D. Casimiro da gracias a Dios por los mártires diocesanos que murieron por amor a Cristo
Durante la Vigilia de Oración que se celebró ayer tarde en la Catedral de Segorbe en el contexto del Año Jubilar
Ayer tarde, en el contexto de celebración del Año Jubilar, se celebró, en la Catedral de Segorbe, una Vigilia de Oración por los Mártires Diocesanos que, organizada por la Delegación Episcopal para las Causas de los Santos, estuvo presidida por el Obispo Mons. Casimiro López Llorente.
La vigilia se concibió «como un encuentro de oración donde Jesucristo, que dio su vida por nosotros, y vive con nosotros», fue el centro tal como aseguró Recaredo Salvador, Delegado Episcopal para las Causas de los Santos.
Unirse en oración como comunidad, como Iglesia y como Diócesis, ante el Señor, fue el objetivo de esta primera vigilia, que se organiza teniendo muy presentes a aquellos que nos precedieron, mujeres y hombres que murieron amando y, lo más importante, perdonando a quienes les quitaron la vida.
De hecho la vigilia sirvió para conocer el testimonio de tantos (religiosos, seglares, laicos, etc) que, en circunstancias complejas y muy difíciles, antepusieron la confianza en Dios por encima de cualquier otra cosa, viviendo su fe hasta el final, sin renunciar a ella, perdiendo la vida por el Señor.
En torno a esos testimonios de fe auténtica se desarrolló la vigilia con el deseo, tal como se expuso en la monición de entrada, de que fuera «un encuentro de oración alegre, gozoso, lleno de paz y de confianza en el Amor de Jesús contemplando cómo nuestros mártires, apoyados en Jesús, triunfaron sobre el odio y la persecución».
“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”, dijo el Señor (Jn 15,13)
La cita evangélica recordaba cómo los mártires prefirieron morir antes que renunciar a la fe e, imitando a Jesús en la cruz, perdonaron a sus verdugos. El Amor de Jesús fue en ellos más fuerte que la misma muerte. Se recordó, del mismo modo, su perseverancia en la fe, su confianza y abandono en Dios y, pese a las difíciles situaciones, «brillaron por su ternura, su lucidez y su perdón».
Los mártires nos sirven de ejemplo, tal como se puntualizó anoche, a todos los que formamos la Iglesia de Segorbe-Castellón, sirviéndonos de luz y de guía en el camino. Del mismo modo, en alusión al Año Jubilar que estamos celebrando, estos testimonios de fe nos ayudan a formar una verdadera comunidad de hermanos que, amándose y viviendo en comunión, salimos a evangelizar nuestra sociedad.
Tras las palabras iniciales se expuso el Santísimo Sacramento y bajo la invocación del Espíritu Santo se inició la Vigilia en la que, ante todo, estuvo muy presente el amor, que todo lo puede y todo lo perdona. La proclamación del Evangelio (Lucas, 21, 9-19) precedió los testimonios de quienes, como el Obispo Serra, murieron perdonando a quienes les quitaron la vida y proclamando a Cristo Rey.
Tras los testimonios se proyectó un vídeo con imágenes de los mártires de los distintos pueblos de la Diócesis, dando paso a las palabras del Obispo. Monseñor Casimiro López Llorente puso de relieve aquello a lo que nos exhortaba el pasado año en su Carta Pastoral al anunciar la celebración del Año Jubilar Diocesano, «hacer memoria agradecida del pasado dando gracias a Dios». Y ayer tarde se hizo memoria «trayendo hasta nuestra mente y nuestro corazón a quienes dieron su vida por amor a Jesucristo».
La vigilia, dijo el Obispo, ha servido para «conocer y valorar a quienes nos precedieron porque fueron y son testigos del amor a Cristo y del perdón siendo Evangelio vivo». En este sentido insistió en las dos palabras que más se escucharon durante la celebración: «el amor y el perdón», asegurando que el perdón «supone amar dos veces y el amor es lo único que cambia el mundo».
Del mismo modo, invitó a los presentes a la reflexión y a interpelarse tras conocer el testimonio de quienes vivieron en primera persona la muerte de nuestros mártires y preguntarse desde dónde quiere el Señor que le amemos, le sirvamos y le sigamos, siendo testigos de su amor en este mundo. Y se interpeló así mismo preguntándose si hoy habría mártires dispuestos a dar su vida por el Señor.
Concluyó dando gracias a Dios «por estas y otras muertes desconocidas para que, como ellos, acojamos el don de la fortaleza», y elevó petición «para que algún día podamos ver con gozo, beatos y también santos, a los mártires de esta causa conclusa desde hace 21 años en nuestra Diócesis».
La causa en nuestra Diócesis la encabeza el que fuera Obispo en 1936 D. Miguel Serra quien, siendo Obispo en Canarias fue designado para serlo de Segorbe y, pese a ser advertido de la hostilidad que entonces se vivía en la zona, confió en el pastoreo que Cristo le había encomendado, abandonándose completamente en Dios. Murió fusilado en La Vall d’Uixó tan solo 43 días después de su llegada a la Diócesis. Algunos de los participantes en el traslado y muerte del Obispo de Segorbe, declararon en sus respectivos juicios sumarísimos que recordaban que antes de morir dijo: “Que Dios os perdone como yo os perdono”. “Os perdonamos a todos Viva Cristo Rey.”
Gracias a la proyección de ayer tarde conocemos con mayor precisión como acontecieron los hechos que llevaron hasta la muerte a los «Siervos de Dios» (SdD):
- Miguel Serra Sucarrats, Obispo de Segorbe
- José Martí Querol, sacerdote
- Salvador Aguilella Forés, seglar
- Rafael Marín Silvestre y María Torres Robles, matrimonio
- José Vicente Centelles Abad, hermano del Beato Recaredo Centelles
Nuestro Obispo tuvo oportunidad de saludar a dos hijos de los mártires de nuestra Diócesis que ayer se sumaron junto a sus familias a la celebración.
El próximo viernes, 25 de noviembre, se celebrará la Vigilia de Oración por los Mártires Diocesanos en la Concatedral de Santa María, en Castellón, a las 20.30h de la tarde.
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