“Estamos llamados a ser signo de Dios en este mundo secularizado, ejerciendo un ministerio de amor, de servicio y de entrega a todos”
El Obispo a los sacerdotes en la Misa Crismal: “Estamos llamados a ser signo de Dios en este mundo secularizado, ejerciendo un ministerio de amor, de servicio y de entrega a todos”
Comenzada ya la Semana Santa, esta mañana se ha celebrado la Santa Misa Crismal en la Concatedral de Santa María, Castellón. Una celebración preciosa, con un significado muy especial, pues en ella se consagra el Santo Crisma con el que serán ungidos aquellos que durante el próximo año reciban los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden sacerdotal; y el Obispo bendice los óleos, que representan al mismo Espíritu Santo, de los catecúmenos y de los enfermos. Además, cercano ya al Jueves Santo, día en que Cristo instituyó el sacramento del Orden, los sacerdotes renuevan sus promesas ante el Obispo.
.
.
Ha sido una Misa en la que han participado los sacerdotes de la Diócesis, además de diáconos, seminaristas, religiosos y religiosas, y fieles laicos, que han hecho visible con alegría a nuestra Iglesia diocesana, unida a nuestro pastor y congregada en torno a la Palabra y la Eucaristía. También ha concelebrado Monseñor Rutilio, operario diocesano y obispo emérito de la diócesis estadunidense de San Bernardino.
.
.
D. Casimiro ha explicado que vive con especial intensidad cada Misa Crismal “porque es la Misa que el Obispo celebra con el Pueblo de Dios que le ha sido encomendado y en la que se manifiesta públicamente la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en el único y mismo sacerdocio y ministerio de Cristo”.
.
.
Renovación de las promesas sacerdotales
Ha dado gracias al Señor por los sacerdotes, y “por vuestro trabajo diario, con reconocimientos, pero con tantas incomprensiones y dificultades. Estos días habéis venido a mi mente y a mi corazón con vuestro rostro concreto; ante el Señor he pensado en vuestros posibles estados de ánimo. En unos serán de alegría y de ardor misionero y en otros tal vez de dolor pastoral o de cansancio, de desaliento o quizá de desconcierto en la tarea”.
.
.
Ante las dificultades y los sufrimientos que cada uno de ellos pudiera estar experimentando, en su vida y en su ministerio, les ha exhortado a no dejarse llevar por el desaliento, y a convertir los retos “en condiciones para nuestra renovación, si los vivimos desde su fuente. Conviene que no olvidemos nunca nuestra historia personal. Es una historia de amor de predilección de Dios con cada uno de nosotros”.
.
.
“Fiémonos siempre de Él y de su presencia en nuestra vida”, pues Dios “está y camina con nosotros. ¡Abramos una vez más nuestro corazón a Cristo! ¡Dejémonos encontrar por Él y su palabra, por su amor de predilección! Él es la verdadera fuente de nuestra alegría y de nuestra renovación”.
.
.
El Santo Crisma y los óleos
El Crisma “nos recuerda el misterio de la unción en nuestro bautismo y confirmación, así como en nuestra ordenación sacerdotal; una unción, que marca para siempre la persona y la vida de todo cristiano”.
.
.
Mediante la unción, ha continuado, “el Espíritu del Señor está en nosotros y con nosotros”, y gracias a Él “somos pastores y maestros en nombre del Señor en su Iglesia, renovamos el sacrificio de la redención, preparamos para el banquete pascual, perdonamos los pecados, presidimos al pueblo santo en el amor, lo alimentamos con la Palabra y lo fortalecemos con los sacramentos”. “¡Fiémonos de la acción silenciosa, pero real y eficaz del Espíritu Santo en nosotros y a través de nosotros!”.
.
.
La misión
“La misión que Jesús nos ha confiado es la de anunciar el Evangelio a los pobres”, decía al presbiterio diocesano, y “son muchos los rostros de la pobreza, y no sólo la pobreza material, sino también tantas pobrezas espirituales, como la ausencia de Dios”. Pero para ello “estamos llamados a ser signo de Dios en este mundo secularizado”, ejerciendo “un ministerio de amor, de servicio y de entrega a todos”.
.
.
Sacerdotes fallecidos
Por último, D. Casimiro ha dirigido su recuerdo y su oración por los sacerdotes fallecidos durante este año, desde la pasada Misa Crismal: Rafael Torres Carot, Manuel Pérez Pérez, Joan Llidó Herrero, Marcelino Cervera Herrero, Daniel Gil Lindo y José Pascual Font Manzano.