“Estamos llamados a acompañar a los demás en su camino de fe”, afirma D. Casimiro en la Eucaristía de les Rosarieres
La Arciprestal San Jaime de Vila-real ha acogido esta mañana la Solemne Eucaristía en honor a la Virgen del Rosario, presidida por el Obispo D. Casimiro y concelebrada por los sacerdotes D. Javier Aparici, D. Vicent Gimeno, D. Juan Agost y D. Ángel Cumbicos. La celebración ha reunido a numerosas asociadas de la Asociación de Hijas de María del Rosario, quienes participan en un extenso programa de actos que se desarrollará durante los próximos días.
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Durante su homilía, D. Casimiro hizo una llamada a la recuperación de la fe en un mundo donde la secularización y la indiferencia religiosa se han vuelto predominantes. En este sentido, el Obispo invitó a todos a escuchar y acoger la palabra de Dios en sus vidas, siguiendo el modelo de la Virgen María. “La Iglesia nos llama a una nueva evangelización, a recuperar nuestra misión de seguir anunciando al Hijo de Dios, camino, verdad y vida”, enfatizó.
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Destacó cuatro palabras clave que deben guiar a los fieles en su vida espiritual: escuchar, creer, acoger y acompañar. Comenzando con la primera, subrayó la importancia de la escucha activa de la palabra de Dios, recordando que María “escucha con atención el saludo del ángel, porque está en constante comunicación con Dios a través de la oración”. Este acto de escucha no es solo pasivo, sino un compromiso de atención y reflexión que permite a los creyentes captar el mensaje divino en sus vidas cotidianas.
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En relación a la segunda palabra, creer, el Obispo instó a los fieles a fiarse de Dios incluso en momentos de dificultad. “La fe no es un acto aislado; es un viaje continuo de confianza en Dios, incluso cuando las circunstancias parecen adversas”, declaró, recordando cómo María mantuvo su confianza en Dios a pesar de las adversidades que enfrentó.
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La acogida fue la tercera palabra clave que resaltó, instando a acoger la vocación personal que Dios tiene para cada uno. “Como María, debemos estar dispuestos a decir ‘sí’ a la llamada divina, entendiendo que cada uno de nosotros tiene un papel en la historia de la salvación”, explicó. Esta acogida de la vocación personal se presenta como un acto de humildad y disposición a servir a los demás, reflejando el amor de Dios en nuestras acciones diarias.
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Por último, el Obispo enfatizó el valor del acompañamiento espiritual. “Estamos llamados a acompañar a los demás en su camino de fe, tal como lo hizo María al visitar a su prima Isabel”, subrayó. Este acompañamiento no solo implica estar presentes, sino también ofrecer apoyo, guía y amor a quienes nos rodean. “En un mundo lleno de incertidumbre y soledad, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de ser un faro de luz y esperanza para los demás”, agregó D. Casimiro, quien hizo una llamada especial a los jóvenes y a las familias para que se involucren en este proceso de acompañamiento, creando un entorno de fe y comunidad.
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