D. Casimiro entrega las credenciales a 250 ministros extraordinarios de la Comunión
La Concatedral de Santa María, en Castellón, acogió ayer tarde la ceremonia de entrega de las credenciales a los ministros extraordinarios de la Comunión en el transcurso de una Eucaristía, que estuvo presidida por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, y concelebrada por los párrocos de todos ellos.
Todo ello tras haber participado en las tres sesiones formativas que comenzaron el pasado 28 de febrero, continuaron el 7 de marzo, y ayer mismo que tuvo lugar la última de esta convocatoria. El curso formativo se ha desarrollado en los salones parroquiales de Santa María y ha sido impartido por el Delegado Diocesano para la Liturgia, D. Antonio Sanfélix.
Se trata pues de un ministerio laical contemplado en la Iglesia Católica y estipulado en el Canon 230, del Derecho Canónico en el que se dice: “Donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no haya ministros, pueden los laicos, aunque no sean lectores ni acólitos, suplirles en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada Comunión según la prescripción del derecho”. También en el canon siguiente (231) establece que para ejercer este ministerio laical se requiere de la debida formación, conciencia y generosidad.
Durante la homilía, D. Casimiro agradeció la presencia de los sacerdotes concelebrantes; del Rvdo. D. Antonio Sanfélix, por la preparación y la formación que ha ofrecido a los nuevos ministros; y a ellos mismos que, para ejercer dignamente este ministerio, «antes de nada hemos de vivir lo que llevamos en nuestras manos», «hemos de creer, celebrar y vivir la Eucaristía».
Se refirió a las lecturas proclamadas en este martes de la 4ª semana de Cuaresma, exhortando a «centrar nuestra mirada en Aquel que es la fuente de la vida, que salta hasta la vida eterna, Cristo Jesús». Del mismo modo en la Cruz, «en el costado de Cristo del que brota sangre y agua». «Él nos dio el gran don de actualizar ese momento de su entrega, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna por su entrega en la muerte y por la resurección», dijo.
También subrayó la importancia de asistir a la Eucaristía, porque de ella «obtenemos la vida y recobramos la salud, sobre todo la espiritual, para que participemos de esa nueva vida que brota del Árbol de la Cruz, que es la vida misma de Dios», explicó citando a la curación del paralítico de Betesda. Del mismo modo, «vosotros también tenéis la dicha de dar, a los que se acerquen a comulgar, a Aquel que es la vida, que es el agua que salta hasta la vida eterna», dijo dirigiéndose a los nuevos ministros de la Comunión.
Para la constitución de este ministerio se requiere la existencia de una necesidad dentro de la Iglesia que viene recogida en el documento pontificio Immensae caritatis, en donde se establecen, específicamente, los casos en que la Iglesia considera que existe esa necesidad, siendo los siguientes:
- Que no haya sacerdote, diácono o acólito que pueda repartir la comunión.
- Que habiéndolos, no puedan administrar la comunión por impedírselo otro ministerio pastoral, o la falta de salud o la edad avanzada.
- Que sean tantos fieles los que pidan la comunión que sería preciso alargar demasiado la Misa o la distribución de la comunión fuera de ella.
Siendo así, afirma D. Antonio Sanfelix, «la Iglesia atiende las necesidades de sus hijos y vela por hacer accesible el Cuerpo de Cristo a quien lo necesite».De esta forma, los laicos pueden ayudar de forma activa a los sacerdotes en la distribución de la Comunión, tanto en la misa como fuera de ella, en el caso de la asistencia a enfermos. Son los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión.
Cada tres años, en nuestra Diócesis, desde la delegación de Liturgia se organizan los mencionados cursos de preparación en los que participan los fieles elegidos por los sacerdotes para ejercer este ministerio a los que el Obispo posteriormente, como sucedió ayer tarde, otorga el nombramiento por un tiempo determinado.
Ante de finalizar la Eucaristía, D. Casimiro entregó las credenciales a los sacerdotes que a su vez las harán llegar a los ministros extraordinarios de sus respectivas parroquias.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!