El pasado 11 de marzo, el Santo Padre aprobó definitivamente la puesta en marcha de un itinerario de acompañamiento y evaluación de la fase de implementación del proceso sinodal. Ya en la Nota de acompañamiento del Documento final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el Papa Francisco había precisado que las Iglesias locales y las agrupaciones de Iglesias están llamadas ahora a desarrollar, en los diversos contextos, las indicaciones autorizadas contenidas en el Documento, a través de los procesos de discernimiento y de toma de decisiones previstos por el derecho y por el Documento mismo.
Según explica la Secretaría general del Sínodo, en carta remitida por el Card. Grech, este camino implicará a las diócesis, a las conferencias episcopales de todo el mundo, así como a sus agrupaciones continentales, que cuidarán de implicar también a los institutos de vida consagrada, a las sociedades de vida apostólica, a las asociaciones laicales, a los movimientos eclesiales y a las nuevas comunidades presentes en sus territorios.
El resultado final será la celebración de una Asamblea Eclesial en el Vaticano en octubre de 2028. El camino que conducirá a toda la Iglesia a la celebración de la Asamblea eclesial en octubre de 2028 estará pautado de modo que ofrezca un tiempo adecuado y duradero para comenzar a poner en práctica las indicaciones del Sínodo, e incluirá algunos eventos significativos de evaluación:
marzo de 2025: anuncio del proceso de acompañamiento y evaluación;
mayo de 2025: publicación del Documento de apoyo para la fase de implementación con las indicaciones para su puesta en práctica;
junio de 2025 – diciembre de 2026: itinerarios de implementación en las Iglesias locales y sus agrupaciones;
24-26 de octubre de 2025: Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación;
primer semestre de 2027: Asambleas de evaluación en las Diócesis y Eparquías;
segundo semestre de 2027: Asambleas de Evaluación en las Conferencias Episcopales nacionales e internacionales, en las Estructuras Jerárquicas Orientales y en otras agrupaciones eclesiales.
primer semestre de 2028: Asambleas continentales de evaluación;
junio de 2028: publicación del Instrumentum laboris para los trabajos de la Asamblea eclesial de octubre de 2028;
octubre de 2028: celebración de la Asamblea eclesial en el Vaticano.
Desde ahora, la Secretaría General del Sínodo se compromete a acompañar y apoyar a las Iglesias en este camino.
A este fin, la Secretaría del Sínodo considera de fundamental importancia garantizar que la fase de aplicación sea ocasión para involucrar nuevamente a las personas que ya han contribuido y para devolver los frutos de la escucha de todas las Iglesias y del discernimiento de los Pastores en la Asamblea sinodal: de este modo continuará el diálogo ya iniciado en la fase de escucha.
El proceso se valdrá del trabajo de los equipos sinodales formados por presbíteros, diáconos, consagrados y consagradas, laicos y laicas, acompañados por su obispo: los equipos sinodales son instrumentos fundamentales para acompañar de manera ordinaria la vida sinodal de las Iglesias locales. Por esta razón, los equipos existentes deben ser reforzados y eventualmente renovados, y los equipos suspendidos deben ser reactivados y debidamente integrados.
En línea con las indicaciones del Documento final, el objetivo es concretar la perspectiva del intercambio de dones entre las Iglesias y en la Iglesia entera. A lo largo del camino, todos podrán beneficiarse de la riqueza y la creatividad de los pasos dados por las Iglesias locales, recogiendo los frutos en sus agrupaciones territoriales (Provincias, Conferencias Episcopales, Reuniones Internacionales de las Conferencias Episcopales, etc.).
El itinerario será también la ocasión para evaluar juntos las decisiones tomadas a nivel local y reconocer los progresos realizados en materia de sinodalidad (cf. n. 9). Gracias a este itinerario, el Santo Padre podrá escuchar y confirmar las orientaciones consideradas válidas para la Iglesia entera (cf. nn. 12 y 131). Por último, este proceso constituye el marco en el que situar las múltiples iniciativas de aplicación de las orientaciones del Sínodo, en particular los resultados de los trabajos de los Grupos de Estudio y las aportaciones de la Comisión de Derecho Canónico.
Los obispos españoles celebran del 18 al 22 de noviembre su 126ª Asamblea Plenaria en la sede de la Conferencia Episcopal Española. El secretario general, Mons. Francisco César García Magán, informa en rueda de prensa, el viernes 22 de noviembre, de los trabajos que se están realizado en este encuentro.
Cercanía y solidaridad con las víctimas de la DANA y con todos los afectados
En el marco de esta Asamblea, los obispos se trasladaron el martes, 19 de noviembre, a la catedral de la Almudena para celebrar, a las 19.00 horas, la eucaristía en memoria de las víctimas de la DANA y de todos los afectados.
Una celebración que quiso ser «en primer lugar, un gesto de cercanía y de solidaridad con todos los que están sufriendo» como señaló en su homilía el arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent.
Como ya anunció Mons. Argüello, el domingo 24 de noviembre, fiesta de Cristo Rey, la Conferencia Episcopal convoca una colecta en todas las eucaristías que se realicen en España en favor de los damnificados por esta catástrofe. La Conferencia Episcopal de Eslovaquia y la de México han comunicado que se unen a esta iniciativa con sendos donativos. También la Iglesia de Montserrat en Roma va a organizar un concierto solidario con este fin.
El presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Luis Argüello, también tuvo presente en su discurso inaugural la catástrofe provocada por la riada: “En nombre de todos, permitidme elevar una oración por el eterno descanso de los fallecidos a causa de las feroces inundaciones vividas en Valencia, Albacete y otros lugares de nuestra tierra, un abrazo a los damnificados con el compromiso de seguir con nuestra ayuda material y espiritual; también un reconocimiento agradecido a quienes protagonizan una «ola de solidaridad».
El nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito C. Auza, en su saludo a la Asamblea, se unió “a las expresiones de este episcopado” y destacó “el arrojo de los jóvenes y la colaboración de los mayores”. No ha faltado, “a pesar de la oscuridad, la grandeza de tantos corazones, generosos y sensibles ante la situación”.
Con el discurso del Presidente de la CEE y el saludo del Nuncio apostólico comenzaba el lunes, 18 de noviembre, la Asamblea.
Servicio de coordinación y asesoramiento de las oficinas para la protección de menores
El Servicio de coordinación y asesoramiento de las Oficinas ha informado sobre el trabajo que realizan en la actualidad en áreas como la formación, el asesoramiento al trabajo puntual de las Oficinas y la asistencia jurídica. Han informado sobre los siete encuentros de formación y prevención en los que han participado cerca de 1.400 personas de todas las áreas de la acción de la Iglesia.
El Servicio ha planteado un horizonte amplio de futuro y se ha insistido en la creación de una red de trabajo conjunto para salvaguardar al menor en los entornos eclesiales. Al mismo tiempo, desea ofrecer una propuesta a la sociedad para comprender que la Iglesia está en la acogida, atención, reparación de las víctimas y en la prevención y en la formación de las personas que, en la Iglesia y en la sociedad, trabajan con menores. Han señalado que la evangelización pasa por el cuidado y protección de menores y vulnerables.
Las situaciones dolorosas que se han vivido sirven para consolidar los cauces de sanación y de reparación, por lo que el trabajo que se realiza se apoya en las Oficinas, ofreciéndoles criterios formativos y preventivos y creando una red de espacios para que se inserte la justicia restaurativa.
El presidente de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad Humana, Mons. Fernando García Cadiñanos, ha presentado el proyecto “Hospitalidad Atlántica”. Un proyectoque nace de un encuentro convocado, hace dos años, por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral con los obispos de las diócesis involucradas en la Ruta Atlántica, que es como se denomina al camino migratorio que se utiliza desde el continente africano para alcanzar Europa a través de las Islas Canarias.
A raíz de esta reunión, el departamento de Migraciones de la CEE impulsó la puesta en marcha de un trabajo en red que se concreta en el proyecto Hospitalidad Atlántica, una red eclesial formada por 10 países y 26 diócesis de España y África. Sus tres objetivos principales son: ofrecer información veraz, salvar vidas y trabajar en red (presentación del proyecto).
Proyecto marco de Pastoral juvenil
Por su parte, la Subcomisión Episcopal para la Juventud y la Infancia trabaja en el proyecto marco de Pastoral juvenil, que ha llevado a la Plenaria su presidente, Mons. Arturo Pablo Ros. En este proyecto se marca el camino que la Iglesia en España quiere realizar con sus miembros más jóvenes. Como adelantó Mons. Argüello en su discurso inaugural, el borrador se ha elaborado siguiendo el esquema del documento final de la XV Asamblea general del Sínodo, celebrada en octubre de 2018, sobre el tema: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.
Tres acontecimientos relevantes en la vida de la Iglesia en este curso:
Asamblea General del Sínodo de los Obispos
La XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, cuya fase final se celebró en Roma el pasado mes de octubre, también ha ocupado un tiempo de la Plenaria. Mons. Argüello, que participó en la Asamblea, ha propuesto profundizar en el documento final con la misma metodología que se ha seguido en el Sínodo: una “conversación en el Espíritu”.
Para llevarlo a cabo, los obispos se han distribuido en once grupos de trabajo en los que se ha puesto el foco de la “conversación” en responder, desde el documento Final, ¿Qué llamadas recibimos para crecer en Comunión misionera?, especialmente en el ámbito de nuestra Conferencia Episcopal. Después, ya en Asamblea, se ha dialogado sobre las tres sugerencias concretas y comunes que aportó cada grupo.
Jubileo 2025
El papa Francisco abrirá oficialmente el próximo 24 de diciembre el Jubileo 2025 y el director del Secretariado para el Jubileo, Francisco Julián Romero, ha avanzado algunos aspectos concretos sobre las peregrinaciones con las que la CEE va a participar en las distintas convocatorias organizadas con el lema “Peregrinos de esperanza”.
La Conferencia Episcopal ha impulsado la preparación de la Iglesia en España para la celebración de este Jubileo. En 2023 se difundieron los “Cuadernos del Concilio” siguiendo la voluntad del papa Francisco de renovar el conocimiento del Concilio Vaticano II y de sus cuatro grandes constituciones. Este curso, se ha promovido la publicación de ocho textos bajo el epígrafe “Apuntes sobre la oración”.
Congreso Nacional de Vocaciones
Un tercer acontecimiento relevante en la vida de la Iglesia en este curso va a ser el Congreso Nacional de Vocaciones “¿Para quién soy? Asamblea de llamados a la misión”, que se va a celebrar en Madrid del 7 al 9 de febrero. Con este encuentro, la CEE cierra el ciclo del plan pastoral 2021-2025.
El presidente de la CEE, Mons. Luis Argüello, como responsable del Servicio de Pastoral Vocacional, ha adelantado algunos datos sobre la preparación de este Congreso que quiere ser una “gran fiesta” de la Iglesia para avivar en el Pueblo de Dios el deseo y la necesidad de las vocaciones (presentación del Congreso).
Reforma de los seminarios y reestructuración de los institutos teológicos y superiores de ciencias religiosas
Los obispos han dialogado sobre el documento final del plan de puesta en marcha de los criterios para la reforma de los seminarios en España. Mons. Jesús Vidal, Referente Apostólico para la aplicación de los Criterios para la reforma de los Seminarios en España, ha llevado a la Plenaria la versión definitiva, que será remitido al cardenal Lazzaro You Heung-Sik, prefecto del Dicasterio para el Clero.
Mons. Argüello y el presidente de la Subcomisión Episcopal para las Universidades y Cultura, Mons. Juan Antonio Martínez Camino, han informado sobre la propuesta del Dicasterio para la Educación Católica para la reestructuración de los institutos teológicos e institutos superiores de ciencias religiosas. Siguiendo las indicaciones de este Dicasterio, la Plenaria ha aprobado la creación de una Comisión Episcopal ad hoc que va a coordinar el estudio que van a llevar a cabo obispos y expertos en la naturaleza, misión y exigencias normativas de los Institutos eclesiásticos.
Otros asuntos del orden del día
Ha intervenido en el Plenaria la presidenta de Manos Unidas, Cecilia Pilar Gracia, que, con motivo del 65º aniversario de la primera Campaña contra el Hambre, ha informado sobre la actividad y la situación actual de esta asociación pública de fieles.
Además, el director de Ayuda a la Iglesia Necesitada, José María Gallardo, ha presentado la iniciativa internacional Redweek, con la que invita a abrir los ojos a la realidad de los cristianos perseguidos en el mundo a causa de su fe. Entre el 18 y el 24 de noviembre, esta campaña se visibiliza con la iluminación en rojo de catedrales, iglesias, monumentos y edificios civiles. Además, se celebran vigilias y eucaristías y se organizan exposiciones, conferencias y testimonios en vivo de cristianos que han experimentado persecución religiosa.
Los obispos también han recibido información sobre el estado actual del grupo Ábside (TRECE Y COPE), del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, y del Órgano de Cumplimiento Normativo (Compliance), que ha presentado un informe con las conclusiones de la primera fase de su trabajo, que, siguiendo el calendario previsto, ya ha concluido.
La Plenaria ha dedicado un tiempo para que los presidentes de las Comisiones Episcopales comuniquen sus actividades y proyectos. Además, se han abordado distintos asuntos de seguimiento.
Como es habitual en la Plenaria de noviembre, los obispos han dado su visto bueno al presupuesto del Fondo Común Interdiocesano y de la Conferencia Episcopal para 2025, que se presentarán próximamente.
La semana pasada se hizo público el Instrumentum Laboris, el instrumento de trabajo para la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar del 2 al 27 de octubre de 2024. «Cómo ser una Iglesia sinodal misionera» es el título que encabeza este nuevo documento, que está en continuidad con todo el proceso sinodal iniciado en 2021.
El Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, ha remitido el documento a los miembros de los grupos sinodales de nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón. “La experiencia enriquecedora de escucharnos y caminar juntos siendo Iglesia Sinodal, a través de la oración, el diálogo y el discernimiento, ha iluminado varias cuestiones que recoge el Instrumentum Laboris”, explica.
Las primeras páginas repasan, a modo de introducción, el camino recorrido hasta ahora. Le sigue un apartado dedicado a los Fundamentos de la comprensión de la sinodalidad, que vuelve a proponer la conciencia madurada a lo largo del camino y establecida por la Primera Sesión.
Después, incluye tres partes estrechamente relacionadas, que iluminan la vida sinodal misionera de la Iglesia desde diferentes perspectivas. La primera, desde la perspectiva de las relaciones con el Señor, entre los hermanos y hermanas y entre las Iglesias. La segunda, desde la perspectiva de los caminos que sostienen y alimentan en lo concreto el dinamismo de las relaciones. Y la tercera, desde la perspectiva de los lugares que, contra la tentación de un universalismo abstracto, hablan de la realidad de los contextos en los que se encarnan las relaciones, con su variedad, pluralidad e interconexión, y con su arraigo en el fundamento del que nace la profesión de fe, según se explica en la introducción. El documento se cierra con una conclusión sobre la Iglesia sinodal en el mundo.
“En la belleza del camino sinodal reafirmamos el método de la conversación en el Espíritu, que introducimos en el último Consejo Diocesano de Pastoral como método de trabajo y de consulta”, indica el Vicario de Pastoral. Junto al Instrumentum Laboris y un resumen que ha realizado la Secretaría General del Sínodo con las preguntas más frecuentes, ha enviado también un esquema de “La conversación en el Espíritu”, un método de discernimiento que se está utilizando en las asambleas sinodales. “Es una adaptación para el Consejo Diocesano de Pastoral, pero puede servir para otros momentos de discernimiento de vuestros movimientos y parroquias”, señala.
El Papa Francisco convocó en 2021 a toda la Iglesia a participar en la preparación del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, que lleva por título “Por una Iglesia sinodal: Comunión, Participación y Misión”. Celebradas las fases diocesana y continental, el 4 de octubre, el Papa abrirá la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que concluirá el día 29 del mismo mes.
El Sínodo es antes que nada un acontecimiento de oración y de escucha de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo que ha de involucrar no sólo a los miembros de la Asamblea sinodal, sino también a cada bautizado y a cada Iglesia diocesana. Todos hemos de orar personalmente y en comunidad por la Asamblea sinodal para que sepa discernir lo que el Señor pide hoy a su Iglesia siendo fiel a la misión que Él le ha confiado. “Sin oración no habrá Sínodo”, nos dice el Papa Francisco. Elevemos a Dios “una oración incesante” (Hch 12,5) por el Santo Padre y por todos los miembros de la Asamblea sinodal, que como acontecimiento eclesial concierne a todos los bautizados.
Oremos para que los trabajos, las deliberaciones y las propuestas de la Asamblea sinodal partan siempre de la escucha orante de la Palabra de Dios revelada, tal como nos llega en la Sagrada Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia; y, de otro lado, para que sus trabajos estén impregnados por la escucha dócil de lo que el Espíritu Santo dice hoy a la Iglesia buscando en todo momento conocer la voluntad de Dios. Hemos de conocer la situación de la Iglesia y sus necesidades, hemos de escuchar las peticiones y deseos de bautizados y no bautizados, hemos de conocer las necesidades y problemas de la sociedad actual, de la humanidad y de la creación. Pero las respuestas han de buscarse en la escucha de Palabra de Dios y del Espíritu Santo, y no en ideologías de moda. El objetivo principal de la Asamblea debería ser –como el lema indica- fortalecer la comunión de los hombres con Dios y de los hombres entre sí en Cristo Vivo para salir con esperanza a la misión, alentando a la participación de todos los bautizados, cada uno según su vocación, ministerio y carisma. Sólo unidos vitalmente en Cristo Vivo, como sarmientos a la Vid, caminaremos y saldremos juntos y con esperanza a la misión que Él nos ha encomendado.
La Iglesia fundada por Jesucristo es un don del amor de Dios. Está formada por hombres y mujeres, pero no tiene su origen en la decisión de unas personas que se asocian por unas ideas o para conseguir unos fines religiosos, políticos o filantrópicos. La Iglesia de Cristo tiene su origen y su meta en Dios mismo. La Iglesia es “un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (LG 4). La Iglesia, su comunión y su misión, por tanto, no viene de nuestra capacidad organizativa, sino que encuentra el manantial de su vida y misión en la comunión de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: este amor eterno es la fuente de la que procede y la meta a la que debe tender nuestra Iglesia. La Trinidad es el modelo de unidad en la diversidad, y genera y plasma la Iglesia como misterio de comunión para la misión, que llama a la participación de todos en su vida y en misión. En la adoración podemos descubrir con asombro lo que Dios dice a su Iglesia y lo que el Espíritu suscita también hoy en ella, sabiendo que el Señor resucitado está presente en su Iglesia y la guía por su Espíritu.
Orar es también interceder ante Dios. Creamos en la eficacia de la oración de intercesión, hecha con fe, humildad y perseverancia. Y pidamos al Señor que ilumine las mentes y los corazones de los participantes en la Asamblea sinodal con los dones de la sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios, para que sepan discernir y hacer su voluntad en bien de la comunión y de la misión. Cuando intercedemos ante Dios por la Asamblea sinodal nos hacernos también cargo de su celebración y nos sabemos partícipes porque pertenecemos al Pueblo de Dios. Y, por último, la oración por la Asamblea es acción de gracias a Dios: hemos de reconocer la primacía de la gracia de Dios, en todas nuestras obras y en la vida de la Iglesia. “Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles” nos dice el salmista (Salmo 126, 1).
Oremos por la Asamblea sinodal personalmente y en comunidad durante todo el tiempo de su duración. Ruego que se ore especialmente por la Asamblea en todas las Misas del día 1 de octubre, XXVI domingo del Tiempo Ordinario, teniendo presente esta intención en la predicación, en la oración de los fieles y en la bendición final.
El próximo mes de octubre tendrá lugar el Sínodo convocado por el Papa Francisco, dedicado al tema de la sinodalidad. Se trata de la fase final de un largo proceso de escucha del pueblo de Dios en las Iglesias locales y de las posteriores etapas desarrolladas por parte de las Conferencias Episcopales y Asambleas Continentales.
La primera sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos tendrá lugar en Roma del 4 al 29 de octubre, y el Papa Francisco ha dedicado la intención de oración del mes de octubre a rezar por este acontecimiento: «Sin oración no habrá Sínodo», nos recuerda el Papa.
También nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, hace una llamada a los fieles de la Diócesis a participar mediante la oración por este gran acontecimiento para la Iglesia Universal, que se inaugurará en el Vaticano el 4 de octubre, pues es ante todo un acontecimiento espiritual, de oración y de escucha del Espíritu Santo, verdadero protagonista del evento.
Además, a pocos días de comenzar los trabajos de la Asamblea, hemos recibido desde Roma un subsidio para la oración comunitaria, que contiene la oración de los fieles de los domingos XXV y XXVI del tiempo ordinario y de las ferias de ambas semanas, y para la bendición solemne de este último domingo, el inmediatamente anterior al comienzo de la Asamblea Sinodal.
También, desde la Comisión Episcopal para la Liturgia se enviará próximamente un nuevo subsidio, con materiales para la oración durante el transcurso de la Asamblea.
Fase Diocesana del Sínodo de los Obispos
Cabe recordar que la fase diocesana del Sínodo en Segorbe-Castellón terminó en junio del año pasado con la celebración de la Asamblea de clausura, y en la que se presentó la “Síntesis Diocesana en el Proceso Sinodal” con las principales aportaciones de los grupos que participaron.
En la Diócesis participaron cerca de 2.000 personas repartidas en unos 180 grupos, con una edad media un poco superior a los 55 años. Fueron 73 las parroquias que crearon grupos sinodales, 8 congregaciones religiosas, 3 instituciones educativas, 9 instituciones de distintos carismas, y 60 participaciones en el cuestionario online.
Desde que diera comienzo en octubre de 2021, esta fase estuvo centrada en las Iglesias particulares y otras realidades eclesiales que pusieron “en escucha” a todo el Pueblo de Dios, sin excluir a nadie, y que en Segorbe-Castellón integramos en la Reflexión Diocesana, en el contexto de la celebración del Año Jubilar.
Un hito importante en la puesta en marcha del proceso fue la visita de nuestro Obispo a todos los Arciprestazgos. Además, fue acogido con gran alegría e ilusión, pero también con gran responsabilidad, y la mayoría de los participantes manifestó su gratitud por el hecho de poder participar, aportar su propio punto de vista y experiencia, y ser escuchados.
En febrero de este año tuvo lugar la segunda de las tres fases del Sínodo 2021-2024, en nuestro caso con la Asamblea continental europea del Sínodo 2021-2024 celebrada en Praga, y que reunió a los delegados y presidentes de las distintas Conferencias Episcopales de Europa.
En este encuentro se presentó la Síntesis definitiva de la propuesta de la Iglesia en España para esta asamblea continental. El texto recogió las aportaciones que enviaron las diócesis, movimientos, congregaciones y distintos grupos.
Fase universal: Asamblea General del Sínodo de los Obispos
Los tres temas centrales que estarán en el centro de los trabajos de la Asamblea sinodal de octubre se relacionan con las tres palabras que constituyen el tema del Sínodo: la cuestión de cómo crecer en comunión acogiendo a todos, en fidelidad al Evangelio; la cuestión de los modos concretos de corresponsabilidad, reconociendo y valorando la aportación de cada bautizado con vistas a la misión común; y la identificación de estructuras y dinámicas de gobierno a través de las cuales articular en el tiempo la participación y la autoridad en una Iglesia sinodal misionera.
Fruto de todo el proceso de escucha, los participantes en esta Asamblea trabajarán con el Instrumentum Laboris, como un instrumento para el discernimiento.
Esta mañana se ha reunido, en el Seminario Mater Dei, el Consejo Diocesano de Pastoral, el órgano consultivo del Obispo en el que están representadas todas las realidades de la Diócesis. Ha sido la primera sesión de este nuevo curso pastoral y la tercera desde que se nombrara este nuevo Consejo en marzo de 2021.
Tal como estaba previsto en el orden del día, la jornada ha comenzado con la oración en la Capilla del Seminario en la que han participado los representantes de los diferentes arciprestazgos, delegaciones, sacerdotes, diáconos, religiosos, entidades y movimientos, ante el Santísimo Sacramento del Altar que ha permanecido expuesto durante este tiempo inicial de oración.
En esta primera reunión plenaria del curso pastoral actual, se ha tenido muy presente la fase diocesana del Sínodo de los Obispos en la que nuestra Diócesis está inmersa desde el pasado 16 de octubre. Así lo ha recordado D. Casimiro en las palabras de acogida y bienvenida que ha ofrecido al plenario tras la lectura del acta de la sesión anterior que ha sido aprobada por unanimidad de los presentes.
El Obispo de la Diócesis ha puesto en énfasis en el periodo de reflexión en el que nos encontramos como Iglesia diocesana «siempre movidos por la acción del Espíritu Santo para centrar la atención en lo que somos», en un año tan extraordinario como el actual en el que también se celebra el Año Jubilar con motivo del 775 aniversario de la Sede Episcopal de Segorbe. Ha destacado, en este sentido, «la tarea ineludible que, como miembros de este Consejo representativo de todas las realidades diocesanas, tenéis en llevar a los otros lo que vive nuestra Iglesia diocesana unida a la Iglesia Universal». Por ello, ha insistido, «hay que poner nuestra mirada en la acción del Espíritu», recordando además que mañana se celebra la Jornada de la Iglesia Diocesana que nos ha de servir para sentirla, amarla y vivirla.
Como don de Dios y por ser porción de ese pueblo elegido por Él y hechura suya, ha remarcado D. Casimiro, «hemos de caminar y participar en la vida y en la misión de la Iglesia y hacerlo unidos en comunión, participación y misión porque esto nos enriquece, nos fortalece y nos alienta». Quienes más responsabilidad tienen, ha dicho el Obispo incluyéndose, «debemos implicarnos para que todo el mundo tenga la posibilidad de integrarse en este proceso de oración y de reflexión para caminar como Iglesia diocesana y acoger el año de Gracia del Señor que nos disponemos a celebrar.» Un año, ha insistido, «que nos ha de servir para convertirnos a nivel personal y en comunidad poniendo nuestra mirada y nuestro corazón en Dios».
A continuación, el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, ha presentado la sinodalidad como «un evento del Espíritu que requiere una respuesta de nosotros y supone una dimensión orante fundamental que lleva al encuentro personal y en comunidad con Cristo». Este proceso sinodal, indicó, «busca la renovación y revitalización; renueva y revitaliza a la Iglesia, y es reformador por cuanto nos llama a la conversión personal y comunitaria».
La exposición del Vicario de Pastoral ha servido también para reforzar la invitación de nuestro Obispo a participar en este proceso como Iglesia diocesana a partir de «la oración y la reflexión para caminar juntos y aprender como Iglesia, a partir de lo experimentado, para vivir la comunión y a abrirnos a la misión evangelizadora de llevar la Buena Noticia y la presencia de Cristo en medio del mundo».
Tras el rezo del Ángelus se han formado grupos de trabajo que han motivado la reflexión respecto a las cuestiones más importantes de este curso para, tal como advierte nuestro Obispo en su Carta pastoral, contribuir al «discernimiento comunitario caminando juntos» (pag.62) a partir de nuestra participación en la reflexión diocesana, y también nuestra preparación espiritual para vivir y celebrar el Año Jubilar (págs. 27-30), así como concretar, a partir de la realidad de cada uno (parroquia, arciprestazgo, movimiento, asociación, etc) nuestra implicación en el proceso sinodal.
Las aportaciones de cada uno de los grupos de trabajo se han puesto en común y se trasladarán a los respectivos consejos, delegaciones y representaciones.
En el Consejo Diocesano de Pastoral celebrado hoy también se ha presentado al Rvdo. D. Juan Gregorio Señor Benedí, en representación de los religiosos, que sustituye a Vicente Enrique Pico; y a la Hermana María Montserrat Ferrer Julia, en representación de las religiosas de vida activa de enseñanza, quien sustituye a la Hermana Fuensanta Peñaranda.
Hermanas y hermanos, muy amados todos en el Señor!
Comienza el proceso sinodal
1. El Señor Jesús nos ha convocado a esta Eucaristía para inaugurar la fase diocesana del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en Roma en octubre de 2023, bajo el título “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. El pasado Domingo lo hacía el Papa Francisco en Roma para toda la Iglesia y este fin de semana se hará en todas las diócesis del mundo. Nuestra Iglesia diocesana se une cordialmente al deseo del Santo Padre. El proceso sinodal que hoy se abre, no hace sino enriquecer y reforzar el camino de oración, reflexión y discernimiento que ya iniciamos en nuestra diócesis en la Jornada de Inicio del presente curso pastoral, el pasado 18 de septiembre. Unidos a la Iglesia universal en este itinerario sinodal, nos queremos preparar para el Año Jubilar diocesano, un año de gracia que Dios nos concede para crecer en comunión y salir a la misión.
Bajo una nueva efusión del Espíritu Santo
2. Antes de nada volvamos esta mañana nuestra mirada al Señor Resucitado, realmente presente en nuestra Asamblea, y pidámosle con fe viva una nueva efusión del Espíritu Santo sobre nosotros y sobre nuestra Iglesia diocesana, para que el Espíritu nos guie e ilumine en este proceso sinodal. Jesús prometió a sus Apóstoles que les enviaría el don del Padre: el Espíritu Santo (cf. Jn 15, 26). Esta promesa la cumplió el día de Pentecostés, cuando el Espíritu descendió sobre los discípulos en el Cenáculo. Aquel día todos “se llenaron todos de Espíritu Santo” (Hch 2, 4) y salieron por las calles de Jerusalén a proclamar las grandezas de Dios. Cristo Jesús, glorificado a la derecha del Padre, sigue enviando el Espíritu vivificante a quien lo suplica con fe; y el Espíritu sigue derramándose sobre las personas, comunidades y sobre toda nuestra Iglesia.
Abramos nuestros corazones a una nueva efusión del Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no podremos caminar juntos, en sinodalidad, como Iglesia peregrina del Señor. El Espíritu Santo es como el alma de nuestra Iglesia. Sin Él no podemos hacer nada. Él es el Maestro interior, que nos enseña a orar juntos, a escuchar la voz del Resucitado, a mirar nuestra realidad y nuestra sociedad con los ojos del Señor. Él es la memoria viviente de Jesús en su Iglesia, que nos recuerda todo lo que dijo e hizo, y cómo lo dijo e hizo. El Espíritu Santo nos guía “hasta la verdad plena” (Jn 16, 13) y nos introduce en la verdad y en la belleza del Evangelio.
Si abrimos nuestro corazón al Espíritu Santo, Él nos llevará a recorrer este camino sinodal, abiertos a la novedad de Dios que siempre nos sorprende. Cuanto más generosa sea nuestra docilidad al Espíritu, en mayor medida la persona y las palabras de Jesús se harán vida en nosotros en nuestras actitudes, opciones y gestos. El Espíritu Santo nos ayudará a estar con Dios y nos llevará al encuentro con nuestros hermanos y conciudadanos, a escucharlos para conocer sus inquietudes y sufrimientos, sus preguntas y esperanzas. El nos hará ‘canales’ humildes y dóciles de la Palabra de Dios. Llenos del Espíritu de amor, podremos ser signos e instrumentos del amor y de la misericordia de Dios.
El Espíritu Santo renovará y cambiará nuestros corazones. El Espíritu Santo liberará nuestros corazones bloqueados y vencerá nuestra resistencias y mediocridades; también nuestra indiferencia ante el camino sinodal. Él nos empuja a dejar la comodidad, nos despereza en nuestra tibieza y mantiene joven el corazón de todo discípulo del Señor. El Espíritu Santo agranda los corazones para acoger al hermano y a la hermana, por muy diferente que sea o piense. Él nos enseña a acoger al otro como un don de Dios para mí y la comunidad, y a valorar así los carismas, la vocación y el ministerio de los demás. El Espíritu Santo desbloquea la falta de sintonía con caminos y espiritualidades legítimas en nuestra Iglesia, aunque no sean las nuestras. Él crea la unidad en la diversidad y en las distancias. De este modo, el Espíritu Santo hace que renazca en nosotros la alegría de pertenecer a esta Iglesia del Señor, que peregrina en Segorbe-Castellón.
“Ven, Espíritu Santo, riega nuestra tierra en sequía, sana nuestro corazón enfermo, lava nuestras manchas e infunde calor de vida en nuestro hielo”.
3. Para caminar juntos como Iglesia peregrina
Todos los miembros de nuestra Iglesia diocesana estamos convocados e invitados a implicarnos en este proceso sinodal, a caminar juntos en este proceso de oración y reflexión, dóciles a la Palabra de Dios, a la acción del Espíritu Santo, en el contexto actual y ante la realidad que vivimos.
Todos los bautizados -laicos, consagrados, diáconos, sacerdotes y Obispo-, como miembros del único Cuerpo de Cristo (cf. 1 Cor 12,13), compartimos una misma dignidad y una vocación común por el Bautismo. Cada uno tenemos una vocación, un carisma, un ministerio y responsabilidad distinta, pero todos estamos llamados, en virtud de nuestro Bautismo, a caminar juntos en la vida de nuestra la Iglesia: esta debería ser siempre nuestra forma de ser y de actuar. Nada expresa mejor que somos Iglesia peregrina y misionera como el caminar juntos y reunirnos en Asamblea del Pueblo de Dios convocado por el Señor Jesús para vivir en comunión y salir a anunciar el Evangelio.
Por ello, todos estamos convocados a participar en este proceso sinodal inscribiéndonos y participando en los grupos de oración y reflexión. Hoy se pone a disposición de todos, el material de ayuda para este proceso. Pido a Dios para que estos grupos se creen en todas las parroquias, también en las pequeñas, en otras comunidades eclesiales, en los movimientos, en las comunidades religiosas y en los grupos eclesiales. De nosotros, queridos sacerdotes, y de los responsables depende en gran medida que así ocurra. Todos -mujeres y hombres, jóvenes y ancianos-, todos estamos invitados a escucharnos unos a otros, para oír los impulsos del Espíritu Santo. Él guía nuestros esfuerzos humanos, da vida y vitalidad a nuestra Iglesia y nos lleva a una comunión más profunda para nuestra misión en el mundo. Si acogemos con gratitud este momento de gracia de Dios, el proceso sinodal ayudará sin duda alguna a revitalizar nuestra Iglesia, en sus miembros y en sus comunidades.
Para que este proceso sea verdaderamente sinodal, debemos hacer todo lo posible para sabernos escuchar y dialogar con humildad y caridad, con autenticidad y verdad para convertirnos en la Iglesia que Dios nos llama a ser. Como nos dice el Papa Francisco, “hacer sínodo es ponerse en el mismo camino del Verbo hecho hombre, es seguir sus huellas, escuchando su Palabra junto a las palabras de los demás. Es descubrir con asombro que el Espíritu Santo siempre sopla de modo sorprendente, sugiriendo recorridos y lenguajes nuevos. Es un ejercicio lento, quizá fatigoso, para aprender a escucharnos mutuamente -obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, todos, todos los bautizados- evitando respuestas artificiales y superficiales, respuestas prêt-à-porter, no. El Espíritu nos pide que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante. No insonoricemos el corazón, no nos blindemos dentro de nuestras certezas. Las certezas tantas veces nos cierran. Escuchémonos” (Homilía de apertura del proceso sinodal, 7 de octubre de 2021).
4. Y discernir los caminos que el Señor nos indica para la misión
El proceso sinodal es, ante todo, un proceso espiritual, para discernir los caminos que el Señor nos indica hoy para la misión. No es, pues, un ejercicio de recopilación de datos, ni una serie de reuniones para responder a unas preguntas. No es un debate para ver qué opinión se impone, ni un ajuste de cuentas con quien o con lo que no estoy de acuerdo.
Nuestra escucha sinodal está orientada al discernimiento. A partir de la lectura orante de la Palabra de Dios, nos escucharemos con humildad unos a otros, escucharemos nuestra tradición de fe y los signos de los tiempos, para discernir lo que Dios nos dice a todos. El Papa Francisco clarifica los dos objetivos interrelacionados de este proceso sinodal de escucha y discernimiento: “escucha de Dios, hasta escuchar con él el clamor del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama”.
La pregunta que nos debe mover es cómo ser hoy una Iglesia evangelizada y misionera; es decir, qué renovación y conversión -personal y comunitaria-, qué conversión pastoral necesitamos, y qué caminos –actitudes, medios, métodos, ámbitos, lenguajes y acciones- hemos de seguir todos como Iglesia diocesana para cumplir hoy con la misión que Jesús ha puesto en nuestras manos. El nos dice hoy una vez más: “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado”.
No hay respuestas preestablecidas ante las dificultades para evangelizar hoy. Hemos de buscarlas entre todos por el sendero del discernimiento comunitario. Pues todos somos corresponsables, cada uno según su carisma, vocación y ministerio, para llevar juntos a cabo la tarea evangelizadora en la Iglesia y en el mundo. Se trata de ponernos a la escucha del Señor y de los deseos y gemidos de nuestros contemporáneos para descubrir el plan de Dios, su voluntad, los caminos que el Señor nos indica para ser sus discípulos misioneros aquí y ahora.
Que la Virgen de la Cueva Santa, nuestra patrona, nos enseñe a escuchar, a discernir y a aceptar la voluntad de Dios en este tiempo. Que ella nos guíe y aliente en este proceso sinodal. Que san Pascual Bailón interceda por nosotros para que sepamos acoger este momento de gracia de Dios a nuestra Iglesia diocesana. Amén.
Ayer martes se hizo el traslado de la Virgen del Rosario desde el local social de la Asociación Hijas de María del Rosario de Vila-real a la Arciprestal de San Jaime. Los actos comenzaron el domingo pasado con el pregón. Con la llegada de la imagen comienzan los actos más propiamente religiosos.
Esta mañana de miércoles se inician las 40 horas de adoración ininterrumpidas al Santísimo. El sábado, después de la Misa de las 19:30h, se rezará el Rosario cantado por las calles de la población que este año ha renovado el soporte grabado. Y el domingo 1 será la fiesta principal con la Eucaristía a las 10:30h y procesión por la tarde.
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