La Diócesis celebra a su Patrono, San Pascual Baylón: “hombre sencillo y humilde, confió y esperó siempre en Dios”
Por su inmenso amor a Jesús Eucaristía, el fraile franciscano San Pascual Baylón (1540-1592) fue declarado Patrono de todas las Asociaciones y Congresos Eucarísticos. También lo es de nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón y de la ciudad de Vila-real.
“Abiertamente profesó la verdad de la Eucaristía entre los herejes y,
por ello, tuvo que pasar por graves pruebas”
(Breve apostólico Providentíssimus del Papa León XIII)
Para él, este Sacramento era el centro de nuestra fe. Este misterio y el amor a los pobres le fue inculcado por su madre desde que nació, de ahí la importancia de la transmisión de la fe a los hijos desde bien pequeños.
“Pan divino verdadero,
sácame, Señor, de mí.
Recíbeme, Dios en ti,
que en ti vivo y en ti muero”
(San Pascual)
Solemne Eucaristía
Nuestro Obispo, D. Casimiro, ha presidio esta mañana la Solemne Eucaristía con motivo de la festividad del santo. Ha sido en su Basílica, en Vila-real, y este año sí que han podido asistir los fieles devotos para honrar a San Pascual, siempre respetándose las medidas sanitarias exigidas.
Tal y como ha indicado el Obispo en el inicio de la homilía, “la crisis sanitaria parece que va remitiendo entre nosotros gracias a la vacuna, pero no ocurre lo mismo con sus consecuencias laborales, económicas y sociales”, y en estos momentos de tanto sufrimiento “nuestra Iglesia nos ofrece hoy a San Pascual, él es nuestro Patrono, es decir nuestro guía, modelo e intercesor”, y su vida y legado “nos hablan e interpelan”.
Se ha proclamado el Evangelio de Mateo (11, 25-30): «…Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré…». En él, “Jesús llama a acudir a Él, siempre y de modo especial en la enfermedad y en momentos de tribulación, para encontrar alivio, descanso y esperanza. Sus palabras expresan su solidaridad con una humanidad sufriente, desconcertada y temerosa”, ha continuado D. Casimiro.
Y esta llamada “sólo la pueden escuchar y acoger los pequeños, los pobres en el espíritu, los sencillos y humildes”, como lo era Pascual, y “como él necesitamos mucha humildad, todos y especialmente quienes nos gobiernan, para reconocer que no somos dioses, que no somos señores de la vida de los demás ni dueños de la verdad, necesitamos mucha humildad para reconocer nuestra propia verdad personal, que somos frágiles, limitados y mortales”, ha dicho a la vez que invitaba a seguir el modelo de vida del santo, “nuestro patrono, hombre sencillo y humilde, confió y esperó siempre en Dios”.
Y el Señor no solo nos llama, sino que también “sale hoy de nuevo a nuestro encuentro para despertar y avivar nuestra fe pascual, fundamento de la esperanza cristiana”, pues “ha resucitado verdaderamente, y lo ha hecho para que en Él tengamos vida”. “Nada ni nadie, ni la enfermedad, ni la pandemia, ni la tribulación, ni la penuria, ni los poderes de este mundo, ni tan siquiera la muerte, nos podrán ya separar del amor de Dios, manifestado en Cristo”, indicaba recordando a San Pablo, y da sentido así “a estas horas donde tantas cosas parecen naufragar”.
Nuestro Obispo ha exhortado “a ser testigos de la esperanza, que no defrauda, con nuestras palabras y sobre todo con nuestro modo de vida”, porque “lo distintivo de los cristianos es saber que, porque Cristo ha resucitado, tenemos un futuro seguro”, pues “no conocemos los pormenores de lo que nos espera, pero sabemos que nuestra vida, en conjunto, no acaba en el vacío, sino en Dios”.
También ha invitado “a repensar nuestro estilo de vida que tantas veces nos aliena, nos hace infelices y genera injusticias y muertes”, una renovación muy necesaria de nuestra sociedad, que “genera una nueva forma de relacionarnos los unos con los otros, engendra una nueva comprensión del tejido social que posibilita la edificación del Reino de Dios y un cuidado responsable de la casa común que nos hospeda”.
“Pascual amaba a Cristo con toda su alma, y este amor le trasformó y le llevó a entregarse al cuidado de hambrientos, sedientos y sin techo”, ha explicado al final, y “cuando un corazón está enamorado de Jesucristo, que nos ha amado hasta entregar su vida en la Cruz, ve a Jesús en el necesitado, y se hace caritativo y solidario con los demás.
Aniversario de la Basílica
Acompañado por el Alcalde de la ciudad, José Benlloch, el Obispo ha descubierto una placa conmemorativa por el 50 aniversario de la bendición del templo, que celebra también los 25 años de su proclamación como Basílica.
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