres:
Llega el momento de inscribir a vuestros hijos en la clase de religión y moral católica en el colegio o en el instituto. Recordad que una cuestión muy importante para la educación integral cristiana de niños y jóvenes. La mayoría de los padres valoráis mucho la clase de religión católica y la venís pidiendo curso tras curso con plena libertad y con una constancia admirable. Os felicito por el interés que demostráis en la formación completa de vuestros hijos. Es una pena que haya padres católicos que sean indiferentes hacia la clase de religión para sus hijos o que den prioridad a otras asignaturas o actividades.
La clase de la religión forma parte de la educación cristiana de vuestros hijos. El día de su bautismo, los padres asumisteis libremente el compromiso de educarles en la fe cristiana; esta educación ha de llevarse a cabo, sobre todo, en la propia familia, en la parroquia mediante la catequesis y en la escuela mediante la clase de religión. Los tres ámbitos tienen su importancia; son distintos, necesarios y complementarios para dicha educación. La familia cristiana acoge y acompaña el despertar religioso del niño y le enseña a rezar y celebrar la fe; es el espacio donde se vive el amor, la filiación y la confianza, que conducen a sentirse hijos de Dios y hermanos de los hombres; y es el ámbito donde conocen y viven las virtudes cristianas y los verdaderos valores. La parroquia modela y talla en la fe, ayuda a conocer, celebrar, vivir y orar el misterio de la Salvación. Y la escuela, finalmente, instruye y enseña la religión y abre al diálogo con la ciencia y la cultura.
El estudio de la religión católica en la escuela es, en efecto, un instrumento precioso para que niños y jóvenes crezcan en el conocimiento de todo lo que significa su fe a la par que van desarrollando sus saberes en otros campos; aprenderán así a confrontarlos e integrarlos en la visión unitaria de le fe, y a darse y dar razón de su fe. Comprenderán que creer en Dios ilumina las preguntas más profundas que ellos mismos llevan en su alma y que les plantean también en otras áreas del conocimiento. Aprenderán que Jesucristo es la revelación plena del misterio de Dios y del camino del ser humano. Verán que el Evangelio es fuente de virtudes y de los verdaderos valores. Entenderán nuestra cultura, cuyos valores y expresiones artísticas y de todo orden hunden sus raíces en la fe cristiana. Aprenderán a valorar lo bueno que hay en otras religiones y a respetar la dignidad sagrada de todos los hombres, creyentes o no. Y adquirirán una visión armónica del mundo y de la vida humana que les capacitará para ser personas felices y ciudadanos más libres y responsables, constructores de la convivencia y de una sociedad en paz. La asignatura de religión ofrece una visión íntegra del mundo y de la persona. Permite también conocer el papel de las religiones en la formación de las culturas y por qué han sido, son y serán fundamentales en la vida de las personas.
A los padres católicos os animo, por tanto, a solicitar la clase de Religión y Moral católica para vuestros hijos, y a animar a otros padres a hacerlo. Pedidlo expresamente si no se os ofrece en el colegio o instituto a la hora de la inscripción. Si se niegan a hacerlo comunicadlo al párroco o a nuestra delegación de enseñanza. Es muy importante para vuestros hijos y vuestras familias que elijáis esta asignatura para vuestros hijos, reclamándola por todos los medios legales. Al hacerlo, los padres y los alumnos tenéis derecho también a ser respetados en este ideario, no sólo en la clase de Religión, sino en todas las demás clases, velando para que no se diga nada que menosprecie vuestra elección ni se enseñe nada que pueda herir la sensibilidad católica del vuestros hijos; en su caso, tenéis el derecho a denunciarlo. Os recuerdo también que la participación en la catequesis parroquial nunca ha de ser excusa para dejar de solicitar la asignatura de Religión en la escuela; es una seria contradicción apuntar a los hijos a catequesis y no a religión.
Finalmente os recuerdo a todos que, si bien los padres son los primeros responsables de la educación religiosa de sus hijos, toda la comunidad cristiana es también responsable de ello. Todos -sacerdotes, seglares, religiosos, catequistas, etc.- hemos de valorar la clase de Religión y animar a los padres católicos a pedirla para sus hijos. No os puede ser indiferente.
Con mi afecto y bendición,
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón