«Proclamamos y cantamos la grandeza del Señor porque ha hecho obras grandes en María»
Cientos de fieles han abarrotado las calles y balcones mostrando fiel devoción a la Mare de Déu del Lledó a quien han acompañado, vitoreado y aplaudido durante el trayecto de la procesión que pasadas las 13h de la tarde arrancaba desde la Concatedral de Santa María.
El paseo que une las calles Colón y Zaragoza a la Plaza de la Independencia se han engalanado para la ocasión. Una interminable alfombra azul vestía solemnemente el asfalto y acogía a la Virgen del Lledó, Madre, Reina, Señora y Patrona de Castellón, portada a hombros por los barreros y custodiada por miembros de la Guardia Civil de la Comandancia de Castellón y la Policía Local, todos ellos vestidos de gala. Sobre ella, enormes banderolas centrales conmemorativas del Centenario y lema del Año Jubilar Mariano «Del Amor Nostre Senyora» intercalados con el escudo de la Ciudad.
Los fieles, que inmortalizaban la venerada imagen a su paso, se unían fervorosos a lo largo del recorrido, y desde los balcones han brotado pétalos de flores durante el trayecto. Acompañándola, el Nuncio Apostólico de S.S. en España, junto al Obispo de Segorbe-Castellón; el Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, Mons. Juan Antonio Reig Plá y Mons. Sergi Gordo, Obispo de Tortosa. Encabezaba la procesión el clero, seguidos de los miembros de la Real Cofradía del Lledó y la Junta de Camareras de la Virgen, y la concluía la Corporación Municipal y autoridades autonómicas, provinciales y locales.
La procesión culminaba en la Plaza de la Independencia junto al monolito que recuerda que, hace cien años fue Coronada la Patrona de Castellón. Así lo ha recordado la alcaldesa de Castellón, Dª Begonña Carrasco, que emocionada, manifestaba con orgullo «la feliz y gozosa jornada para festejar y proclamar el amor de Castellón hacia su Patrona y Señora». Ha recordado cómo hoy, el lugar «nos devuelve su mirada a la historia y resuenan los ecos de aquel día, que hoy, cien años después, seguimos escuchando a través del corazón».
Se ha referido a la Virgen como «piedra angular de nuestra historia, tradición, cultura y de nuestra fe» que hoy, en el día que se conmemora el centenario renovando el sentimiento lledonero «en perfecta comunión de Castellón con la Mare de Déu del Lledó».
Por su parte, el Nuncio Apostólico de S. S., Mons. Bernardito Auza, ha dado gracias a Dios «por la coronación de su Madre» sin olvidar a todos nuestros antepasados «que nos inculcaron e infundieron una especial devoción a la Madre de Dios» y ha exhortado a los presentes a asumir el compromiso «de transmitir a nuestros hijos, a nuestras familias, a nuestros vecinos y a todos cuantos nos encontremos el cariño por la Virgen para que ellos también la tengan como Madre».
Del mismo modo, ha puesto a los pies de la Virgen «las necesidades de todos los habitantes de Castellón, de todas vuestras familias, de los enfermos, de los pobres, de los necesitados de ayuda, de los que no creen o han perdido la fe, de cuantos necesitamos hacer más viva nuestra fe, y de imitarle mejor en nuestra vida, para que ella sea la intercesora de todos nosotros ante su Hijo, Señor nuestro y Jesucristo».
Intervención del Nuncio Apostólico, Mons. Bernardito Auza
Para terminar, Mons. Casimiro López Llorente, recordando el Canto del Magníficat, ha proclamado y cantado «la grandeza del señor porque ha hecho obras grandes en María». Ha dado gracias a la Mare de Déu «por dejar a Dios ser grande en tu persona y en tu vida, tú la humilde esclava del Señor, por atender nuestras alegrías y nuestras penas», dando gracias a Dios por tenerla como Patrona.
Intervención de Mons. Casimiro López Llorente
Ha celebrado «la numerosa y devota acogida de tu imagen coronada en las parroquias de la Ciudad, en colegios, en el albergue, en el centro penitenciario y en la Concatedral, o en los conciertos y en la ofrenda floral nos ha mostrado que la devoción hacia ti, Mare de Déu del Lledó, sigue muy viva en nuestro pueblo» durante las semanas que la Patrona ha estado visitando la ciudad.
Te proclamamos Reina, ha proseguido D. Casimiro, «porque eres la llena de gracia y del amor de Dios y nos llevas a la fuente de la gracia y del amor, que es Dios mismo». Se ha referido también a los tiempos recios que nos toca vivir «de secularización e indiferencia religiosa, de alejamiento de la fe y vida cristianas» y ha estado solícito al pedir que María «nos lleve al encuentro personal con Cristo vivo, el fruto bendito de tu vientre, para que se afiancen y aviven la fe y vida cristiana en todos los bautizados y seamos de verdad creyentes en tu Hijo y sus discípulos misioneros en nuestra sociedad».
También, en este tiempo en que se expande la cultura de la muerte, ha pedido intercesión a la Mare de Dé del Lledó para enseñarnos «a acoger y cuidar toda vida humana desde su concepción hasta su muerte natural; y que, reconociendo a Dios como Creador, trabajemos por una ‘ecología integral’, por el respeto y cuidado de toda la creación, cuyo centro es el ser humano y su dignidad sagrada en toda circunstancia». Finalmente ha exhortado a los presentes a abrir «de par en par nuestro corazón a Cristo Jesús».
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