D.Casimiro exhorta a fortalecer la fe y la vida cristiana
En la Eucaristía de clausura del 475 Aniversario de la Cofradía de la Purísima Sangre
La Capilla de la Purísima Sangre de Jesús, en Castellón, acogió ayer tarde la Misa de clausura de la celebración del 475 aniversario de la fundación de la Cofradía, que estuvo presidida por Mons. Casimiro López y concelebrada por D. Miguel Simón, y el secretario, D. Ángel Cumbicos.
Fue una celebración de acción de gracias a Dios por los dones, que a lo largo de los años, el Señor ha concedido a la Cofradía y a los cofrades, dijo D. Casimiro, a través de la devoción al Cristo de la Sangre. Una devoción, resaltó el Obispo, que «vivida con intensidad, fidelidad y perseverancia, aviva nuestra fe y fortalece nuestra vida cristiana», exhortándoles a mantenerse firmes en ella.
El Obispo puso el acento en la Eucaristía que es «acción de gracias por el Misterio Pascual», actualizando en cada Misa, la muerte y resurrección de Jesucristo, que es el misterio central de nuestra fe.
El Señor nos llama a unirnos a Él «para formar una verdadera Iglesia donde fieles cristianos, creyentes, discípulos y testigos, salgamos a la misión», porque tal como advirtió D. Casimiro, «no existimos para nosotros sino para llevar a otros el gran don de la fe». El conjunto de la Iglesia existe para evangelizar «partiendo de la fuente del amor que es Cristo Jesús».
Se refirió así a la Palabra proclamada que recordaba la misión de la Iglesia, «que lo es también de la misma Cofradía de La Sangre y de todos los cristianos llamados por Jesús, como a sus discípulos, a vivir unidos a Él y anunciar su Evangelio». Así recordó también la celebración del Año Jubilar Mariano con motivo del centenario de la coronación de la Mare de Déu del Lledó, en el que estamos llamados «a crecer en comunión, en unión con Cristo, con Dios y en los hermanos para así ser fermento de la transformación de nuestro mundo», cada vez más necesitado «de trabajar desde la solidaridad, la caridad y la fraternidad».
Citando a Benedicto XVI y al Papa Francisco recordó, precisamente, que el cristiano nace precisamente de «ese encuentro personal y transformador con Cristo Jesús que cambia la mente y el corazón y orienta nuestra vida». En este sentido exhortó a los presentes a «mantener vivo ese encuentro mediante la oración y la participación en la Eucaristía, caminando juntos como Iglesia del Señor».
Coincidiendo con la festividad de San Juan Bautista, al finalizar la Misa de clausura por el 475 aniversario de la Cofradía, D. Casimiro bendijo un cuadro de cerámica del santo, precursor de Jesucristo.
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