Solemne Eucaristía con motivo de la festividad de Santa Genoveva Torres
Ayer tarde se celebró, en la Iglesia de los Santos Juanes de Almenara, la Solemne Misa en conmemoración de Santa Genoveva Torres. Esta primera celebración de 2022 estuvo presidida por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente. La Eucaristía comenzaba con el saludo general del Obispo a los sacerdotes concelebrantes, el Vicario General, D. Javier Aparici y el párroco, D. Manuel Díaz, así como al cabildo catedralicio, Federico Caudé, los Vicarios de Pastoral y del Clero, D. Miguel Abril y D. Marc Estela, a D. Juan Vicente Vaquerizo, Vicario de La Asunción de Ntra. Sra (Alcora) y oriundo de Almenara, y el secretario particular, D. Ángel Cumbicos, a los diáconos, a la Madre General, Marisol Alarcia, y a las hermanas Angélicas, así como a los familiares de la santa y a los fieles en general. Con la Solemne Eucaristía concluían los actos que se han celebrado desde el pasado 1 de enero para recordar a quien fuera canonizada por San Juan Pablo II en mayo de 2003 y primera Santa de nuestra Diócesis.
«A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos«
Tras la proclamación de la Palabra (Eclo 2: 7-13; Gal 6: 14-18; y Mateo 25: 31-40) la homilía de D. Casimiro puso el acento en «el amor a Cristo y la Eucaristía como fuente de vida» de la Santa. Tras un breve, pero conciso recuerdo de la vida de Santa Genoveva, las palabras del Obispo de la Diócesis lo fueron de «acción de gracias porque ella ha sido y sigue siendo un don para nuestra Iglesia diocesana y para cada uno de nosotros». La Iglesia celebra los Santos, dijo el prelado, «como modelo que nos recuerdan que es posible caminar desde la fe y desde el encuentro con el Señor, siendo testigos, como ella lo fue, del amor al prójimo». Un camino, recordó D. Casimiro al que nosotros también nos estamos preparando en este año de Gracia en el que vamos a celebrar el 775 Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe.
Muchos son los aspectos a destacar de Santa Genoveva que nos deben servir de referencia y modelo, dijo D. Casimiro, poniendo el énfasis en «la total confianza en Dios, a pesar de las muchas dificultades y carencias a las que tuvo que enfrentarse, ella nunca dudó de Dios». Una mujer profundamente cristiana, pero también humilde y caritativa con los necesitados que, en palabras del Obispo, «alimentaba la confianza en Dios a través de su profunda devoción a la Eucaristía donde entraba en las entrañas del corazón de Jesús, viviendo y meditando los misterios de Jesucristo en el rezo del Santo Rosario». Y de ahí, recordó D. Casimiro, «su devoción a la Virgen a quien tenía como modelo de humildad».
A la luz de la Palabra proclamada, el Obispo exhortó a acoger el encuentro del Señor con cada uno de nosotros como lo hizo Santa Genoveva. Y de su encuentro con Jesucristo, dijo D. Casimiro, «se dejó llenar del amor misericordioso de Dios y llevó a otras mujeres hacia ese encuentro personal con Dios». Así, invitó a todos los fieles, «a salir al encuentro del Señor y llevar a otros a ese encuentro que es transformador, renovador y salvador, porque da esperanza y nos ayuda a fortalecer nuestra fe». Para concluir, elevó súplica al Señor para vivir con la misma actitud de Genoveva, en este año tan rico en Gracias para la Diócesis y para la vida de nuestra Iglesia diocesana, «y nos conceda, por intercesión de Santa Genoveva, avivar nuestra fe y nuestra confianza en Él y caminemos como Iglesia peregrina del Señor, para ser, aquí y ahora misioneros suyos».
Genoveva nacía un 3 de enero de 1870 en Almenara, en el seno de una familia cristiana y humilde. A la edad de ocho años queda huérfana al fallecer sus padres, José Torres y Vicenta Morales, además de cuatro de sus cinco hermanos. Es por ello que se vio obligada a abandonar sus estudios, una educación muy elemental, para comenzar una vida de servicio a los demás, asumiendo el cargo de ama de casa y la atención de su hermano José.
A los trece años le diagnosticaron un tumor maligno, el cual le causaba unos dolores tan insoportables que en ocasiones perdía el conocimiento, por lo que tuvieron que amputarle una pierna en una operación sin anestesia. Desde entonces siempre necesitaría dos muletas para poder caminar. Pasados unos años volvió a caer gravemente enferma y tuvo que ser internada en el orfanato “Casa de la Misericordia” de Valencia, conducido por las Carmelitas de la Caridad, donde completó su formación, creció en su vida espiritual y en su relación con el Señor.
Tal como recordó nuestro Obispo durante la homilía, Santa Genoveva, sentía una especial devoción a la Eucaristía, al Sagrado Corazón, a Ntra. Sra. del Buen Suceso y a los ángeles. Buscando siempre hacer la voluntad de Dios, a los veinticuatro años se fue a vivir con dos mujeres, Isabel Fuster y Amparo Ribes, con las que realizaba trabajos de costura y a las que servía, poniendo siempre a Jesús en el centro de aquella casa. Pronto se dio cuenta de que muchas mujeres de su época eran víctimas del abandono y de la soledad, por lo que en 1911 inauguran en Valencia la primera de muchas otras residencias que se fundan, en toda España y en otros países, con el fin de darles amparo a estas mujeres, de ser consuelo en la soledad y para la adoración nocturna de la Eucaristía. Este es el origen de las “Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Santos Ángeles”, instalándose en Zaragoza la Casa General y el Noviciado, junto a la Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar.
A pesar de su juventud y de todo por lo que había pasado, Genoveva pasaba los días trabajando, sirviendo y rezando. Tenía una gran madurez y poseía una gran capacidad de sufrimiento. Solía repetir: “Todo lo vence el amor”.
Hay quienes ante el sufrimiento de la vida se rebelan contra Dios. Ella no. Santa Genoveva, en medio de sus padecimientos se acordaba de Jesús Crucificado y todo lo ofrecía por la salvación de los pecadores. Un ejemplo de fe ante el misterio del dolor y del sufrimiento humano.
Esta sencilla mujer era una protagonista privilegiada del Evangelio del Sufrimiento, como dijo Juan Pablo II en su Carta Apostólica “Salvifici Doloris”. Un Evangelio escrito por “todos los que sufren con Cristo, uniendo los propios sufrimientos humanos a su sufrimiento salvador”, cumpliéndose en ellos “el Evangelio del sufrimiento”.
Oración a Santa Genoveva
Oh Dios, que concediste a Santa Genoveva Torres Morales, religiosa, gracias innumerables escogiéndola como instrumento fiel para combatir la soledad en que viven muchos seres humanos, haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, de servir con alegría y sencillez a la Iglesia y al prójimo, iluminando los caminos del mundo con la luz de la fe y del amor. Dígnate concederme por su intercesión el favor que te pido… (Pida aquí su favor)
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
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