Acto conmemorativo del Centenario de la Coronación de la Mare de Déu del Lledó
Castellón de la Plana, Plaza de la Independencia o de la “La Farola” 4 de mayo de 2024
Con profunda alegría y emoción estamos celebrando el Centenario de la coronación canónica y pontificia de la Mare de Déu del Lledó tal día como hoy en esta plaza.
Con sus mismas palabras en el Magníficat proclamamos y cantamos la grandeza del Señor porque ha hecho obras grandes en María y, a través de ella, en favor de nuestro pueblo: tú, Virgen Santa, eres la Madre de Dios y Madre nuestra, tú eres nuestra Reina y Señora, tú eres la Patrona de Castellón.
Damos gracias a Dios, Mare de Déu, porque dejaste a Dios ser grande en tu persona y en tu vida, tú la humilde esclava del Señor. Damos gracias a Dios porque nos ha dado a tan buena y tierna madre; una madre que conoce nuestras alegrías y nuestras penas, una madre que atiende siempre nuestras súplicas. Contigo, Virgen María, damos gracias a Dios por poder tenerte como Patrona, que dirige nuestros pasos hacia tu Hijo Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida. Gracias damos a Dios por poder aclamarte como nuestra Reina.
Desde aquel 1366, año de la feliz “Troballa” de tu imagen por el labrador Perot de Granyana, tú, Virgen de Lidón, formas parte de la historia de nuestro pueblo. Castellón es tierra de María. Generación tras generación, los castellonenses han sentido tu presencia y tu protección maternal en su vida: en la vida de las personas, de las familias, de las parroquias y de nuestro pueblo entero. Como signo de su gratitud y devoción hacia ti, Madre, este pueblo quiso que fueras su Reina. Hoy recordamos con gratitud especialmente al Obispo de Tortosa, al Alcalde la Ciudad, al Prior de la Basílica y al Presidente de la Real Cofradía, que en 1923 solicitaron del Santo Padre que pudieras ser coronada; hoy recordamos a quienes hace cien años te coronaron en esta misma plaza.
¡Virgen santa de Lidón! El pasado 13 de abril dejaste por unos días tu santuario para venir a la Ciudad, para que te sintiéramos más cerca, si cabe, y pudiéramos venerarte y cantarte, contemplarte y suplicar tu protección. La numerosa y devota acogida de tu imagen coronada en las parroquias de la Ciudad, en colegios, en el albergue, en el centro penitenciario y en la Concatedral, o en los conciertos y en la ofrenda floral nos ha mostrado que la devoción hacia ti, Mare de Déu del Lledó, sigue muy viva en nuestro pueblo. Niños y jóvenes, adultos y mayores, ancianos y enfermos, matrimonios y familias te han acogido con alegría, emoción y devoción. Bastaba contemplar sus rostros, ver sus lágrimas y mirar sus labios. Gracias Mare de Déu por tu visita y gracias también a todos aquellos que han posibilitado tu recorrido por la Ciudad.
Mare de Déu del Lledó. Eres nuestra Reina y queremos que lo sigas siendo hoy y siempre. Te reconocemos como Reina porque eres la Madre de Jesús, el Rey mesiánico, cuyo reino no tendrá fin. Te proclamamos Reina, porque eres la llena de gracia y del amor de Dios y nos llevas a la fuente de la gracia y del amor, que es Dios mismo. Te aclamamos Reina porque participas ya plenamente de la gloria de tu Hijo en cuerpo y alma en el cielo; tú has recibido ya la corona de gloria que no se marchita. Tú, María, eres nuestra alegría, esperanza y consuelo.
Sabes, Madre, que nos toca vivir tiempos recios. En estos tiempos de secularización e indiferencia religiosa, de alejamiento de la fe y vida cristianas, llévanos, Madre, al encuentro personal con Cristo vivo, el fruto bendito de tu vientre, para que se afiancen y aviven la fe y vida cristiana en todos los bautizados (niños y jóvenes, adultos y mayores, matrimonios y familias) y seamos de verdad creyentes en tu Hijo y sus discípulos misioneros en nuestra sociedad.
En un contexto en que se expande la “cultura de la muerte” enséñanos, Madre, a acoger y cuidar toda vida humana desde su concepción hasta su muerte natural; y que, reconociendo a Dios como Creador, trabajemos por una ‘ecología integral’, por el respeto y cuidado de toda la creación, cuyo centro es el ser humano y su dignidad sagrada en toda circunstancia.
En este cambio de época, en que tantas veces andamos desorientados, ayúdanos, Madre, a no perder la brújula en nuestro peregrinaje por este mundo y confiemos siempre en ti y en tu Hijo: que no olvidemos nunca que de Dios venimos y hacia Él caminamos. Tú eres Madre de la esperanza, que nos has dado al Hijo de Dios, la esperanza que no defrauda.
En estos tiempos de dificultad económica de tantas familias y empresas y de dificultad para encontrar trabajo, especialmente los más jóvenes, enséñanos, Virgen santa, a todos y en particular a los gobernantes y responsables de la actividad económica y laboral a trabajar por el bien común: que todos puedan encontrar las condiciones sociales y laborales necesarias para lograr su propia perfección y desarrollo humano y espiritual.
Tú, Virgen María, eres la reina de la paz. Enséñanos y ayúdanos a acoger la paz de Dios en nuestro corazón para ser constructores de la paz en nuestros matrimonios y familias, en la sociedad y en el mundo. Por tu intercesión pedimos a Dios por el cese de la crispación social reinante en España y por el cese de las guerras en el mundo, especialmente en Ucrania, Tierra Santa y Oriente próximo.
Tú, Mare de Déu, eres la salud de los enfermos. A ti te pedimos por nuestros enfermos y ancianos, por quienes los cuidan y por todos los que trabajan en el mundo de la salud.
Te pedimos, Madre, que sigas reinando en nuestros corazones, en nuestras familias, en nuestras comunidades parroquiales y en nuestra Ciudad de Castellón. Que de tus manos volvamos nuestra mirada a Dios en tu Hijo, el único que tiene palabras de vida eterna. Acudamos a María porque ella alumbra nuestro camino terrenal hacia la casa del Padre.
Como la Virgen María abramos de par en par nuestro corazón a Cristo Jesús. La Virgen de Lledó será de verdad Reina nuestra, si su Hijo y su Evangelio reinan en nuestro corazón. Ella ha sido en el pasado signo y medio permanente de la bondad de Dios para con todos. Esta experiencia secular de la cercanía maternal de la Mare de Déu de Lledó fue la que condujo a pedir su patrocinio y su coronación. Esta misma experiencia nos mueve hoy al celebrar el centenario de la coronación de su imagen. A ella le cantamos “de l’amor nostre, Senyora, Mare de Deú del Lledó”.
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
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