Unos 70 catequistas de la Diócesis han recibido este curso la formación “Taller básico para evangelizadores”.
El pasado sábado 29 de marzo, la Delegación para la Catequesis y el Catecumenado de la Diócesis de Segorbe-Castellón organizó un «Taller básico para evangelizadores – Persona a persona» en modalidad intensiva. La formación tuvo lugar en los salones parroquiales de Santa María, en Segorbe.
Durante la jornada, que se extendió de 9:30 a 13:30 horas, se abordaron diversos temas clave sobre la evangelización en el contexto actual. Entre los puntos tratados se destacaron las siete etapas de la evangelización, el cambio de época que vivimos, la conversión, el primer anuncio, el acompañamiento y la formación de discípulos «persona a persona». Además de las exposiciones, los participantes pudieron compartir sus experiencias en diálogos grupales y participaron en momentos de oración comunitaria. Este curso 2024-2025 está permitiendo a los catequistas profundizar en su labor evangelizadora y adquirir herramientas para acompañar mejor a las personas en su camino de fe.
La Delegación para la Catequesis invita a los interesados a mantenerse informados sobre futuras formaciones y actividades a través de su lista de difusión, a la que se puede acceder mediante un formulario disponible en su página web o contactando directamente con la delegación al número 610 49 39 88 o por correo electrónico a catequesis@obsegorbecastellon.org.
El sábado 22 de febrero, en el marco de la Jornada diocesana de la Infancia, se celebró un nuevo encuentro de CAFEQUÉSIS, organizado por la Delegación diocesana para la Catequesis. Unos cuarenta catequistas se reunieron en la sala de Filosofía del Seminario para compartir un momento de formación y reflexión, mientras los niños participaban en actividades en el Salón de Actos.
El objetivo principal del encuentro fue redescubrir la identidad del catequista en el contexto actual de la evangelización, marcado por un profundo cambio de época. Acompañados de café y dulces, los asistentes dialogaron sobre la necesidad de vivir la catequesis como un camino de discipulado, en el que el catequista no es solo un transmisor de contenidos, sino un testigo de la fe que ayuda a otros a encontrarse con Cristo.
Durante la sesión, se abordaron algunos de los principales desafíos a los que se enfrentan los catequistas en su misión. Entre ellos, se señaló el riesgo de reducir la catequesis a un simple modelo escolar, centrado únicamente en la enseñanza teórica de la doctrina, o en una preparación rápida para los sacramentos, sin que haya un verdadero proceso de maduración en la fe. Frente a estos retos, se insistió en la necesidad de renovar la catequesis desde una perspectiva más experiencial, favoreciendo que niños, jóvenes y adultos descubran la alegría del Evangelio y la belleza de la vida cristiana en comunidad.
El encuentro puso el acento en la importancia de la conversión pastoral en la catequesis, en sintonía con las orientaciones de la Iglesia. Se destacó que la formación del catequista debe partir, ante todo, de su propia experiencia de fe, ya que solo quien ha encontrado a Cristo puede ayudar a otros a descubrirlo. En este sentido, se subrayó la centralidad del Espíritu Santo en la misión catequética, recordando que es Él quien actúa en el corazón de quienes reciben el anuncio del Evangelio.
Para cerrar la jornada, se invitó a los catequistas a participar en la próxima cita formativa diocesana: la Jornada Jubilar «Familia-Parroquia-Escuela», que se celebrará el sábado 8 de marzo, como parte del Año Jubilar.
Ayer por la tarde, la Concatedral de Santa María de Castellón fue el escenario de la solemne celebración eucarística en la que el Obispo de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, entregó la Missio Canónica al profesorado de Religión Católica y realizó el envío de los catequistas para el nuevo curso pastoral en la Diócesis.
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El acto, organizado por las delegaciones para la Catequesis y el Catecumenado y para la Enseñanza, es mucho más que un gesto protocolario, pues se trata de un compromiso profundo con la misión de la Iglesia. Los catequistas no son solo educadores, sino enviados de Cristo y de la Iglesia para evangelizar, educar y acompañar en la fe.
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Tanto catequistas como profesores de Religión asumen su labor como parte de un cuerpo eclesial que comparte una misma misión: el esfuerzo conjunto de la evangelización en toda la Diócesis.
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Durante su homilía, D. Casimiro resaltó la importancia de la catequesis y la enseñanza religiosa como pilares fundamentales en la transmisión de la fe. «La catequesis no es solo una instrucción académica, sino un verdadero encuentro con Cristo», aseguró, instando a los presentes a mantener un firme compromiso con su vocación evangelizadora.
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Además, subrayó el papel indispensable de los catequistas para que niños, jóvenes y adultos profundicen en el mensaje del Evangelio, recalcando que “sin la presencia del Espíritu Santo, nuestra tarea se quedaría en una mera actividad humana”. Según el obispo, es el Espíritu Santo quien transforma y da vida a la enseñanza, poniendo de relieve la necesidad de que quienes desempeñan esta labor mantengan una vida espiritual sólida.
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Finalmente, el prelado animó a los catequistas a perseverar ante los desafíos actuales. “Nuestra misión no es fácil, pero es indispensable para la vida de la Iglesia. Dios nos llama a ser testigos de su amor, y debemos responder con generosidad y fe”, concluyó, pidiendo al Señor que guíe y fortalezca a todos los que han asumido esta misión, y exhortando a la comunidad a continuar su labor con confianza en la acción de Dios.
Queridos diocesanos, queridos catequistas y profesores de religión:
Al comienzo de cada curso pastoral, los catequistas y profesores de religión de nuestra Diócesis son enviados por el Obispo a catequizar en las parroquias o comunidades eclesiales o a enseñar la religión y la moral católica en colegios e institutos de iniciativa pública o social. Lo hacemos dentro de la celebración de la Eucaristía, que es la fuente y cima de la vida y de la misión de la Iglesia. De este modo queremos resaltar que es Jesús mismo quien los envía a través de su Iglesia a catequizar y a enseñar.
El gesto del envío nos conecta con el mismo Jesús. Los Apóstoles recibieron de Jesús la misión de proclamar el Evangelio en su nombre y con su autoridad: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15), les dijo. Esta misión se continúa en toda la Iglesia y, de un modo especial, en el ministerio apostólico de los Obispos, que lo hacen con la autoridad de Jesús y en su nombre. Los catequistas y profesores de religión participan mediante el envío de este ministerio apostólico y cooperan con él.
Por ello, como en el caso de los Apóstoles, quienes son enviados a la misión como catequistas o profesores de religión han de ser, antes de nada, discípulos del Señor: es decir, han de conocer, creer, amar y seguir a Jesucristo, a quien han de anunciar y de quien procede toda misión en la Iglesia. Él es el Hijo de Dios, el enviado por Dios Padre y ungido por el Espíritu para anunciar la Buena nueva. Como a los Apóstoles en su momento, Jesús llama a catequistas y profesores de religión a estar con Él, a intimar con Él, a conocerlo, a amarlo, a seguirlo y cumplir sus mandamientos, a ser coherentes con la fe en su vida, a participar de la vida de la comunidad eclesial para poder ser enviados a la misión. Aquí ha de fundamentarse la tarea catequética y la clase de religión. Aquí radica la necesidad de la formación inicial y permanente, doctrinal, pedagógica y espiritual de catequistas y profesores de religión. Este es alimento de su tarea diaria, de sus preocupaciones, de sus anhelos y de sus esperanzas. Esta es la fuerza para su dedicación y entrega cordial a catequizandos y alumnos.
Catequistas y profesores de religión no actúan en nombre propio sino en nombre de Jesús y de su Iglesia. Lo que han de ofrecer y transmitir no son sus ideas, ni sus opiniones, sino a Cristo mismo y su Evangelio tal como nos llega en la tradición viva de la Iglesia bajo de la guía de los Obispos en comunión con el Papa. Su objetivo es llevar al encuentro con Jesús y ayudar a madurar en la fe cristiana a quienes los padres y la Iglesia ponen en sus manos. Se trata de ayudarles a ser discípulos misioneros del Señor en el seno de la comunidad eclesial, a madurar integralmente como personas, y a saber darse y dar razón de su fe y de su esperanza. Catequistas y profesores de religión desempeñan su tarea en ámbitos distintos, pero complementarios, y necesarios para el proceso unitario de la iniciación cristiana y de la trasmisión de la fe a niños, adolescentes y jóvenes. Su objetivo es ayudarles a convertirse, con la ayuda de la gracia de Dios, en verdaderos cristianos: es decir, en creyentes y discípulos misioneros de Jesús en el seno de la comunidad eclesial.
Nadie es obligado a ser catequista o profesor de religión. A quienes piden serlo, se les exige, junto con la capacitación catequística y académica, vivir de forma congruente con la fe y trasmitir la doctrina y la moral que la Iglesia cree y enseña. No hacerlo no es honrado ni justo respecto de los alumnos, los padres, la Iglesia y la sociedad.
En nombre propio y de nuestra Iglesia diocesana os agradezco a tantos y tantos catequistas y profesores de religión vuestro trabajo, vuestra entrega y vuestra fidelidad a la tarea que la Iglesia os encomienda. No es fácil vuestra misión. Nunca ha sido fácil la tarea de educar y de ayudar a crecer en la fe: necesita de mucha paciencia y perseverancia. Ante las dificultades puede que surja la tentación del desaliento. En formas diferentes aparece a lo largo de la historia de los enviados por la Iglesia. Pero no tengáis miedo. Recordad la promesa de Jesús. “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 21). No, no estáis solos: el Señor resucitado os acompaña, os conforta y os alienta con la fuerza del Espíritu Santo y la cercanía de vuestra Iglesia, de vuestros compañeros y sacerdotes. Para sentir esta presencia es precisa la adhesión personal a Cristo y la comunión con su Iglesia.
Que la Virgen María, que supo acoger con fe y obediencia la Palabra de Dios y transmitirla fielmente a los demás, sea vuestro modelo de catequistas y profesores. Que Ella os aliente, conforte y proteja en vuestra misión.
El Centro de Estudios Teológicos de la Diócesis de Segorbe-Castellón ha anunciado la apertura de inscripciones para el curso 2024-2025 de la Escuela Diocesana de Ministerios Laicales. Este programa, dirigido a lectores, acólitos y catequistas, comenzará el 1 de octubre y está diseñado para proporcionar una formación integral en diversos aspectos teológicos y litúrgicos.
El currículo se divide en temarios de formación básica y específica. La formación básica incluye 19 temas que abarcan desde la revelación divina hasta la resurrección de la carne y la vida eterna. Por su parte, la formación específica se centra en las funciones particulares de lectores, acólitos y catequistas, profundizando en aspectos como la liturgia, la Palabra de Dios y el ministerio del acólito en la Eucaristía.
El curso se desarrollará en dos semestres, con el primer trimestre finalizando el 21 de diciembre y el segundo comenzando el 7 de enero. Las clases se impartirán los martes por la tarde y los sábados por la mañana, adaptándose a las disponibilidades de profesores y alumnos.
Las inscripciones estarán abiertas desde el 1 de julio hasta el 15 de septiembre. Los interesados deben completar el formulario online durante la primera quincena de septiembre y presentar una carta de presentación de su párroco o superior religioso. Además, se requiere tener al menos el bachillerato o graduado escolar.
El costo total del curso es de 350 euros, distribuido en pagos trimestrales. La asistencia a las clases es obligatoria, y los alumnos deben cumplir con al menos el 60% de asistencia en cada asignatura para aprobar. El rendimiento académico será evaluado según la especificidad de cada materia y determinado por el profesor correspondiente.
Es oportuno recordar que el ministerio de lector se centra en la proclamación de la Palabra de Dios durante las celebraciones litúrgicas, mientras que el acólito asiste al altar y puede distribuir la sagrada comunión. El catequista, por su parte, colabora en la transmisión de la fe junto a los ministros ordenados.
Este programa ofrece una oportunidad única para profundizar en la formación teológica y litúrgica, fortaleciendo el servicio de los ministerios laicales en la comunidad. Para más información, los interesados pueden contactar al Centro de Estudios Teológicos en el Seminario Mater Dei, a través del correo institutocienciasreligiosas@obsegorbecastellon.org, o del teléfono 964 22 00 66.
Los catequistas de la Diócesis de Segorbe-Castellón han celebrado hoy su encuentro anual en el Seminario Diocesano Mater Dei convocados por la Delegación Diocesana para la Catequesis y el Catecumenado.
La jornada comenzaba con la celebración de la Eucaristía que ha estado presidida por el Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, y concelebrada por D. Francisco Romero Galván, Director del Secretariado de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la CEE; y por D. Juan Agost, Delegado Diocesano para la Catequesis, así como por una nutrida representación de sacerdotes que han acompañado a sus catequistas en el Encuentro.
El anuncio de Jesucristo Resucitado
Tras la proclamación de la Palabra, D. Casimiro ha centrado la homilía en el Primer Anuncio de Jesucristo resucitado que tiene como protagonista a los discípulos ante quienes sale a su encuentro y que les lleva, ha dicho nuestro Obispo, a pasar «del temor a la alegría, del miedo a los judíos a salir a anunciar al Señor, de dispersarse, como los discípulos de Emaús, a volver a la comunidad para juntos, seguir anunciando a Áquel que es el camino, que es la verdad y que es la vida».
Las palabras de D. Casimiro han sido una interpelación directa a todos, empezando por él mismo, como ha señalado, pero también a los sacerdotes y a los catequistas participantes para «mantenernos fuertes en este encuentro con el Señor, alimentándonos cada día en la oración y en la celebración de la Eucaristía».
Así ha recordado la Palabra proclamada en la que «Jesús se nos presenta como pan de vida y alimento necesario para quien crea en Él tenga vida en plenitud».
Es Jesús resucitado, ha proseguido el Obispo, «quien sale a nuestro encuentro, nos une, nos envía a la misión y nos da la fuerza del Espíritu Santo para seguir caminando», y recordando lo que se relata en los Hechos de los Apóstoles, «tengamos como punto de referencia, los primeros pasos de la Iglesia de los Apóstoles que evangelizaron anunciando al Señor», poniendo en valor «la necesaria unión que tiene que haber entre el Kerigma y la catequesis».
Hacer presente a Jesús
El Primer Anuncio, ha recordado D. Casimiro, «debe ser la base de nuestra tarea pastoral y debe servir como fundamento y como base sobre la que se debe construir un verdadero cristiano». Así se ha referido a los cristianos, que como creyentes, «han de ser discípulos misioneros del Señor, y esa, es la finalidad de la catequesis: hacer presente a Cristo Resucitado».
Finalmente les ha exhortado a acoger al Señor Resucitado, «que nos une y nos da alimento por medio de su Espíritu para seguir fieles a la misión», dejándonos alentar por la Virgen para que como ella, hagamos siempre lo que Él nos diga.
Tras la celebración de la Eucaristía y un breve descanso, la jornada ha continuado con dos ponencias ofrecidas por D. Francisco Romero Galván, Director del Secretariado de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la CEE.
Por una parte se ha presentado el Directorio para la Catequesis, que fue publicado en el 2020. Un documento que, en palabras de D. Francsico Romero, «nos da las pautas y el marco necesarios para saber cómo tenemos que realizar la catequesis en este momento concreto en el que vivimos». Una realidad que es distinta a otras que hemos vivido anteriormente.
«Estamos en una nueva realidad, en un nuevo mundo, y nos demanda un nuevo estilo de evangelización y de catequesis», ha puntualizado. Y es que en el mundo contemporáneo actual, donde el relativismo y el individualismo parecen imponerse a la Verdad revelada por Dios, «es más crucial que nunca ofrecer una sólida formación doctrinal que guíe a los creyentes hacia la verdad y la luz del Evangelio». En este sentido, la ponencia ha servido para ofrecer algunas pautas para que los catequistas puedan implementarlas en sus parroquias.
También se ha presentado el Catecismo para adultos que bajo el título «Buscad al Señor», ayuda a poner los fundamentos de la vida cristiana a quien se está construyendo como discípulo de Cristo aprendiendo a ser cristiano en el mundo que nos ha tocado vivir. Tal como recoge la Conferencia Episcopal Española, la catequesis no es una acción puntual. Es decir, no pretende anunciar de modo deshilvanado un conjunto de temas en unas sesiones más o menos extensas en el tiempo. La catequesis es un proceso, un camino a recorrer con la gracia de Dios.
En este sentido, D. Francisco Romero ha señalado que la CEE tiene muchas esperanzas en esta catequesis «porque hay muchos adultos alejados de Dios y de la misma forma que no entenderíamos una parroquia sin catequesis para niños o adolescentes, tiene que existir para adultos.
Este proceso requiere una catequesis narrada por un discípulo de Cristo que anuncie la doctrina desde su propia experiencia de fe vivida en la Iglesia; unas celebraciones que vertebren dicho itinerario y en las que la gracia divina se haga presente por medio de ellas. Lo que se anuncia en la catequesis se hace palpable por la liturgia que concede la gracia del Señor. De modo complementario la catequesis y la liturgia, van haciendo crecer al catecumenado o catequizando.
Nuevos cristianos
El gran reto en el mundo de hoy es «hacer nuevos cristianos», ha señalado el ponente. El Primer Anuncio es la primera tarea, es decir «hay que procurar que exista interés por la fe, que exista el deseo de ser cristiano» y a partir de que eso surja en el corazón de cada uno, hay que acompañarlos para que pongan las raíces y los fundamentos de su vida y les ayudemos a madurar su fe».
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