D. Casimiro nos exhorta a «acoger con fe y alegría al Niño Dios»
El Obispo preside la Misa de Navidad en la Concatedral de Santa María, en Castellón
La Solemnidad de la Natividad del Señor se ha celebrado este mediodía con una Eucaristía que ha presidido Mons. Casimiro López Llorente, en la Concatedral de Santa María y que ha estado concelebrada por D. Miguel Simón, Deán y párroco de Santa María, y el Vicario, D. David Barrios, acompañados por el secretario, D. Ángel Cumbicos y el diácono, D. Daniel Castro.
Ante la imagen del Niño Jesús que presidía hoy el Altar Mayor, D.Casimiro ha recordado cómo la liturgia del día «nos convoca ante el portal de Belén para adorar y meditar, para bendecir y alabar, para postrarnos en humilde oración ante el misterio del Niño Dios, nacido en Belén».
Y es que hoy, con el Misterio de la Encarnación en Cristo, se nos desvela el misterio de la cercanía de Dios a todo lo humano. Así lo ha reflejado nuestro Obispo durante la homilía, cuyas primeras palabras han sido para anunciar la «buena noticia de este día Santo de la Navidad pues hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”, que es motivo de alegría.
La proclamación del Evangelio según san Juan (1, 1-14) ha centrado la predicación de nuestro Obispo que nos ha exhortado a «acoger con fe y alegría al Niño Dios» que pobre y frágil, yace en el pesebre. Y es que «Él» es la única Navidad, ha dicho D. Casimiro, «el Hijo eterno de Dios, que se hace uno de los nuestros como manifestación definitiva y suprema de Dios a los hombres». Y esa creencia es la que, «como cristianos, nos revela el misterio fundamental de nuestra fe».
D.Casimiro ha puesto en valor la originalidad de la fe cristiana pues «ninguna otra religión profesa la encarnación y el nacimiento de Dios en la naturaleza humana y en la historia». Con la Navidad «Dios entra en la historia humana como hombre en medio de los hombres, compartiendo con nosotros la condición humana en toda su realidad de debilidad, de sufrimiento y de mal, a excepción del pecado».
Hoy se nos revela que «Dios existe, nos ama y viene a nosotros», ha dicho D. Casimiro poniendo de relieve que «no es una creación de la mente humana». En Jesús, Dios se manifiesta saliendo al encuentro del hombre. Es un Dios de amor, ha explicado el Obispo, «un amor que es entrega hasta la muerte por amor a cada hombre y mujer, un amor respeta la libertad del hombre y que perdona». A través del nacimiento de Jesús «Dios cumple su promesa de salvación para todos y se hace nuestro prójimo», entregándose hasta la muerte «por amor a cada hombre y mujer, un amor respeta la libertad del hombre y que perdona».
Dios hecho hombre «salva y libera del pecado, está a nuestro lado, es eternamente fiel y presente, es un Dios débil, que sufre y muere como uno de nosotros, solidario con nuestros dolores».
D. Casimiro no ha sido ajeno al tiempo actual en el que el orgullo y la autosuficiencia impiden, en muchos casos acoger a Dios resistiéndonos a recibir a «Aquel que viene a nosotros para quebrar nuestra soberbia y autosuficiencia con su amor». En este sentido nos ha exhortado a dejar que «su amor penetre en todos los rincones de nuestra alma», porque la verdad última, auténtica y hermosa de la Navidad, es precisamente que «Dios nace entre nosotros y para nosotros».
Finalmente nos ha invitado a celebrar con fe y alegría al Hijo de Dios que sigue haciéndose presente entre nosotros y que sale «a nuestro encuentro en su Palabra, en la Eucaristía, en el que está nuestro lado y en los acontecimientos». No habrá verdadera Navidad, ha dicho nuestro Obispo, «si Dios, su amor y su paz, no nacen en nuestro interior, en nuestras familias y en nuestra sociedad». Y también, teniendo presente la guerra en Ucrania, ha afirmado que «o habrá verdadera Navidad mientras existan el
odio y el rencor entre los hombres y no sean superados por el perdón y la reconciliación, mientras se den las guerras entre los pueblos».
Para concluir, ha pedido intercesión a la Virgen María, Madre de Dios, para que «nos ayude ser testigos creíbles de su mensaje de paz y de amor, para que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo reconozcan en el Niño al único Salvador del mundo».
La parte musical de la Solemnidad de la Natividad del Señor ha corrido a cargo de la Coral de Barreros de la Mare de Déu del Lledó, acompañados en el teclado por el organista Augusto Belau.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!