Martes de la 29ª Semana del TO. San Lucas evangelista
1ª LECTURA
Timoteo 4, 9-17a
Querido hermano:
Dimas me ha dejado, enamorado de este mundo presente, y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha
ido a Galacía; Tito, a Dalmacia; sólo Lucas está conmigo. Coge a Marcos y tráetelo contigo,pues me ayuda bien
en la tarea. A Tíquico lo he mandado a Éfeso. El abrigo que me dejé en Troas, en casa de Carpo, tráetelo al venir,
y los libros también, sobre todo los de pergamino.
Alejandro, el metalúrgico, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le pagará lo que ha hecho. Ten cuidado
con él también tú, porque se opuso violentamente a mis palabras.
La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el
Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar integro el mensaje, de modo que lo oyeran los gentiles.
Salmo: Sal 144, 10-11. 12-13ab. 17-18
R. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
EVANGELIO
Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los
pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni
sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero:
“Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os
pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: “Está cerca de vosotros el reino de Dios».
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