lecturas comentario miercoles viii tiempo ordinario

1ª LECTURA

1ª Corintios 10, 14-22


Queridos hermanos, huid de la idolatría. Os hablo como a personas sensatas; juzgad vosotros lo que digo.
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo?
Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan. Considerad al Israel según la carne: ¿los que comen de la víctimas no se unen al altar?
¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas sacrificadas a los ídolos son algo o que los ídolos son algo? No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios; y no quiero que os unáis a los demonios.
No podéis beber del cáliz del Señor y del cáliz de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. ¿O vamos a provocar los celos del Señor? ¿Acaso somos más fuertes que él?

SALMO

Sal 30, 2-3a. 3b-4. 5-6. 15-16. 20
R. Sálvame, Señor, por tu misericordia.

A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí. R.
Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R.
Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. R.
Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios».
En tu mano están mis azares: líbrame de los enemigos que me persiguen. R.
Qué bondad tan grande, Señor, reservas para los que te temen,
y concedes a los que a ti se acogen a la vista de todos. R.

EVANGELIO

Juan 19, 25-27

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que tanto amaba, dijo a su madre:
«Mujer, ahí tienes a tu hijo» Luego, dijo al discípulo:
«Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.