La Diócesis refuerza su compromiso con la formación para la protección de menores
El salón de actos del seminario diocesano Mater Dei de Castellón acogió ayer una mañana de formación para la protección del menor convocada para todos los sacerdotes, religiosos y diáconos permanentes de la diócesis de Segorbe-Castellón. La jornada era de carácter obligatorio para todos los grupos anteriormente mencionados que estén implicados en actividades pastorales, educativas y otras actividades ordinarias o extraordinarias con menores o personas equiparadas legalmente. Así lo establece el Protocolo de prevención y actuación frente a abusos sexuales a menores y personas equiparables legalmente (de manera especial en el punto número 2). El Obispo de la diócesis, D. Casimiro López Llorente recordaba en su carta para convocar al encuentro que “esta formación busca fortalecer nuestro compromiso eclesial para crear entornos sanos y seguros, para prevenir los abusos sexuales a menores y personas equiparadas y para saber cómo actuar adecuadamente frente a la revelación o fundada sospecha de abuso sexual y responder ante situaciones que puedan afectar a dichas personas”.
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La ponencia estuvo a cargo del Reverendo D. Jesús Rodríguez Torrente, Coordinador del Servicio de coordinación y asesoramiento de las oficinas de protección de menores de la Conferencia Episcopal Española. Bajo el título: “El servicio: amar y dignificar al ser humano. Los abusos en los entornos eclesiales”, el conferenciante desglosó esta lacra de la Iglesia. “Por nuestras acciones somos nosotros los que provocamos el abandono definitivo de la Iglesia para muchas personas. Tenemos una bomba de relojería en nuestras manos. Podemos ser santos y a la vez perversos, como demuestran los testimonios de tantas víctimas”, señalaba Rodríguez. “Hemos de enfrentarnos a la verdad aunque nos duela y corregir”, destacaba. Durante la ponencia Jesús Rodríguez habló también de las adicciones: “Hay muchos religiosos adictos a Internet. Y ya sabemos que la pornografía lleva al abuso. Lo que en un principio es vida oculta o de soledad después pasa a la acción y finalmente a la práctica para probar y experimentar”. “El servicio se opone al abuso. El abuso no es sólo una violación sino la ruptura de un camino del propio ser”, subrayaba. También durante su exposición se atrevió a formular una pregunta que invitó seriamente a la reflexión: ¿pueden compaginarse Dios y el abuso sexual?.
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“No nos tiene que dar miedo la verdad para evitar esta lacra”, recordó en varios momentos. Insistiendo en la manipulación de los medios de comunicación para hacer ver su verdad y no la realidad de los hechos (en ocasiones exagerados o buscando reabrir heridas ya cicatrizadas). “Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en la noche de ellos. Necesitamos una iglesia capaz de encontrarlos en su camino. Necesitamos una iglesia capaz de entrar en su conversación…, hace falta una iglesia capaz de acompañar, de ir más allá del mero escuchar…” palabras del Discurso del Papa Francisco al episcopado brasileño en el año 2013, que el ponente recordó para profundizar en la cuestión de una Iglesia que abogue por la verdad y la humildad ante una cuestión tan seria y dolorosa. Otra de las cuestiones planteadas fue revisar la soledad en la que se instalan algunos sacerdotes provocada por un vacío espiritual que con el tiempo puede llevar a la ruptura con lo religioso.
Ante esta realidad Jesús Rodríguez remarcó la necesidad de un corazón que supere una lectura reduccionista y defensiva, que se abra a una lectura sistemática, que no tenga miedo a la verdad, sepa que es tarea de todos y no dé lugar a la mediocridad. También se habló de cómo construir comunidades seguras frente a los abusos. “El abuso se multiplica por la negligencia y dejación de los responsables”, puntualizó. Por eso, no podemos olvidar la importancia que tiene saber atender a las víctimas, tratarlas de forma responsable, transparente y no defensiva. Sabiendo escuchar, acompañar, manteniendo la conciencia del problema, señalando los factores de riesgo, formulando códigos de conducta y supervisando estrategias de prevención.
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También D. Casimiro recordó que “la difusión que hacen los medios de comunicación sobre esta cuestión afecta a la credibilidad de nuestra institución”. “La prevención comienza por la selección de personas y su formación”, concluyó.
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Al final de la ponencia fue presentado por D. Juan Manuel Agost, Delegado Diocesano para la Catequesis y el Catecumenado y también Delegado Diocesano para la Enseñanaza; el programa de renovación pastoral AUTEM.
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