Jornada Mundial de la Juventud
Queridos diocesanos:
La lejanía de Sydney no puede hacernos olvidar que del 15 al 20 de este mes de Julio se celebrará en esta ciudad de Australia la XIII Jornada Mundial de la Juventud. Estas Jornadas, puestas en marcha por el Siervo de Dios Juan Pablo II, se han convertido en el evento juvenil más grande del mundo. Cada tres años, las Jornadas reúnen a jóvenes de todo el mundo para construir desde la fe cristiana puentes de amistad y esperanza entre los continentes, las gentes y las culturas.
Quien ha tenido la dicha de participar en alguna de estas Jornadas, sabe que es una experiencia inolvidable. El encuentro gozoso y festivo en el Señor Jesús con tantos jóvenes que comparten la misma fe, el ambiente de oración personal y comunitaria, la celebración gozosa de la fe y la experiencia de la catolicidad de la Iglesia al encontrarse con jóvenes de todo el mundo en torno al Papa marcan de algún modo el futuro de la propia vida cristiana. ¡Cuantos jóvenes se han reencontrado con la propia fe o han quedado fortalecidos en su vida cristiana! ¡Y cuantos jóvenes han descubierto la llamada del Señor al sacerdocio, a la vida consagrada, al matrimonio cristiano, a un laicado adulto y comprometido, o a la misión!
A pesar de la distancia, del coste económico y de otros inconvenientes también nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón estará presente en este encuentro mediante un grupo de quince jóvenes. Durante los últimos meses lo han venido planificando y preparando. Ahora marchan con la expectación propia de un espíritu juvenil para dar la bienvenida al Papa Bendicto XVI a su llegada a la “Tierra Austral del Espíritu Santo”.
Precisamente el Espíritu Santo estará en el centro de esta Jornada, que tiene como tema: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos” (Hch 1, 8). El hilo conductor del encuentro en Sydney es el Espíritu Santo y la misión. Como nos recuerda el Papa en su mensaje, el Espíritu Santo es el Espíritu de fortaleza y testimonio, que nos da el valor de vivir el Evangelio y la audacia de proclamarlo. Para ello hay que acoger al Espíritu Santo, Protagonista de la historia de la salvación: reconocer su verdadera identidad, escuchando sobre todo la Palabra de Dios; tomar conciencia de su presencia viva y constante en la vida de la Iglesia; redescubrir que el Espíritu Santo es como el “alma”, el respiro vital de la propia vida cristiana gracias a los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía; hacerse capaces así de ir madurando una comprensión de Jesús cada vez más profunda y gozosa y, al mismo tiempo, hacer una aplicación eficaz del Evangelio en el alba del tercer milenio.
Estoy seguro que estos días ayudarán a los jóvenes a verificar la calidad de su fe en el Espíritu Santo, de volver a encontrarla si se ha extraviado, de afianzarla si se ha debilitado, de gustarla como compañía del Padre y del Hijo Jesucristo. Así tendrán la oportunidad de redescubrir su llamada bautismal y la fortaleza necesaria para la misión de ser testigos del Evangelio en el mundo moderno, en especial, entre los jóvenes. Acompañémosles desde aquí con nuestra oración y sacrificio.
Con mi afecto y bendición,
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón