«La diversidad constituye la gran riqueza de la única Iglesia de Cristo»
Semana de oración por la unidad de los Cristianos
Desde hoy la Iglesia celebra la tradicional Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Durante este Octavario, la principal motivación debe centrarse, en palabras de los obispos españoles, en anunciar el mensaje de salvación universal que el Resucitado confío a los apóstoles y que está muy presente en el lema escogido para este año a partir del evangelio de San Mateo (2, 2): «Hemos visto brillar su estrella y venimos a adorarlo».
Esta semana es una ocasión propicia para que los cristianos de las distintas confesiones (católicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes…) eleven su oración al Señor con una misma intención. Este año, debido a la situación de la pandemia no tendrá lugar la celebración conjunta en nuestra Diócesis, aunque desde la Delegación de Ecumenismo se ha remitido a todas las parroquias el material con el itinerario de oración preparado conjuntamente por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de Iglesias.
Con motivo de esta celebración, hablamos con D. Nuno Vieria Carvalho, Delegado diocesano de Ecumenismo
¿Cuál es el origen del Octavario?
Surgió como una iniciativa en un momento en el que las confesiones cristianas oraban juntas para lograr la plena unidad de la Iglesia, Por ello, orar por la unidad de todos los cristianos, es comprender la oración que Jesús realizó y unirnos estrechamente a Él para suplicar este don. Tradicionalmente se celebra en esta fecha, entre las festividades de la confesión de San Pedro y de la conversión de San Pablo. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson, por su hondo significado de conversión y unidad. Sin embargo, en el hemisferio sur, las iglesias lo celebran en otro momento. Suelen hacerlo coincidir con el tiempo de Pentecostés, momento importante para nuestra Iglesia. Paul Couturier le dio un nuevo impulso en 1935.
Surgió como una iniciativa en un momento en el que las confesiones cristianas oraban juntas para lograr la plena unidad de la Iglesia, Por ello, orar por la unidad de todos los cristianos, es comprender la oración que Jesús realizó y unirnos estrechamente a Él para suplicar este don.Desde 1968, los temas de cada Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos son elaborados conjuntamente por la Comisión “Fe y Constitución” del Consejo Ecuménico de Iglesias y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos de la Iglesia Católica.
¿Por qué es necesario unirnos en oración?
En primer lugar porque los cristianos sentimos una necesidad profunda de relacionarnos con Dios y eso es posible a través de la oración. Pero también para darnos cuenta que hay otros cristianos que no viven en nuestra casa, en la Iglesia Católica, que forman parte de la misma Iglesia de Jesucristo. Vivimos todos en la misma CASA que es la Iglesia pero no compartimos todos los espacios, dependencias, iniciativas, ni tradiciones. Eso sí, compartimos lo más importante: la Confesión de fe en el Dios Uno-Trino y tenemos a Jesucristo como el Único Salvador del Mundo.
¿Cuál es el estado actual de la unión de las Iglesias?
No podemos olvidar que durante siglos hemos vivido de espaldas unos a los otras. Las 3 grandes familias cristianas (católicos, ortodoxos y protestantes) tenemos que hacer una reflexión conjunta en un diálogo sereno sobre los sucesos ocurridos en el pasado, pero lo más importante es hacerlo con la mirada puesta en el presente y en el futuro. En ello estamos en la diócesis, y solamente el covid ha podido frenar este movimiento de aproximación y conocimiento mútuo tan necesario para poder entrar en diálogo entre nosotros, después de tanto tiempo sin casi reconocernos como hermanos que somos.
¿Cómo recuperar la fuerza para mantener vivo ese compromiso?
Nunca como en nuestros días, tomamos consciencia de que el mundo es mucho más que lo que nos rodea. Creo que es fundamental observar lo que desconocemos y descubrir en ello algo propio. Las expresiones de fe son distintas de las nuestras pues las comunidades están situadas en el tiempo y en el espacio y son reflejo de su propio contexto. Pero hay algo que no debemos olvidar, y es que toda esa diversidad constituye la gran riqueza de la única Iglesia de Cristo. De ahí que es fundamental el conocimiento de las realidades eclesiales distintas de la nuestra, aprendiendo a apreciarlas y a tenerlas como propias. Inevitablemente, esta actitud nos conducirá al ánimo y al compromiso con la causa de ecumenismo.
¿Qué realidades hay en nuestra Diócesis y qué iniciativas se están llevando a cabo?
Entre nosotros existen tres comunidades parroquiales ortodoxas pertenecientes al Patriarcado de Rumania (Castellón, Villareal y Segorbe) y una en Castellón del Patriarcado Ruso. Las Iglesias y Comunidades hijas de la Reforma Protestante son en número superior y de denominaciones distintas: evangélicos, bautistas, pentecostales, adventistas. El número de miembros de todas estas Iglesias es oscilante, según el movimiento de la población emigrante. En este momento la única iniciativa que estamos llevando a cabo es el acercamiento a sus líderes religiosos en miras de avanzar en el conocimiento del otro, tal como apuntaba anteriormente. Siglos de indiferencia no se solucionan con un solo café y dos pastas. Hay que dar pasos: pasar de la desconfianza para poder llegar a la amistad por lo que este proceso requiere tiempo.
Cada año, el octavario, promueve la oración y la meditación con un lema…¿cuál es el de este año y hacia qué nos motiva?
Los Magos manifiestan la unidad de todos los pueblos deseada por Dios. Viajan desde países lejanos y representan diversas culturas, impulsados por la misma hambre de ver y conocer al rey recién nacido y, juntándose en la pequeña casa de Belén, adoran con sencillez y ofrecen sus regalos. Los cristianos están llamados a ser una señal ante el mundo de la unidad que Dios trae consigo. Procedentes de diferentes culturas, razas y lenguas, los cristianos comparten una misma búsqueda de Cristo y un deseo común de adorarlo. La misión del pueblo cristiano es, por tanto, la de ser un signo, como la estrella, que guíe el anhelo de Dios de toda la humanidad hacia Cristo, y convertirse en mediación para que Dios lleve a cabo la unidad de todos los pueblos. Servir al Evangelio hoy exige el compromiso de defender la dignidad humana, especialmente en los más pobres, los más débiles y los marginados. Exige por parte de las Iglesias transparencia y responsabilidad en sus relaciones mutuas y en su relación con el mundo. Significa que las Iglesias deben cooperar para proporcionar alivio a los afligidos, para acoger a los desplazados, para confortar a los abatidos y para construir una sociedad justa y honesta. Se trata de una llamada a que las Iglesias trabajen juntas, de manera que los jóvenes puedan construir un futuro conforme al corazón de Dios, en el que todos los seres humanos puedan experimentar la vida, la paz, la justicia y el amor.
El año pasado la celebración conjunta en nuestra diócesis se suspendió por la pandemia… este año la situación es mejor pero también preocupa la velocidad de los contagios ¿Cómo ha organizado la delegación diocesana la celebración de este año?
En las circunstancias actuales, los miembros de la Delegación nos limitaremos a una reunión y a animar a las parroquias a centrar la oración de esos ocho días en la Unidad de los Cristianos. Para ello, hemos enviado material a las parroquias para que, sobre todo en la Eucaristía diária, se tenga muy presente esta intención. En breve divulgaremos un curso de Ecumenismo online para todos los interesados en el tema ecuménico. El ecumenismo es don y tarea para todos los cristianos. Todos estamos llamados a trabajar por la unidad de la única Iglesia de Cristo, es decir, aquella que constituimos, por el Bautismo, todos los católicos, ortodoxos y protestantes.
La Delegación diocesana de Ecumenismo también se encarga de las relaciones con las religiones no cristianas, ¿cómo se gestionan estas relaciones en nuestra Diócesis?
Dice Jesús en el Evangelio que tiene otras ovejas que no son de este redil. Todas las culturas del mundo están destinadas a alcanzar la Verdad en Jesucristo. La misión de la Iglesia es dar a conocer a toda la humanidad la grandeza y belleza de nuestra fe. Dios tiene sus cauces propios para llegar al corazón de todos independientemente de la raza, cultura, o nación. Las religiones contribuyen al bien de la humanidad y todos somos hermanos, Fratelli Tutti, como nos recordaba el Papa con su reciente encíclica. Así que, también es incumbencia de esta delegación la relación con las religiones no cristianas. En ello también estamos.
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