ENTREVISTA DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA: «El bien con bien se paga»
Raúl Marín, feligrés de El Salvador de Castellón
Raúl Marín escoge el órgano para hacer la foto. Es el organista de la parroquia de El Salvador, en Castellón. También está coordinando desde hace unos meses la Cáritas parroquial. Su mujer, da catequesis, y su hijo mayor comienza a ayudar como voluntario, también en Cáritas. Asegura que “el bien con bien se paga”, y que como familia han recibido mucho de la Iglesia. Por eso decidieron comprometerse con una aportación mensual. Es un buen ejemplo de corresponsabilidad para el Día de la Iglesia Diocesana.
- ¿Por qué decidiste hacer una aportación mensual a la parroquia?
- Fue al inicio del confinamiento. Solíamos dar una aportación en Misa, pero desde el primer estado de alarma notamos que venía menos gente, que los gastos seguían siendo importantes y que la parroquia estaba necesitada. El párroco, Samuel Torrijo, hizo un video pidiendo ayuda y a partir de ahí nos abonamos. La que fue decisiva para tomar la decisión fue mi esposa. Ella acostumbra a hacer aportaciones a diferentes ONG’s, y al ver que dedicábamos más tiempo a Cáritas y a la parroquia, y que esa dedicación tiene sus frutos, nos hizo más responsables y decidimos colaborar. La Iglesia es como una fuente que reparte el agua, pero también es necesario cuidarla: venimos aquí y está todo preparado, tenemos un edificio que otros han hecho para nosotros y que hemos heredado hecho. El bien con bien se paga, y trabajar para la iglesia es trabajar para nosotros.
- ¿Qué hace que te sientas responsable del sostenimiento de la Iglesia?
- Es un paso detrás de otro. Con calma. Lo primero es aproximarnos a la Iglesia y ver que lo que se transmite en valores, cuando los llevamos a la práctica, hace bien a la familia. Ese bien es otro paso: si lo recibo, voy a involucrarme y a dar un tiempo ayudando en Cáritas. Y esto vuelve en otro bien. Cuando la familia lo ve, es el momento de decidir dar ese paso de hacer una aportación que será buena para todos. Una cosa lleva a otra, y ahora nuestro hijo también quiere ayudar en Cáritas como voluntario. Veo que crece como persona, se ve un chico de 17 años generoso, que se preocupa por los compañeros y ayuda cuando se le solicita, y ver estos frutos en los hijos es una alegría muy grande.
- ¿Qué te aporta la vida de la comunidad parroquial?
- Profesionalmente soy profesor, y como me gusta estudiar mi tentación sería meterme en casa y leer treinta libros de teología. Lo que pasa es que comprendo y estoy viviendo que necesito una comunidad. Por ejemplo, me viene muy bien ser voluntario de Cáritas para comprender qué es que Jesús está con los pobres. Es bonito decirlo, pero lo entiendes cuando estás ante una persona que viene llorando porque tiene hambre. O por ejemplo cuando una mujer vino a Cáritas porque quería que rezáramos para que su esposo no se separara; No todo es comida. A esa mujer le regalamos un rosario, la acompañamos… es llorar con ellos y alegrarse con ellos. Esto no se consigue en un libro. Se necesita una comunidad.
- En una balanza, ¿recibes o das más?
- Claramente es verdad lo que dice Jesús: das uno y recibes cien. No lo sabría cuantificar pero tiene muchos “efectos colaterales”: hace poco nos llegó una petición de ayuda, y hablando con la familia que vive en Barcelona ¡decidieron implicarse para responder a esta necesidad en Castellón! En mi es un efecto positivo que me hace valorar más lo que tengo, mi familia,porque nos queremos y ese cariño crece. Cuando las personas que tenemos al lado dedican un tiempo de su vida a ayudar a otros, eso genera confianza en los que están cerca. Son mucho efectos positivos que vienen. Y las personas que vienen se dan cuenta que es mucho más que hacer cosas, les interpela que haya gente que se preocupan por los otros sin ser familia, que les dedican un tiempo y un esfuerzo para que se sientan mejor.
- Con la crisis hay personas que pasan por muchos apuros económicos, y que pueden decirse que para colaborar con casi nada, no vale la pena. ¿Qué les dirías?
- Que hay muchas maneras de colaborar. Por ejemplo orando ¡y es muy barato! Ir a la iglesia, y hay espacio, es una manera muy buena porque hace bien a la persona que reza y también por los frutos de la intercesión. Quizás no tienes dinero, pero tienes fe y puedes ayudar dedicando tiempo en catequesis, o dando clases de música para los niños y que así se pueda crear un coro…
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