Los jóvenes de la Diócesis se unen en una Vigilia de oración por los presos
Organizada por la Delegación diocesana de Infancia y Juventud con el apoyo de la Pastoral Penitenciaria, a las 20:30 h. de esta tarde daba comienzo la última Vigilia Diocesana de Juventud de este curso, que ha presidido nuestro Obispo, D. Casimiro, en la Concatedral de Santa María, en Castellón.
En esta ocasión llevaba por lema “Descubrir al Señor en el rostro del necesitado”, y se ha centrado en el amor, la oración y la cercanía de la Iglesia con los presos, nuestras hermanas y hermanos privados de libertad.
Los jóvenes han ido entrando en el templo, de uno en uno y con los ojos vendados, con el fin de que pudieran experimentar de alguna manera el ambiente de oscuridad, soledad y desconcierto que sienten los presos al entrar en prisión. A continuación se han quitado las vendas, experimentando la luz de Dios, luz que conocen los presos gracias a los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria y a los capellanes de prisión.
El guitarrista Juan Bautista Valverde ha cantado el tema “Color Esperanza”, canción que según ha explicado la delegada diocesana de la Pastoral Penitenciaria, Sonia Barreda, cantan con mucha fuerza los presos. Cabe recordar que esta canción fue interpretada en el año 2003 ante San Juan Pablo II por el artista Diego Torres, en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid.
El Delegado de Infancia y Juventud, José Miguel Sala, ha proclamado el Evangelio de Mateo 25, 31-45: “…Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme…”.
Tras ello, el Obispo ha dirigido unas palabras a los jóvenes. Les ha invitado a ver en el otro al Señor, “especialmente en el encarcelado, en el forastero, en el que pasa hambre, en el que está enfermo, en el necesitado”. Para ello ha exhortado a “salir de nosotros mismos, a vivir el otro desde la fe, a no ser indiferentes con el que sufre”.
“El Señor sale a nuestro encuentro a través de su Palabra, en la Eucaristía, en la Iglesia y en cada acontecimiento de nuestra vida», ha explicado, “para que amemos al que pasa necesidad como si de Él se tratara”. Los voluntarios de la cárcel son un don, ha dicho, porque a través de ellos el preso se encuentra con el Señor, y siente “el cariño, la cercanía y la misericordia de Dios”.
Posteriormente, los jóvenes han podido escuchar el valiente testimonio de una presa, que ha hablado de su difícil infancia y de las causas por las que está en prisión. Ha definido la cárcel como “un lugar cerrado, triste, agobiante y estresante”, y ha contado como ha experimentado el amor de Dios y el abrazo de la Iglesia en la cárcel, a través de los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria y de los capellanes de prisión. Por último, ha pedido que “no juzguéis a nadie, pues detrás de un preso hay una persona y una historia”.
Tras el testimonio han pasado a celebrar la segunda parte de la Vigilia, que ha consistido en la Adoración del Santísimo, rezando de un modo especial por los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria, por los presos y por sus familias.
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