«Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz»
Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz
La Santa Sede hizo público, el 12 de diciembre, el Mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz, que la Iglesia celebra hoy 1 de enero.
Con el inicio del Año Jubilar 2025, un tiempo dedicado a la esperanza, la reconciliación y la gracia divina, el Papa Francisco compartió su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz titulado “Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz”. En este Jubileo, inspirado en la antigua tradición de liberación y justicia del pueblo de Israel, el Pontífice señala que la humanidad tiene la oportunidad de sanar las heridas de la desigualdad, el conflicto y la explotación, construyendo un camino hacia una paz duradera.
El Santo Padre invita a reflexionar sobre el grito de quienes sufren injusticia, opresión y desesperanza, comparándolo con el llamado universal a la justicia divina en el Jubileo bíblico. En este contexto, animó a la humanidad a enfrentar las «estructuras de pecado» que perpetúan la pobreza, la degradación ambiental y las desigualdades sistémicas.
El Papa subraya que el Jubileo es un tiempo para reconocerse como deudores ante Dios y actuar con solidaridad y compasión. En el espíritu del Año Jubilar, Francisco propone tres medidas esenciales para restaurar la dignidad humana y fortalecer la esperanza:
Fondo global contra el hambre y la desigualdad: Propone destinar recursos militares para combatir el hambre, promover la educación y enfrentar el cambio climático, ofreciendo un futuro con esperanza para las generaciones más jóvenes.
Condonación de deudas internacionales: Reitera la petición de san Juan Pablo II en el Jubileo del 2000, instando a los países ricos a aliviar las cargas financieras de las naciones más vulnerables.
Abolición de la pena de muerte: Pide a todas las naciones eliminar esta práctica, como un gesto de respeto por la vida y de apertura a la redención y el perdón.
El Papa concluye su mensaje con una visión de paz basada en corazones transformados, desarmados del egoísmo y abiertos al perdón y la fraternidad. Recordó que el Jubileo, al igual que la tradición bíblica que lo inspira, es una oportunidad para reconstruir un mundo más justo y unido bajo la guía del amor y la misericordia de Dios.
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