La Diócesis celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado
El Obispo nos exhorta a «construir un futuro juntos» en alusión al lema de la Jornada
Como cada último domingo de septiembre, ayer tarde la Diócesis se unía para celebrar la jornada Mundial del Migrante y del Refugiado en una Eucaristía, que estuvo presidida por Mons. Casimiro López Llorente, en la Concatedral de Santa María.
Fue concelebrada por el párroco de Santa María, D. Miguel Simón, y el Director del Secretariado diocesano para las Migraciones, D. D. Juan Crisóstomo. Junto a ellos, el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, el Delegado diocesano para las Migraciones y la Movilidad humana, D. Albert Arrufat, el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, los vicarios parroquiales de Santa María, y el Padre Nicolai, párroco de la Comunidad Ortodoxa de Castellón.
En clara alusión al lema de este año, el papa Francisco, en su mensaje para esta Jornada Mundial, destaca que «su trabajo, su capacidad de sacrificio, su juventud y su entusiasmo enriquecen a las comunidades que los acogen» y su inclusión en la sociedad «es una condición necesaria para el Reino de Dios». Y para que reine esta «maravillosa armonía» a la que se refiere el Santo Padre en su mensaje, nuestro Obispo nos exhortó a «revisar nuestras actitudes y nuestros comportamientos ante los emigrantes, los refugiados y sus familias para ser fieles al Evangelio».
Durante la homilía, D. Casimiro, a partir de las lecturas del día (Amós 6,1a.4-7; carta del apóstol san Pablo a Timoteo 6,11-16) y al Evangelio de San Lucas proclamado (16,19-31), nos invitó a la reflexión haciendo alusión a «la injusticia que produce la diferencia entre ricos y pobres» y que, tal como se relató ayer tarde, «llevó a la destrucción del reino de Israel».
El Obispo, a través de su predicación, reflejó la actualidad de las lecturas trasladándonos al momento presente para referirse a «las desigualdades, las injusticias y la indiferencia» contra las que hemos de luchar «mostrando una actitud de acogida con aquellos que tienen la necesidad y con quien hemos de construir un futuro juntos».
La Jornada Mundial que se celebró ayer, dijo D. Casimiro, «nos llama a la escucha de la Palabra de Dios superando la indiferencia». En este sentido se refirió a toda la comunidad cristiana de la Diócesis de Segorbe-Castellón para «acoger a todos cuantos han tenido que salir de sus países por buscar un mundo mejor, huyendo de la guerra, o aquellos otros que por razones políticas buscan aquí refugio».
Todos ellos, enfatizó el Obispo, «no son números, sino personas, criaturas de Dios con la misma dignidad que el resto, y como tales hay que mirarlos y acogerlos». En la Jornada de este año «se nos invita a dar un paso más allá de la acogida sincera y cordial, construyendo un futuro juntos hacia el Reino de Dios». Un Reino, dijo D. Casimiro, «de paz y justicia que es universal y para todos, porque a todos está destinado».
Para ello, nos exhortó a sumar «los dones, la riqueza cultural y espiritual pues, como recuerda el papa Francisco, la comunidad cristiana se enriquece compartiendo la fe desde las diferentes confesiones».
La celebración de la Eucaristía prosiguió con la profesión de fe y la oración universal en la que participaron activamente fieles de diferentes orígenes, quienes elevaron súplica en diferentes lenguas. A continuación, dio paso la liturgia Eucarística con el ofertorio en el que se hizo patente «la riqueza cultural y espiritual» de la Iglesia acogedora de Segorbe-Castellón a la que se había referido D. Casimiro durante su homilía.
A la Eucaristía celebrada ayer tarde, se ha sumado también este año la Vigilia de Oración que se celebró el pasado jueves por la tarde en la Parroquia de Santa Joaquina Vedruna.
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