Emotiva toma de posesión de D. Samuel Torrijo como Canónigo de la Concatedral de Santa María de Castellón
El pasado domingo 27 de octubre, D. Samuel Torrijo tomó posesión como Canónigo de la Concatedral de Santa María de Castellón. El acto, seguido de la celebración de la Eucaristía, fue presidido por el Deán y párroco de la Concatedral, D. Joaquín Muñoz, y concelebrado por numerosos sacerdotes de toda la Diócesis de Segorbe-Castellón, junto al Cabildo Catedral, el Cabildo Concatedral y una representación del Cabildo Metropolitano de Valencia.
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Al inicio, el Secretario Capitular, D. Joaquín Guillamón, leyó el Decreto de nombramiento emitido por el Obispo D. Casimiro. Ante los Santos Evangelios y el Deán, D. Samuel realizó la profesión de fe y el juramento de fidelidad. Seguidamente, el Deán firmó los documentos oficiales, que fueron recogidos por el Secretario Capitular.
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Tras esta formalidad, el nuevo Canónigo tomó su lugar en el coro, y el Deán proclamó solemnemente: “Ha tomado quieta, tranquila y pacífica posesión del oficio de canónigo de este Cabildo Concatedral, el M. I. Sr. D. Samuel Torrijo Vicente de Vera”, seguido por el canto del coro “Ad multos annos!”. Al concluir el acto, comenzó la Eucaristía.
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Al finalizar, D. Samuel dirigió unas palabras a los presentes, quienes habían acudido desde varios lugares de España. Entre ellos se encontraban su familia, que vino desde su localidad de origen, Illueca (Zaragoza), junto al alcalde, seminaristas y formadores del Redemptoris Mater, representantes de las universidades CEU y UJI, miembros de la Asociación Católica de Propagandistas, de la Pastoral Universitaria, personal de la curia y del tribunal eclesiástico, hermanos de las comunidades neocatecumenales, jóvenes de Hakuna, feligreses de las parroquias de El Salvador y Nuestra Señora de Los Ángeles de Castellón, y Nuestra Señora de la Merced de Burriana, así como autoridades locales, provinciales y autonómicas y empresarios.
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“Todos vosotros sois el origen de mi vocación – expresó D. Samuel – Dios, pensando en vosotros, me eligió a mí, y por eso asumo este cargo como un humilde servicio de intercesión. Ser canónigo es un servicio al Obispo diocesano para suplicar por el pueblo que Dios me ha encomendado, para que prevalezca sobre las fuerzas del mal”, afirmó.
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“Le pido al Señor que renueve en mí la llamada que escuché a los seis años – añadió- dar mi vida al Señor me trajo a esta Diócesis de Segorbe-Castellón para conoceros a vosotros y a las parroquias o misiones que me ha confiado”. Finalizó agradeciendo: “Dios no se ha dejado vencer en generosidad. Él no quita nada, lo da todo”.
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