SdD Teodora Celades García y Carlota Tena Fabregat, mártires seglares
Teodora Celades García, seglar
- Edad: 58 años
- Nacimiento: Villafranca del Cid, el 2 de julio de 1878
- Martirio: Villafranca del Cid, el 30 de marzo de 1937
- Sepultura actual: Cementerio de Villafranca del Cid
Carlota Tena Fabregat, seglar
- Edad: 44 años
- Nacimiento: Villafranca del Cid, el 28 de abril de 1892
- Martirio: Villafranca del Cid, el 30 de marzo de 1937
- Sepultura actual: Cementerio de Villafranca del Cid
La SdD Teodora Celades García nació en el seno de una familia humilde y con escasos recursos económicos. Casada y sin hijos, dedicaba su tiempo a las obras de piedad de la parroquia y a la caridad hacia los pobres. Aunque no tenía estudios, sus extraordinarias dotes naturales la capacitaban para participar en actos públicos cuando se trataba de defender la fe cristiana y la justicia social.
Por su parte, la SdD. Carlota Tena Fabregat estaba casada y era madre de dos hijos. Dotada de una gran cultura general -se educó en el Colegio de las Teresianas de Barcelona- puso sus cualidades al servicio de las obras asistenciales y evangelizadoras que se promovían en Villafranca. Enseñaba el catecismo a los niños.
Los que conocieron a ambas mujeres recuerdan cómo Teodora era la colabora fiel de Carlota, pues ésta, dotada de un rico patrimonio, ejercía abundantes obras de caridad a través de Teodora, pasando de este modo más desapercibida.
Al inicio de la persecución religiosa, confiscaron la casa de Carlota pasando a vivir a una casa más modesta. Ambas sufrieron mucho con la destrucción de la parroquia y la quema de imágenes y ornamentos sagrados.
Carlota fue detenida en un primer momento y puesta luego en libertad. Una monja le hizo la observación de que podía morir mártir, a lo que ella contestó: «no nos fusilarán porque no somos dignas de recibir el martirio». En marzo de 1937 encarcelaron a un grupo de mujeres, entre ellas Carlota y Teodora, que fueron puestas en una celda aparte. Allí, Teodora se negó a quitarse el crucifijo que llevaba en el pecho, pero los milicianos se lo arrancaron brutalmente. Ambas estaban dispuestas a morir por Jesucristo.
El 30 de marzo de 1937 las sacaron de la cárcel para llevarlas al cementerio de Villafranca. Fusilaron primero a Carlota que perdonó a sus verdugos al grito de «¡Viva Cristo Rey!» Al caer muerta se le levantó la falda y Teodora, en un gesto de caridad y pudor, se adelantó y se agachó para taparla con la misma falda. En ese momento, le dispararon por detrás y la mataron, cayendo sobre el cuerpo de Carlota. Sus cuerpos están enterrados en el cementerio de Villafranca del Cid.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!