Los enfermos y peregrinos de la Hospitalidad Diocesana realizan el «gesto del agua»
D. Casimiro co-presidió la Eucaristía que se celebró ayer en la Gruta
Enfermos y hospitalarios rezaron y meditaron el Vía Crucis junto al Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón
Ayer finalizaba la peregrinación hospitalaria de Nuestra Señora de Lourdes con un intenso programa. Por la mañana, a primera hora, se celebró una Misa en la gruta, para los más de 1000 peregrinos de las Diócesis de Segorbe-Castellón, Jaén, Mondoñedo-Ferrol, Ourense y Toledo, que estuvo presidida por el Obispo de Jaén y concelebrada por Monseñor Casimiro López Llorente y el Obispo de Mondoñedo-Ferrol.
Los hospitalarios de las diferentes diócesis participaron activamente en los oficios, tanto en el coro como en la lectura de la Palabra, el resto portando enfermos o siguiendo con devoción mariana la celebración a los pies de la Virgen.
Tras la Eucaristía la hospitalidad de la Diócesis de Segorbe-Castellón se dirigió a la zona de piscinas, donde, a pesar de que por protocolo COVID se ha suprimido el tradicional baño, sí pudieron realizar el denominado «gesto del agua».
D. Casimiro, junto a los sacerdotes diocesanos que han asistido a esta peregrinación, acompañaron a los enfermos, ante quienes, nuestro Obispo rezó una oración antes de proceder a este simbólico acto que se realiza en la intimidad.
En la jornada, que también lo fue de despedida, los participantes en la peregrinación tuvieron la oportunidad de rezar y meditar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús a través del Vía Crucis. Guiado por nuestro Obispo y meditado por los sacerdotes que han participado en la peregrinación, tuvo lugar en la Capilla de Santa Bernardita para protegerse de la intensa lluvia que ayer caía sobre el Santuario de Lourdes pero que no impidió que se celebraran todos los actos y celebraciones previstas.
La jornada finalizó con el paso por la Gruta para despedirse de la Virgen y las palabras de nuestro Obispo que como lo ha hecho durante todos los días de este peregrinación, consoló a los enfermos, quienes, de la mano de María han podido mantener un encuentro con Jesucristo, y animó a los hospitalarios mostrando su agradecimiento por el servicio prestado a nuestra Iglesia Diocesana.
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