Ayuda a refugiados y cristianos perseguidos
Al regreso a nuestra actividad ordinaria y al comienzo de un nuevo curso escolar y pastoral nos encontramos con la mayor crisis migratoria en Europa después de la II Guerra Mundial. Cada día, los medios de comunicación ponen ante nuestros ojos escenas dramáticas de miles de personas y de familias que tienen que huir de sus hogares y países para salvar sus vidas, escenas de niños ahogados e imágenes de cristianos y otras personas perseguidos y brutalmente asesinados por razón de su fe. La brutal violencia de la guerra desencadenada en países del Oriente Medio y, en particular, en Siria está provocando que miles de personas busquen refugio en Europa.
El sufrimiento y la necesidad de tantas personas no nos puede dejar indiferentes; menos aún podemos cerrarnos en nuestros egoísmos nacionales o personales. Tenemos que pasar de la compasión emocional -pasajera y distante- a la acción comprometida, generosa y solidaria. No podemos mirar hacia otra parte. Todos somos responsables de todos: estados, gobiernos, instituciones, familias e individuos. Es la hora de la generosidad en la acogida de refugiados.
Esta situación nos interpela especialmente a los cristianos católicos y a nuestra Iglesia Diocesana. Estas personas y familias hacen resonar en nuestras conciencias la voz del Señor Jesús que nos impulsa con su gracia a vivir la caridad con todos: “Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40). Jesús no hace distinción ni acepción de personas por razón de raza, religión o procedencia. Habla sin más de los hambrientos y sedientos a los que hemos de dar de comer y beber, de los desnudos a los hemos de vestir y de los forasteros a los que hemos de acoger, como si del mismo Jesús se tratase.
Por todo ello he decidido crear una Comisión Diocesana de ayuda a los refugiados y cristianos perseguidos, integrada por el Vicario General y responsables de Caritas diocesana, del Secretariado de Migraciones y de las congregaciones religiosas presentes en nuestra Diócesis. Esta Comisión estudiará la situación entre nosotros; y en colaboración con las instituciones públicas responsables en esta materia o comprometidas con esta causa estudiará y dará curso a las peticiones de acogida de refugiados que se le presenten.
Además para responder a la necesidad de acogida de estos hermanos nuestros desplazados, nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón y Caritas Diocesana pondrán a disposición pisos donde puedan ser acogidas estas personas así como los medios y recursos necesarios para su nueva vida en nuestro país.
Hago un llamamiento a las parroquias, a los católicos y a las personas de buena voluntad a ser generosos poniendo también a disposición de esta urgente causa las viviendas de su propiedad, que no estén ocupadas, y aportando otros recursos y donativos para este fin. Cáritas Diocesana es la encargada de la coordinación, ejecución y gestión de las viviendas y otros recursos ofrecidos para este fin.
Aprovecho también para urgir a los Estados de la Unión Europea y para pedir a nuestros gobernantes que se impliquen con todos los medios lícitos en la pronta solución de horrible guerra y que sean sensibles ante el drama de los refugiados.
Finalmente os invito a todos a orar con insistencia al Padre de la Misericordia para que nos conceda el regalo de la paz para todas las naciones, en especial en Oriente Medio.
Con mi afecto y bendición,
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
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