Entrevista a Miro Sánchez por la Jornada Mundial por el Trabajo Decente
Las entidades y organizaciones católicas que promueven la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) se van a sumar a la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que celebraremos el próximo 7 de octubre, convocando durante estas semanas gestos, actos públicos, vigilias y eucaristías.
Con esta iniciativa, la Iglesia pretende hacer un llamamiento, a todos los agentes que participan en la legislación y organización del trabajo, a reflexionar y a tomar las medidas necesarias para que el trabajo decente sea un trabajo saludable, llamando la atención de la importancia que tiene la seguridad en nuestros lugares de trabajo.
Sobre ello hablamos con Miro Sánchez, miembro de la Hermandad Obrera de Acción Católica, una de las entidades que promueven la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD).
1. ¿Qué persigue la iniciativa ITD?
En 2015, en la declaración fundacional de la iniciativa, decíamos que era ineludible poner en primera línea de las agendas de nuestras organizaciones la necesidad de un trabajo decente para todas las personas. Debe estar en la agenda política, en las agendas de las entidades sociales y empresariales y en nuestras agendas personales. Y también en las propuestas de nuestra Iglesia.
Con esta finalidad, representantes de organizaciones de inspiración católica y de congregaciones religiosas, se reunieron en Roma los días 29 y 30 de abril de 2014 con las autoridades de la Santa Sede y los líderes de la Organización Internacional del Trabajo, con el objetivo de colocar explícitamente el «trabajo decente para todas las personas» entre los objetivos de desarrollo sostenible en la agenda 2030. Estos representantes elaboraron una declaración que la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente hicimos nuestra.
Es posible que siga habiendo católicos que se preguntan ¿por qué se tiene que preocupar la Iglesia del trabajo?, eso es cosa de los sindicatos y de las organizaciones empresariales, pero eso no es así. El trabajo es una dimensión fundamental en la vida de las personas y por eso, la Iglesia siempre ha estado ocupada y preocupada por esta cuestión. Ya en 1891, en la encíclica Rerum Novarum, León XIII reivindica unas condiciones laborales dignas, así como un salario justo. Posteriormente Pio XI en Quadragesimo Anno, el Concilio Vaticano II, en la constitución Gaudium et Spes, San Juan Pablo II en Laborem Exercens,y especialmente Benedicto XVI en Cáritas in Veritate subrayaron el papel del trabajo como expresión determinante de la dignidad humana.
En la actualidad, de manera reiterada el Papa Francisco, nos recuerda la centralidad del trabajo para la vida de las personas:
«No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo». «El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima de la persona».
«Nuestro sueño vuela más alto. No hablamos solo de asegurar a todos la comida, o un “decoroso sustento”, sino de que tengan “prosperidad sin exceptuar bien alguno”. Esto implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida» (EG 192).
2. ¿Quiénes la impulsáis en nuestra Diócesis?
Este es el octavo año consecutivo que la Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón participamos en esta iniciativa, coordinada por las siguientes entidades: Cáritas Diocesana, la Conferencia Española de Religiosos y Religiosas (CONFER), la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (FRATER), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), el Secretariado Diocesano de Pastoral del Trabajo, el Secretariado Diocesano de Migraciones y el Secretariado del Apostolado del Mar Stella Maris.
3. “Un Trabajo Decente tiene que ser un Trabajo Saludable”. Este es el lema de este año. ¿sobre qué queréis hacer hincapié en esta ocasión?
En abril, con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social hicieron pública su reflexión en un documento titulado “¡No más muertes en el Trabajo! y esforcémonos en lograrlo”.
En este documento, la Iglesia dice: “La vida es el mayor bien que atesoramos y que hemos de honrar viviéndola con dignidad, de acuerdo con nuestra vocación de hijas e hijos de Dios. Cuidar esta dignidad implica cuidar nuestra salud en el más amplio de los sentidos, también en el ámbito laboral, preocupándonos por la de quienes trabajan”.
Durante 2022, en España, murieron más dos personas cada día a causa de la siniestralidad laboral, registrándose 1.196.425 accidentes, más de 3.277 diarios, y se dieron 22.589 casos de enfermedad relacionada con el trabajo. En el documento se señala con mucho acierto que estos no son números, son personas.
Tras las cifras, hay personas, con nombre y apellidos, que forman parte de una familia. Cada número nos habla de un proyecto de vida truncado, de personas desprotegidas que deben asumir las consecuencias de un accidente que les deja mermada su capacidad para ganarse la vida y, peor aún, nos habla de la cantidad de hombres y mujeres que, saliendo de casa a ganarse la vida, acaban encontrando la muerte en su lugar de trabajo.
«El mayor reto que plantea la inseguridad laboral es, tal como ha destacado la Doctrina Social de la Iglesia, el atentado contra la dignidad de las personas provocado por una cultura materialista y basada en el dinero que suprime a la persona como centro de la vida económica». Estas palabras las dijo en la presentación del documento, Monseñor Abilio Martínez, Obispo de Osma-Soria y responsable del Departamento de Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española.
4. ¿Lo vamos a poder celebrar de algún modo en nuestra Diócesis?
Pues sí, vamos a tener la oportunidad de participar de dos maneras en la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. Celebraremos una Eucaristía presidida por nuestro Obispo Don Casimiro López, el jueves 5 de octubre en la parroquia de San Pedro del Grao de Castellón, a las 19 horas. A la que están invitadas todas las personas que quieran acompañarnos.
Además, realizaremos un gesto con el lema “Avanzamos por el Trabajo Decente”, en el que puede participar cualquier persona. El gesto consiste en salir a caminar o a correr con el dorsal 071023 y hacer una foto que nos tienen que enviar al correo difusio.hoac.cs@gmail.com. Y señalar los Km que ha recorrido por el trabajo decente. También nos ayudarán si comparten la foto en sus redes sociales con el hashtag #AvanzamosXelTrabajoDecente.
5. ¿Qué pides a nuestros gobernantes respecto al trabajo decente?
En el documento que antes señalaba “¡No más muertes en el Trabajo! y esforcémonos en lograrlo”, los obispos señalan:
Para revertir esta situación de dolor y generar movimientos comprometidos en la defensa de la salud y la seguridad en el trabajo, debemos seguir el modelo del buen samaritano. En esta parábola encontramos la guía perfecta que nos orienta sobre cómo actuar ante la siniestralidad laboral y cómo implicarnos y comprometer a otras personas e instituciones:
- Reclamamos a las administraciones públicas que velen por el cumplimiento de la legislación laboral, poniendo medios para que las víctimas y sus familias no tengan que sufrir otro calvario adicional ante los procesos burocráticos y jurídicos a fin de que sea reconocida su condición de víctimas.
- Favorezcamos el encuentro y el diálogo entre los agentes sociales con el objetivo de compartir recursos, encontrar vías de cooperación y dar una respuesta más ágil y cercana a las víctimas.
Pero la Iglesia Española no se queda ahí, también señala algunos compromisos o acciones que podemos llevar a cabo desde la ciudadanía en general y las cristianas y los cristianos en particular:
- Acompañar a las víctimas, acerquémonos a ellas, escuchémoslas, que nuestra presencia las reconforte y sientan que no están solas.
- Colaboremos en el cambio de mentalidad porque estos “sucesos” no son fruto de la casualidad o de la mala suerte. Combatamos, también, la resignación, pues la inmensa mayoría de las enfermedades y accidentes son evitables, si se cumple la normativa.
- Potenciemos el asociacionismo, pues el trabajo colectivo es necesario para impulsar políticas que hagan avanzar en este compromiso.
- Invitamos a apoyar la labor que los sindicatos y organizaciones empresariales comprometidas llevan realizando a este respecto, defendiendo el derecho a unas condiciones sanas y seguras en el trabajo, fomentando la cultura preventiva y haciendo que se cumpla la normativa vigente.
- Favorezcamos el encuentro y el diálogo entre los agentes sociales con el objetivo de compartir recursos, encontrar vías de cooperación y dar una respuesta más ágil y cercana a las víctimas.
- Como Iglesia, debemos promover la defensa de la vida en el trabajo, creando conciencia en nuestras comunidades eclesiales, implicándonos en la denuncia de esta injusticia y apoyando las iniciativas y campañas, como la que ya lleva a cabo Iglesia por el Trabajo Decente.
6. ¿Crees que va creciendo la sensibilidad en este sentido en la Iglesia?
En la página web de la iniciativa podemos ver que hay cientos de movimientos, órdenes religiosas, parroquias, asociaciones y grupos que se han ido sumando a esta iniciativa. Esto nos hace ser optimistas.
En nuestra diócesis participaron muchas personas a título personal (tanto creyentes como no creyentes), grupos de parroquias, movimientos, voluntarias de Cáritas, religiosas y religiosos,… en el gesto que realizamos el año pasado con motivo del 7 de octubre, JORNADA MUNDIAL POR EL TRABAJO DECENTE.
Bueno, todo esto nos hacer ser humildemente optimistas. Aunque somos conscientes que esta es una tarea, en la que nos queda mucho camino que recorrer.
Como señalaba antes, todavía hay muchos católicos que creen que las situaciones de injusticia y precariedad que viven las personas en su vida laboral, las dificultades de muchas familias para acceder a los recursos básicos para poder tener una vida digna y segura, así como otras realidades de la vida social, no tienen que ver con nuestra fe o con nuestra misión como Iglesia.
Nosotras y nosotros seguiremos empeñados en que esto cambie y que cada vez seamos más los que nos alegremos con las alegrías de la gente y nos solidaricemos con sus preocupaciones y anhelos.
Don Casimiro, nuestro obispo, nos ha animado a seguir en esta misión de llevar la Buena Noticia del Evangelio a la realidad del trabajo y de concienciar a otros cristianos sobre la importancia de esta realidad para toda la Iglesia.
7. Háblanos de vuestro compromiso y vuestro trabajo en la Iglesia con las mujeres y hombres trabajadores.
La Hermandad Obrera de Acción Católica es un movimiento especializado, dentro de la AC española, que el año pasado celebramos nuestro 75 aniversario.
Es un movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos comprometidos en la construcción de un mundo cada vez más humano, y en el impulso de una Iglesia en salida que lleva a las periferias del mundo obrero empobrecido a Jesucristo.
Me gusta pensar que somos mujeres y hombres que tenemos una experiencia y una aventura. La experiencia de sentirnos amados por Jesucristo. Y la aventura de vivir esta experiencia, construyendo la justicia que brota de ella. Estamos comprometidos en:
• Construir un proyecto de humanización: optando por la comunión frente al individualismo; por la solidaridad frente a la competencia y por el ser frente al tener.
• Compartir la vida con nuestros compañeros y compañeras de trabajo, con nuestros vecinos del barrio…, y plantearnos con ellos qué podemos hacer para que nuestro mundo sea más justo y más humano.
• Transmitir el tesoro de la fe en Jesucristo y su Evangelio, clave para la reconstrucción de la persona y del mundo.
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