Els ‘Pelegrins’ de Les Useres cumplieron su voto anual con especial petición por la paz y la lluvia
La imagen que ahora contemplamos en Les Useres el último viernes de abril, en nada se parece a la de hace sesenta años, cuando los trece hombres (representando a Jesucristo y a los doce apóstoles) iniciaban su camino hasta el Penyagolosa. Y lo hacían a través de unas calles sin asfaltar y con ausencia de público. Ahora los tiempos han cambiado y esta ancestral peregrinación de l’Alcalatén se ha convertido en todo un fenómeno de masas que cada año atrae no sólo a quienes viven este recorrido como un camino de fe y de sosiego espiritual sino también a quienes lo disfrutan desde la vertiente senderista, deleitándose con el entorno y la naturaleza.
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El pasado viernes, los vecinos de Les Useres, volvieron a recorrer las antiguas sendas que ya sus antepasados tomaron para llegar al santuario de Sant Joan de Penyagolosa (actualmente en obras), sumergiéndose en la Edad Media, que es cuando surgió esta peregrinación penitencial, con la intención de cumplir con un voto anual para pedir la salud, la paz y la lluvia. Un gesto que desde hace siete siglos repiten y que se ha convertido en una auténtica tradición que pasa de padres a hijos y de generación en generación.
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Así pues a la ocho en punto de la mañana los pelegrins partieron del templo de la Transfiguración del Señor, con un desmesurado silencio sólo quebrado por los cantos, el tañido de las campanas y el ruído de los bastones. Acompañados también por el sacerdote, los tres cantores, que portaban la cruz y los faroles; el representante del ayuntamiento, los clavarios, el depositario, las promesas y el grupo de las càrregues (que llevan lo indispensable para comer y beber durante el trayecto); iniciaron el camino hasta el Penyagolosa.
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Un recorrido de penitencia y de silencio a través de unos aproximadamente 70 kilómetros (entre las dos jornadas) en el que el rezo del Santo Rosario y el canto solemne del O Vere Deus cobran un especial protagonismo. Sant Miquel de Les Torrocelles fue la primera de sus paradas. Donde fueron recibidos por el párroco de Llucena y en donde se celebró la eucaristía. Después comieron en una de las salas del lugar los productos que conservan la esencia de las primeras peregrinaciones. Y de allí, ataviados con sus peculiares túnicas azules y cargados de rosarios colgando de sus cinturones y que significan sus promesas y peticiones por familiares y amigos concretos, encararon la subida a la Lloma de Bernat y al Marinet, como preludio a la llegada al santuario al que accedieron entrada la noche.
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La arrebatadora solemnidad con la que hacen su entrada en el santuario de Sant Joan, nunca deja indiferente a nadie. Con una oscuridad arrolladora y cargada de misticismo cantaron la oración de Completas, el Himno a San Juan y el rezo del Santo Rosario. Durante la noche se sucedieron las idas y venidas desde la Cueva (donde pernoctan) hasta el santuario, epicentro de la peregrinación. El sábado los penitentes abandonaron el santuario para regresar a Les Useres, pasando por la iglesia de Xodos.
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El Obispo pide oraciones por la lluvia y la paz
Precisamente hace algunos días el obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente; enviaba una carta dirigida a los sacerdotes, religiosos, diáconos y laicos pidiendo “oraciones por la lluvia” ante la “tremenda sequía que estamos padeciendo desde hace meses” y que “aumenta el riesgo de los incendios”. Al mismo tiempo pedía “intensificar la oración por la paz en el mundo, ante la terrible situación en Tierra Santa, en Ucrania y en otras partes del mundo”. Y concluía: “que callen las armas y los responsables busquen caminos de reconciliación y de paz”. Precisamente, ambas peticiones del Obispo, forman parte de lo que se pide en esta histórica peregrinación.
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