Este pasado martes, 8 de octubre, la Iglesia de Segorbe-Castellón se sumó a la conmemoración de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente (7 octubre), coincidiendo con el décimo aniversario de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD). Se reafirma así el compromiso de la Iglesia con la defensa de la dignidad de las personas trabajadoras y el cuidado de todos aquellos que aún enfrentan grandes desafíos en el ámbito laboral.
Lo hizo con la Eucaristía que presidió nuestro Obispo D. Casimiro en la parroquia de San José Obrero de Castellón, y que contó con la participación de los miembros de las entidades y organizaciones católicas que promueven la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) en la Diócesis: Cáritas Diocesana, la Conferencia Española de Religiosos y Religiosas (CONFER), la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (FRATER), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), el Secretariado Diocesano de Pastoral del Trabajo, el Secretariado Diocesano de Migraciones y el Secretariado del Apostolado del Mar Stella Maris.
La realidad laboral en España es preocupante. El desempleo estructural, la alta tasa de temporalidad, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, las dificultades de la conciliación laboral y familiar y el aumento de las enfermedades psicosociales comprometen la estabilidad de los proyectos vitales de miles de personas en nuestro país. Frente a estas situaciones persistentes, la iniciativa Iglesia por un Trabajo Decente (ITD) denuncia que el trabajo indecente “no solo afecta la vida de las personas trabajadoras, sino que también socava su dignidad y debilita la justicia social debida”.
Con motivo de la celebración de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente del 7 de octubre y coincidiendo con su décimo aniversario, la red eclesial considera que es buen momento para reflexionar sobre el camino realizado durante esta década y sobre los desafíos que siguen pendientes en la búsqueda de la justicia social.
Según la Doctrina Social de la Iglesia, cada individuo tiene derecho a un trabajo digno que le permita desarrollarse plenamente como ser humano. Por ello, ITD reivindica que “la dignidad de la persona trabajadora es innegociable y debe estar en el centro de todas las decisiones políticas y económicas”. “Es fundamental que se generen oportunidades de trabajo decente y se protejan y promuevan los derechos laborales, sin excepción. La reducción de la jornada laboral puede ser una de ellas”, señalan en su manifiesto.
Bajo el lema «Por ti, por mí, trabajo decente», la red subraya que la búsqueda del bien común debe ser el objetivo principal del conjunto de la comunidad, pero particularmente de quienes tienen la responsabilidad de articular políticas que garanticen las condiciones esenciales que permitan a las personas alcanzar una vida digna, una vida buena. Esto incluye garantizar un trabajo decente, acceso a la vivienda y servicios públicos de calidad. En este sentido, los movimientos promotores de ITD también piden al Congreso que haga posible la regularización extraordinaria de personas migrantes.
Siguiendo la encíclica Laudato si’del papa Francisco, la red reconoce la importancia de la ecología integral en el ámbito laboral. “Se debe priorizar que las actividades laborales sean sostenibles y respetuosas con el medioambiente. Esto implica promover prácticas responsables que cuiden y preserven nuestra casa común, para las generaciones futuras”, apunta el manifiesto.
Francisco recordó en su discurso a la Cumbre Mundial del Trabajo de 2021 la importancia de la dimensión del cuidado en el trabajo, como una forma de cuidar y dignificar la vida humana. “Esto implica crear entornos laborales con derechos, participativos, seguros y respetuosos, donde se promueva el cuidado integral de todas las personas trabajadoras”, subraya la red en su manifiesto.
Un año más, las diversas entidades que se aglutinan en ITD realizaron un gesto para ayudar a reflejar la lucha por un trabajo digno de forma colectiva. La propuesta era escribir en cajas de cartón aquellos retos personales pendientes, como por ejemplo “seguridad en el trabajo”, “conciliación familiar”, etc. Posteriormente, se invitó a pasar la caja a la persona que estaba más cercana haciendo una cadena. Este “paso de testigo” o “relevo” pretendía simbolizar que el trabajo decente es un tesoro que merece la pena ser compartido.
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La iniciativa Iglesia por el trabajo Decente (ITD) nació en 2014. Tras diez años de andadura, la red tiene muchos motivos para agradecer. “Recordamos con gratitud a todas las personas e instituciones que han contribuido –y contribuyen– a esta causa a lo largo de los años y nos comprometemos a seguir luchando por la dignidad y el cuidado de las personas trabajadoras”.
Datos del mundo del trabajo
762 trabajadores muertos, 146 in itine, en 2023. Datos: Ministerio de trabajo
2,5 millones de trabajadoras eran pobres (11,9% de las personas trabajadoras. Fuente: (EAPN, 2023)
16,5% de temporalidad, según CCOO
11,76% de paro (EPA 2024)
De 475.000 y 514.000 personas trabajadoras migrantes sin derechos. Fuente: ILP
15,8% del PIB Economía sumergida, Fuente: FUNCAS
-9,5% menos de poder adquisitivo desde 2008 al 2022. Fuente CCOO
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Orihuela-Alicante, Segorbe-Castellón y Valencia, ha realizado un llamamiento a todas las fuerzas políticas ante las próximas citas electorales a prestar mayor atención a la realidad del mundo obrero y del trabajo y, sobre todo, a afrontar las necesidades de las familias más vulnerables y empobrecidas.
Como señalan en un documento que han hecho público y que quieren dialogar con las diferentes fuerzas políticas, «ocurre con demasiada frecuencia que los trabajadores y trabajadoras son tratados como un instrumento de la economía, al servicio de la máxima rentabilidad a la que se somete todo. Hay que poner la dignidad de las personas y de su trabajo en el centro. Necesitamos construir las relaciones económicas desde esa centralidad».
En concreto, este movimiento de trabajadores y trabajadoras cristianos señala cinco situaciones del mundo del trabajo que considera «especialmente duras» y para las que reclaman «respuestas más decididas» desde todos los niveles políticos (municipal y autonómico), en el ámbito de sus competencias, y piden que sean tomadas en consideración en el próximo proceso electoral.
En primer lugar, la HOAC destaca la siniestralidad y la salud laboral como «la realidad más dolorosa para el mundo del trabajo», ya que «demasiadas personas pierden su vida o quedan gravemente lesionadas por el incumplimiento de las normas de prevención». Advierten que la precariedad y las malas condiciones laborales incrementan mucho los riesgos y producen un deterioro de la salud, tanto física como psicológica. «No estamos siendo capaces de dar una respuesta adecuada a este drama», señalan, y consideran necesario avanzar en «fiscalizar el cumplimiento de la normativa, combatir la precariedad y una mayor conciencia social de su extrema gravedad».
En segundo lugar, reclaman atender a la situación de extrema precariedad y bajos salarios de los trabajadores y trabajadoras empobrecidos, que acceden con mucha dificultad a los bienes básicos y a una vida en condiciones dignas. Según señalan en este documento, «es una realidad que sufren muchas personas jóvenes, mujeres y migrantes. Combatir esta precariedad extrema es esencial para luchar contra la pobreza, así como el refuerzo de los servicios públicos, especialmente los de protección social».
Otra realidad que la HOAC destaca como «sangrante» y que está presente en muchos sectores de la Comunitat Valenciana, como la hostelería, el calzado, la agricultura, el empleo doméstico y otros trabajos de cuidados, es el de la economía sumergida, que afecta sobre todo a las personas migrantes que no tienen regularizada su situación administrativa y que por ello se ven abocadas a condiciones pésimas para sobrevivir. Considera fundamental «regularizar la situación administrativa de las personas migrantes y combatir de forma decidida las prácticas laborales irregulares».
Por otra parte, también exige «pasos más decididos» para abordar la discriminación de las mujeres, «que sufren múltiples brechas laborales y sociales y que son víctimas de las violencias machistas». Una discriminación que afecta, particularmente, a las mujeres empleadas en sectores precarizados, como los trabajos de cuidados, los servicios de limpieza de edificios o la transformación de productos agrarios, con bajos salarios, contratos a tiempo parcial no deseados o en fraude de ley porque no cotizan las horas extra. Además, recuerdan que «mayoritariamente las mujeres soportan la sobrecarga de las dobles jornadas en el empleo y en el hogar», y que «esa falta de corresponsabilidad en las familias, las empresas y desde lo público, dificulta una vida en condiciones dignas y ocasiona graves problemas de salud, física y mental». Por ello, los partidos políticos deberían tomar medidas hacia una “racionalización de los horarios laborales y comerciales y la reducción de la jornada laboral, para que la vida esté en el centro de la economía».
Finalmente, este movimiento de trabajadores cristianos demanda «el reconocimiento efectivo de los derechos sociales para las personas más vulnerables«, ya que «la subida de los precios, el alto coste de la energía o las dificultades de acceso a la vivienda condicionan de forma radical la posibilidad de unas condiciones dignas de vida para estas familias trabajadoras». Además, consideran fundamental que se tramiten «ayudas sociales que les posibiliten llegar a fin de mes, el incremento del parque público de viviendas sociales y otras políticas de vivienda valientes que hagan posible que sea un derecho real y efectivo para todas las personas y no un jugoso negocio para unos pocos».
Desde la HOAC reconocen que «en algunos de estos aspectos, las instituciones políticas han ido tomando decisiones para avanzar en la dirección que apuntamos», pero aseguran que «estamos aún lejos de que los trabajadores y las trabajadoras más empobrecidos y vulnerables dejen de serlo». «Se necesitan procesos de cambio de las estructuras injustas de la precariedad y el acceso a los derechos sociales que corresponden a toda persona por el solo hecho de serlo», añaden. Por eso, subrayan que «aspectos como los que hemos señalado deberían estar en el centro de los debates políticos. Esperamos que así sea en este proceso electoral, porque el dolor que causan estas realidades son preocupaciones de buena parte de la ciudadanía».
Como movimiento eclesial de trabajadores y trabajadoras cristianas, la HOAC considera necesario «que toda la sociedad se implique en la defensa de unas condiciones dignas de trabajo para todas las personas, así como a valorar cómo esto se refleja en las diversas propuestas políticas». Asimismo, entienden prioritario que las instituciones políticas dediquen «más esfuerzos y recursos a crear unas condiciones dignas de trabajo y de vida, para luchar contra el empobrecimiento de tantas personas y familias, así como para avanzar hacia una sociedad más justa y humana, sin personas excluidas».
Como subraya el papa Francisco, “el gran tema es el trabajo. La política no puede renunciar al objetivo de lograr que la organización de una sociedad asegure a cada persona alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo. Porque no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo. En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no solo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo” (FT 162).
El pasado martes, día 7 de marzo, tuvo lugar en la parroquia de San Cristóbal de Castellón una nueva presentación de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente, que en nuestra Diócesis está impulsada por Cáritas Diocesana, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (FRATER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Secretariado de Apostolado del Mar (Stella Maris), Secretariado de Migraciones y Secretariado de Pastoral del Trabajo.
En su exposición, Anna Arayo, miembro del Secretariado diocesano de la Pastoral del Trabajo y militante de la HOAC, hizo un repaso del trabajo en la Doctrina Social de la Iglesia. Recalcó la insistencia de la Iglesia y del papa Francisco en que el trabajo es esencial para la lucha contra el empobrecimiento y el descarte de personas, para el desarrollo humano integral y el cuidado de la casa común y la familia que la habitamos, porque “el trabajo es una prioridad humana, y por tanto una prioridad cristiana”, y su insistencia en poner de manifiesto el maltrato que en nuestra sociedad sufren las personas trabajadoras por la idolatría del dinero.
En la sociedad “el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no solo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo y en definitiva para vivir como pueblo”.
En nuestro sistema de producción y consumo el trabajo (la persona trabajadora) se considera un coste, un engranaje más, un factor en función del beneficio de las empresas. Por datos del último informe FOESSA, la EPA y el Ministerio de Trabajo somos conscientes que la pandemia no ha hecho más que agudizar situaciones que ya estábamos viviendo. Así pues colectivos como inmigrantes (especialmente aquellos sin permiso de residencia/trabajo), jóvenes en busca del primer empleo, mayores de 50 años, mujeres cabeza de familia, personas con discapacidad… tienen muy complicado el acceso a un trabajo decente.
Como cristianos alcanzamos a ver a Dios presente en esas realidades, sufriendo con los que sufren, sosteniendo a las víctimas, suscitando justas reivindicaciones…
Como Iglesia se nos plantean algunos retos:
Anhelar un planeta en el que se asegure tierra, techo y trabajo para todos.
Acoger la vida de los empobrecidos del trabajo para construir desde ellos nuestra vida personal y comunitaria.
Convertir los principios y criterios de la Doctrina Social de la Iglesia en acción pastoral concreta y en una propuesta de caridad política. Iglesia por el Trabajo Decente como iniciativa eclesial presente en nuestra diócesis continuamos dando pequeños pasos: para situar en primera línea de nuestras agendas la necesidad de un trabajo decente; para informar, sensibilizar y hacer llegar el reclamo de este derecho; para tratar de ser lugar de encuentro, reflexión y sensibilización; para aportar al debate público los principios y valores cristianos del Trabajo Decente. Para ello seguiremos ofreciendo a parroquias y grupos eclesiales espacios de reflexión como el de esta presentación, e invitando a todos a sumarse a las diferentes acciones con motivo del 28 de abril y el 7 de octubre.
Este 25 de enero, a las 19h en la parroquia del Cristo, en La Vall d’Uixó
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Segorbe-Castellón, ha organizado para este miércoles, 25 de enero, a las 19h en los salones parroquiales de la Iglesia del Cristo, del barrio Carbonaire, en la Vall d’Uixó, la segunda «Trobada» sobre el tema de los trabajadores y trabajadoras inmigrantes. El objetivo, en esta ocasión, es analizar la respuesta que, ante esta problemática está dando la sociedad.
Este encuentro se enmarca en el contexto de varios actos de carácter público que desde HOAC están organizando con el fin de reflexionar sobre cómo avanzar hacia el trabajo digno para los trabajadores y trabajadoras migrantes desde el pleno reconocimiento de su dignidad y la justicia debida a toda persona.
Esta segunda «Trobada» se podrá seguir de forma presencial, en la que también habrá ocasión para confraternizar e intercambiar opiniones. Para aquellos que no puedan asistir presencialmente, podrán seguir el encuentro a través del canal de Youtube en el siguiente enlace:
La reflexión girará en torno a las claves que propone el papa Francisco: «La inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión, y la ley suprema del amor fraterno” (Fratelli tutti, 39).
Carta del Obispo, D. Casimiro: “Compromiso de todos por el trabajo decente”.
Los obispos de la Provincia Eclesiástica Levantina convocan el rezo de un Santo Rosario en favor de la vida que tendrá lugar el próximo 14 de octubre en Valencia.
La Secretaría General del Sínodo agradece la participación de la Diócesis de Segorbe-Castellón en el proceso sinodal a través de una misiva del Cardenal Grech.
Entrevista a D. Francisco Mir, nuevo Director de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón.
El Papa de cerca: «El Ángel está acreditado para ayudarnos».
El día 7 de octubre se celebra la Jornada Mundial del Trabajo Decente. Está promovida por diversas organizaciones sociales y también por entidades católicas, integradas en la iniciativa “Iglesia por el trabajo decente”. Su objetivo es hacernos caer en la cuenta de la importancia que tiene el trabajo para los seres humanos, como instrumento que contribuye a su dignidad y realización personal.
La promoción del trabajo decente ha sido asumida por la Iglesia y lo ha incorporado a su magisterio social y a la acción pastoral. Ya en el año 2000 san Juan Pablo II, el día 1 de mayo, con ocasión del Jubileo de los Trabajadores, llamó a “constituir en el mundo una coalición en favor del trabajo decente”. Expresó su apoyo al objetivo planteado por la OIT y llamó a la implicación de todos, también de las comunidades cristianas, en la lucha por el trabajo decente. En palabras del Papa, “todos hemos de colaborar para que el sistema económico en el que vivimos no altere el orden fundamental de la prioridad del trabajo sobre el capital, del bien común sobre el privado”.
También Benedicto XVI reclamó la decencia del trabajo, habida cuenta de que “los pobres son en muchos casos el resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano”. “Pero, ¿qué significa la palabra `decencia´ aplicada al trabajo? –se preguntaba el Papa Benedicto-. “Significa un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación: un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación.” (Caritas in Veritate, 63).
También el Papa Francisco ha mostrado reiteradamente su preocupación por las consecuencias que tiene para el mundo del trabajo un sistema económico que pone en su centro el beneficio económico de unos pocos frente a las necesidades de las personas y de las familias, generando exclusión, sufrimiento y deshumanización. El Santo Padre ha reafirmado que el trabajo es esencial para la realización integral de la persona y que tiene un fin no sólo económico, sino de reconocimiento de la dignidad humana. ¡Y si no hay trabajo esa dignidad está herida! Trabajo decente es aquel que responde a las aspiraciones legítimas de las personas durante su vida laboral: acceder a un empleo estable con un salario digno, la seguridad en el lugar de trabajo, la protección social para sus familias y mejores perspectivas, en general, de desarrollo personal e integración social. Con frecuencia, el empleo ya no asegura la integración social. La precariedad del mismo, caracterizada sobre todo por la temporalidad, y los bajos salarios hacen vulnerables a muchos trabajadores y sus familias y pueden abocarlos fácilmente a la exclusión social. Precisamente porque el trabajo es siempre una actividad humana, requiere una dignidad en sus condiciones, en su realización, en sus formas que, por desgracia, hoy está muy lejos de ese ideal.
El desempleo va dilatando los límites de la pobreza. Y la peor pobreza material es la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo. Ante esta situación es urgente recuperar la primacía de la ética en la actividad económica. Se necesita una economía con rostro humano, que sitúe en el centro de la misma a las personas y no al ídolo del crecimiento, del dinero y de la ganancia a cualquier precio. Se ha olvidado y se sigue olvidando que por encima de los negocios y de la lógica del mercado está el ser humano, y lo que a él se le debe en virtud de su dignidad inviolable. La idolatría del dinero quita dignidad e impide crear empleo.
Os invito a reflexionar por las condiciones de un trabajo decente para todos y a comprometernos para configurar con el espíritu del Evangelio el trabajo humano. Oremos por el cambio de las mentes y los corazones que haga posible una forma nueva, evangélica y auténticamente humana, de organizar el sistema económico y del trabajo. Podemos hacer juntos esta oración participando en la Eucaristía que presidiré el día 6 octubre en la iglesia parroquial de S. Juan Bautista del Pueblo Seco a las 19:30. Os espero.
La iniciativa Iglesia por un Trabajo Decente (ITD) denuncia que la precariedad y la inestabilidad laboral hacen que muchas personas, a pesar de tener un trabajo, no logren salir de la pobreza
Subraya que la actual generación de empleo descarta principalmente mujeres, jóvenes y migrantes
La crisis socioeconómica provocada por la pandemia ha duplicado la tasa de precariedad laboral. Según el último informe FOESSA, «Evolución de la cohesión social y consecuencias de la Covid-19 en España», casi dos millones de hogares (10,3%) sufren las consecuencias de la inestabilidad laboral grave debido a que el sustentador principal ha estado tres o más meses en desempleo o ha tenido tres o más contratos diferentes en distintas empresas. Otras muchas familias (1.023.900) tienen a todos sus miembros en paro, mientras que 589.900 carecen de algún tipo de ingreso periódico.
Frente a este deterioro del mercado laboral y con motivo de la celebración, el próximo 1º de Mayo, del Día Internacional del Trabajo, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) ha lanzado el manifiesto “Sin compromiso no hay trabajo decente” en el que alerta cómo la pandemia y las previsibles consecuencias económicas de la guerra en Ucrania “están debilitando el derecho al trabajo y empobreciendo y descartando a millones de trabajadores, principalmente mujeres, jóvenes y migrantes”.
Según la EPA (Encuesta de Población Activa) del cuarto trimestre de 2021, el desempleo (13,33%) afecta a más mujeres (1.650.600) que a hombres (1.448.200) y es 7,5 puntos porcentuales superior entre la población extranjera (20,89%). Entre los jóvenes, la falta de trabajo afecta al 30,7% de los menores entre 16 y 24 años.
Un mercado de trabajo caracterizado por la inestabilidad e inseguridad laboral -advierten las entidades de inspiración cristiana que impulsan en España esta iniciativa- provoca que “muchas personas, a pesar de tener un trabajo no consigan salir de la pobreza”.
ITD subraya que “la crisis visibilizó la necesidad de un cambio en el sistema productivo, que fuese capaz de crear empleos que aporten valor y con condiciones laborales dignas, pero la generación de empleo no está avanzando en este sentido y, de nuevo, asistimos a un sistema que prioriza el beneficio económico y ‘descarta’ a las personas, principalmente mujeres, jóvenes y migrantes”. Por ello, en este Primero de Mayo, -añade- defendemos la dignidad del trabajo y el trabajo decente como una prioridad humana y, por ello, una prioridad cristiana y un compromiso de toda la Iglesia. El trabajo decente es además uno de los compromisos asumidos por las Naciones Unidas y los países que la forman en la Agenda 2030, que fue aprobada en 2015.
ITD plantea además algunas medidas urgentes para reconducir la situación, como:
Igualdad salarial, políticas sociales y de género que permitan a las mujeres el acceso a las mismas oportunidades laborales que los hombres, garantizando la conciliación de la vida personal y laboral.
Creación de empleo juvenil de calidad: para que jóvenes en desempleo o en situación de temporalidad o precariedad tengan el derecho a acceder a un trabajo digno; relacionado con sus estudios y/o vocación.
La promoción de un entorno de trabajo seguro: con la puesta en marcha de políticas activas y la financiación de medidas de seguridad y de salud laboral.
Que las trabajadoras de hogar tengan acceso a los mismos derechos que el resto de trabajadoresy trabajadoras, reconociéndose definitivamente su derecho a la prestación por desempleo.
La regularización urgente de las personas migrantes en situación administrativa irregular.
El acceso a medidas de protección social para aquellas personas que no puedan acceder a un empleo.
“Animamos a que en este 1º de Mayo nos unamos, como comunidad cristiana, en el compromiso por la defensa del trabajo decente, participando en los actos reivindicativos y celebrativos que se realicen en las diócesis; apoyando su visualización y difusión; contribuyendo así a que nuestro mensaje pueda llegar con fuerza en la esperanza de que el trabajo decente pueda ser una realidad para todas las personas”, concluye.
La iniciativa Iglesia por el trabajo Decente (ITD) comenzó su andadura en 2014 y está formado por organizaciones de inspiración católica y congregaciones religiosas, entre las que se encuentran, en la Diócesis de Segorbe-Castellón: Cáritas Diocesana, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), el Secretariado diocesano para las Migraciones, el Secretariado diocesano Stella Maris para el Apostolado del Mar, Frater Castelló y la Delegación diocesana para la Pastoral Caritativa y Social. Su objetivo es sensibilizar, visibilizar y denunciar una cuestión esencial para la vida de millones de personas: el trabajo humano y reivindicar el trabajo decente «hacia el interior de estas organizaciones, hacia la Iglesia en general y hacia la sociedad».
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