Una treintena de sacerdotes de la Diócesis participan en los Ejercicios Espirituales dirigidos por Monseñor Javier Vilanova
Una treintena de sacerdotes de la Diócesis han participado en la tanda de Ejercicios Espirituales que, un año más, han tenido lugar en la Casa de Espiritualidad del Desierto de las Palmas de Benicàssim. Y en la que también ha participado el Obispo, D. Casimiro López Llorente.
En esta ocasión les acompañó como Director, Monseñor Javier Vilanova Pellisa, Obispo Auxiliar de Barcelona, que gustosamente acogió la petición. La tanda que tuvo lugar del 4 al 9 de febrero sirvió -entre otras razones- como había indicado ya anteriormente D. Casimiro, en su carta de invitación a los sacerdotes, para «renovarnos y cultivar nuestra vida espiritual, si no queremos caer en la tibieza y en la mediocridad. Necesitamos momentos fuertes y prolongados de encuentro con el Señor, para descansar en Él y ponernos a su escucha en la oración ayudados por un buen director». Recordando que vivimos «tiempos recios, en que la Iglesia nos llama a una conversión pastoral y misionera».
Monseñor Javier Vilanova invitó a los sacerdote, durante los Ejercicios, a «querer afinar sus vidas en el seguimiento al Señor, con la intención de CONFIRMAR ese camino, diciendo sí cada día» y por eso destacó la importancia de valorar unas jornadas de SILENCIO, que es el que ayuda. Entrando con VALENTÍA y GENEROSIDAD para contentar EL ALMA.
También interrogó a los presentes para que se preguntaran «por sus cegueras». Poniendo tres pilares fundamentales para salir reconfortados de los Ejercicios: la escucha, la generosidad y la libertad. Y destacó la virtud de LA HUMILDAD para llegar a la VERDAD y disfrutar de la LIBERTAD. Recordando que la oración deber ser sincera y no superficial. Porque como decía un santo, «las palabras sin corazón no suben al cielo». Porque «no se trata de quedar bien sino de presentarnos delante del Señor como somos y como nos sentimos», indicaba.
Las tentaciones, el pecado, el perdón y la misericordia también fueron el eje de algunas de las meditaciones. Monseñor Javier insistió también en la dinámica de la MISERICORDIA y del AMOR y señaló que «ésta es más potente que la del pecado. Nosotros no tenemos la última palabra, la tiene Jesús».
A través de las meditaciones, el Obispo Auxiliar de Barcelona ayudó a los sacerdotes a dejarse conducir por el Señor para responder como auténticos seguidores y discípulos. Y también reflexionó sobre la HUMILDAD APOSTÓLICA. «No somos dueños de la misión -advirtió a los sacerdotes-, somos instrumentos en manos de Dios, por eso la misión es un servicio, no un desafío personal».
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Las meditaciones de cada día, el compartir la Eucaristía y el rezo del Santo Rosario, así como la Adoración Eucarística y las oraciones propias de cada jornada ayudaron a los sacerdotes a vivir unos días de cercanía con el Señor y de fraternidad sacerdotal.
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