“Somos lo que damos, somos amor”: Memoria 2021 de Cáritas Diocesana
Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón atendió a cerca de 14.000 personas durante el año 2021
“Somos lo que damos, somos amor” es el lema de la Memoria 2021 de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón, en la que se recogen y detallan las principales actividades realizadas en el pasado año por la Entidad en su continuada labor de ayuda a las personas más necesitadas, y que se ha presentado esta mañana en la Casa Sacerdotal «Hogar de Nazaret», en Castellón.
El acto ha estado presidido por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y ha intervenido el Delegado Episcopal en Cáritas Diocesana, D. Sergio Mendoza, así como el Director de Cáritas Diocesana, D. Juan Manuel Aragonés.
En la Memoria “queremos plasmar la realidad que Cáritas ha ido realizando a lo largo del año 2021”, ha indicado D. Sergio, una realidad que “nosotros, por ser Iglesia, es sembrar el amor de Dios allí donde es necesario, en las personas más necesitadas”.
Como ha recodado, esta presentación se enmarca en los actos de la Semana de la Caridad, que comenzaron el pasado viernes, día 10 de junio, con la inauguración de la exposición fotográfica sobre los 65 años de Cáritas Diocesana, en la Catedral de Segorbe por la celebración del Año Jubilar diocesano, y de la que también se podrá disfrutar en varios puntos de la Diócesis durante los próximos meses.
A continuación, ha informado sobre la Casa de acogida San Pascual “El Pati” de Vila-real, un centro de promoción y acompañamiento a personas en situación de calle, con el objetivo de realizar un itinerario de reinserción de hombres y mujeres sin hogar. “Se puede salir de la calle, y Cáritas esto lo hace realidad”, ha indicado.
También del “Proyecto de Vivienda Betania”, un proyecto social que nace con motivo del Año Jubilar, “en el que Cáritas queremos convertirnos en mediadores entre propietarios y personas que tienen problemas para acceder a una vivienda digna a un precio razonable”, decía el Delegado. Para ello, se está haciendo “un llamamiento a la comunidad cristiana a poner a disposición aquellas viviendas que están vacías para que puedan ser alquiladas a aquellas personas con opciones limitadas de acceso a la vivienda”.
A pesar de no haber salido del todo de la pandemia de la Covid, nos enfrentamos ahora a una grave crisis económica y social, ha señalado D. Casimiro, y por ello van a seguir apareciendo necesidades, porque están aumentando las personas con problemas de salud mental, las cifras del suicidio se están incrementando, también la soledad y el aislamiento social, las adicciones, los jóvenes necesitan ser escuchados en la familia… y “todo ello hay que tratarlo como una nueva pobreza”, decía el Obispo, “y las parroquias deben estar al tanto para percibir esas necesidades, con el fin de dar la respuesta correspondiente desde la comunidad cristiana”.
La Iglesia tiene tres elementos que no puede olvidar, explicaba, que son “la Palabra que ha de anunciar, la Liturgia que ha de celebrar, y la misión caritativa para con los más pobres”. Por ello, con motivo del Corpus, D. Casimiro ha realizado un llamamiento a la comunidad diocesana a ser generosa en las colectas de este día, que se destinan a Cáritas y su actividad sociocaritativa.
MEMORIA DE CÁRITAS DIOCESANA DE SEGORBE-CASTELLÓN 2021
A continuación, D. Juan Manuel ha presentado los principales datos de la Memoria de actividades y económica, como signo de transparencia con la ciudadanía y con la comunidad cristiana, destacando que Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón atendió a cerca de 14.000 personas durante el año 2021.
Este tiempo de pandemia ha puesto a prueba nuestra resiliencia y hemos visto que podemos resistir, que la vida sigue. Y con esta mirada no hemos olvidado lo esencial, lo que da sentido al vivir y a nuestra identidad y que no es otra cosa que el amor que damos. Las consecuencias de la profunda crisis causada por el impacto del coronavirus han estado muy presentes en el desarrollo de nuestras acciones durante estos últimos meses.
Hemos trabajado para crear una comunidad de personas que vele, cuide y proteja a los suyos, a la familia humana y a la casa común en la que vive, buscando lo mejor para la vida de nuestros hermanos desfavorecidos.
Esta fraternidad nos ha llevado a atender y acompañar a 13.892 personas atendidas y a 25.565 personas beneficiarias. Más allá del esperado incremento de la exclusión y la pobreza, el resultado más grave se traduce en el ensanchamiento de la exclusión social (el que era pobre, ahora es más pobre), sobre todo entre aquellas personas y familias que acumulan más dificultades de integración.
Las personas que acompañamos nos acercan en primera persona su propia realidad, las necesidades y dificultades que tienen para afrontar con dignidad el acceso a los derechos básicos y fundamentales del ser humano. De los beneficiarios atendidos el 52% han sido hombres y 48% mujeres, con un ligero incremento respecto al año pasado.
Crece la exclusión severa y la integración precaria, y se reduce la integración plena. Las consecuencias de la crisis que estamos viviendo ha afectado especialmente a las personas sin hogar siendo atendidas en el Servicio de Acogida 917 personas, de las que el 44% viven literalmente en la calle y el resto en vivienda precaria (chabolas, habitaciones…). El 24% de estas personas presenta problemas graves de salud, siendo el primero de ellos, la salud mental y la desvinculación de las redes de protección social (sin acceso al padrón municipal no es posible acceder a la mayoría de prestaciones básicas. Se han cubierto sus necesidades básicas de alojamiento, alimentación y cuidado de la higiene personal, sin olvidar poner todos los recursos humanos y materiales disponibles para que las personas albergadas puedan desarrollar sus capacidades a través de talleres y actividades educativas, de ocio y tiempo libre.
El Proyecto Bartimeo, que acompaña a personas que sufren un alto grado de deterioro y exclusión social, ha realizado un total de 370 intervenciones de calle. Se observa un notable crecimiento de la exclusión severa, respecto a la moderada, dentro del espacio de la exclusión social.
El Servicio Jurídico, con 390 personas atendidas, es el que cuenta con el porcentaje más alto de atención a personas inmigrantes, un 81%. De ellas un 32% son personas con irregularidad sobrevenida (proceso por el que personas extranjeras que en algún momento han tenido un permiso de residencia y/o trabajo en España no lo pueden renovar por cualquier motivo, que habitualmente suelen ser la falta de medios económicos, quedando en situación irregular).
El porcentaje de población afectada por problemas de empleo, según el último estudio de la Fundación Foessa, ha crecido en diez puntos en los últimos tres años, lo que supone un incremento del 61%. La tasa de desempleo de larga duración crece hasta el 7,5% en la Comunidad Valenciana, siendo las tasas de desempleo particularmente elevadas entre la población menor de 25 años y la población de nacionalidad extranjera. Se constata desde nuestras acogidas de empleo la difícil situación de la población inmigrante (con los peores indicadores de exclusión) para realizar los trámites administrativos en las oficinas de extranjería, al igual que para conseguir una cita, con el consiguiente retraso en la resolución de las tramitaciones.
Han sido 1.165 personas atendidas en el Servicio de Empleo, de las que el 53% fueron acompañadas en años anteriores, lo que da muestra de la temporalidad de los contratos en algunos sectores de actividad.
Se pone de manifiesto la importancia del desempleo como uno de los factores explicativos de la exclusión social. En la Comunidad Valenciana el 40% de los hogares en situación de exclusión social y el 50% en situación de exclusión severa, tienen a todas sus personas activas desempleadas.
Sin embargo, las situaciones de exclusión e integración no se distribuyen de forma aleatoria entre el conjunto de la población y dependen en gran medida de una serie de variables socio demográficas y socio económicas que se ponen de manifiesto en la realidad de nuestros pueblos. Ha aumentado, respecto al año anterior, el número de personas y familias atendidas en nuestras acogidas parroquiales, de las que el 63% ha sido mujeres y el 37% hombres. Los acompañamientos duran, la gran mayoría de las veces, más de tres años siendo los perfiles atendidos personas paradas de larga duración, con trabajos precarios o mujeres con hijos a su cargo.
Las dificultades con las que se encuentran nuestros equipos no hacen referencia únicamente a cubrir las necesidades básicas de las personas, sino que se encuentran con dificultades de carácter estructural, que dificultan el día a día de las personas atendidas.
Así, en una sociedad con el nivel de digitalización como el actual, la brecha digital se convierte en un motor de exclusión que reduce de forma grave las oportunidades de participación. Aunque la situación ha mejorado respecto al inicio de la pandemia, en la mayoría de los casos no contamos con dispositivos, conexiones o habilidades para manejarse en internet.
Se observa que el impacto del Ingreso Mínimo Vital y de la Renta Valenciana de Inclusión, prestaciones sociales diseñadas para dar respuesta a la pobreza estructural, no ha sido el deseado, encontrando muchas dificultades en su articulación con el resto de las prestaciones de garantía de ingresos.
La post-pandemia hace mella en la salud física y psicoemocional como consecuencia de situaciones de estrés y ansiedad provocados por la pérdida de empleos e ingresos y también por la gran cantidad de tratamientos de salud que han tenido que realizarse de manera telemática.
Se aprecia un agotamiento de la ayuda mutua y un aumento de la soledad. Las familias en situación de exclusión están perdiendo redes de apoyo, es decir, siguen teniendo buenas relaciones, pero la capacidad de apoyo material de estas redes es cada vez menor. Se constata que la crisis de la Covid-19 está tensando y erosionando con fuerza la calidad de las relaciones familiares. Por otro lado, el aislamiento ha afectado especialmente a personas mayores y a las que viven solas y aunque no es una realidad nueva, sí se ha visto intensificada.
La crisis y sus consecuencias, lejos de facilitar el acceso a una vivienda digna, está significando todo lo contrario. La vivienda es una pieza clave en las dinámicas de exclusión para muchas personas y familias que no logran, a pesar de sus esfuerzos, blindar ese espacio seguro, que es por otra parte un derecho social. El resultado es más y mayores dificultades de las familias para asegurarse ese espacio de protección, intimidad y desarrollo relacional. Alquileres fuera de las posibilidades de la economía familiar y gastos de suministros a los que no se puede hacer frente.
El desafío planteado ha llevado a Cáritas Diocesana a dedicar el 95 % de sus recursos a la Acción Social, para atender las necesidades básicas y de promoción de una población golpeada por la pandemia y evitar que las personas vulnerables y en riesgo de exclusión quedaran aún más al margen de la sociedad.
En la respuesta a las necesidades de la pandemia han jugado un papel decisivo las personas voluntarias, sin ellas no podríamos llevar a cabo nuestra misión, como sin los colaboradores, donantes, entidades y empresas convencidos del valor de la dimensión social de su generosidad, porque la pandemia nos ha mostrado que una sociedad fraterna, inclusiva, justa y de derechos se construye sobre la roca del bien común.
Esta memoria es también un sincero agradecimiento a quienes han dado lo mejor de sí mismos en un año en el que han aflorado las consecuencias de la pandemia y siguen colaborando y trabajando en favor de las personas más vulnerables de una sociedad que ENTRE TODOS Y TODAS debemos mejorar.
Colecta y rendición de cuentas
El Día de Caridad es la jornada en la que Cáritas solicita la colaboración económica de la comunidad cristiana para sostener su actividad sociocaritativa. Por ello, todas las colectas del día del Corpus, como también las de los primeros domingos de mes, se destinan a las más de 97 Cáritas Parroquiales, 6 Cáritas Interparroquiales y a Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón.
Y en este ejercicio de transparencia las diferentes Cáritas rinden cuentas ante sus comunidades informando del destino de la colaboración económica recibida y de su gestión en la acogida y el acompañamiento a las personas necesitadas, para que vean reconocidos sus derechos y puedan vivir con dignidad.
Llamamiento a la solidaridad
Juntos hemos hecho posible “ser amor”. Porque es el amor de Dios el motor esencial de nuestra vida y sentido primero y último de nuestra causa, lo que da sentido a lo que creemos, construimos o soñamos.
Las consecuencias más importantes han pasado para la mayoría de la población, pero no para la más vulnerable. Aquí radica el reto de los próximos meses y años, «que nadie quede atrás».
Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón ha vuelto a realizar un llamamiento a particulares y empresas para que se hagan socios de la entidad o efectúen donaciones para colaborar en la tarea diaria de ayuda a las personas más desfavorecidas.
Además de ayudar a las personas en situación de pobreza y exclusión social y participar en la transformación de nuestra sociedad con su aportación, los particulares y empresas que se hagan socios o realicen donaciones, disfrutarán de beneficios fiscales en la Declaración de la Renta.
Puedes leer la Memoria de Cáritas Diocesana 2021 AQUÍ
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