Ayer, tercer domingo de Pascua, la parroquia de San Bartolomé de Borriol acogió la celebración del Rito de Admisión a la Iglesia Católica de un adulto, así como del Bautismo de tres niñas, que estuvo presidido por el Obispo, D. Casimiro López Llorente, y que concelebró el párroco, Pedro Saborit Badenes. Se trata de John Williams y de sus tres hijas, Noa, Amy y Chloe, de 9, 6 y 4 años de edad.
En la homilía, el Obispo indicó que “estamos celebrando la Pascua, la fiesta más grande que tenemos los cristianos, en la que Cristo Jesús ha muerto y ha resucitado para que en Él tengamos Vida”, recibiendo el amor de Dios, “que es lo mejor que nos puede pasar en nuestra vida, pues todos deseamos ser amados y amar como Él nos muestra”.
“Creemos en Dios Padre todo poderoso, creador del cielo y de la tierra, creador de cada uno de nosotros, prosiguió, por lo que “no estamos aquí por casualidad, estamos aquí porque a través del amor de nuestros padres, Dios nos crea y nos llama a esta vida por amor y para el amor”.
Además, a los ya bautizados nos hace hijos e hijas suyas, “como va a ocurrir hoy con estas tres niñas”, y también “miembros de una comunidad, de la Iglesia, que en este caso se concreta en esta comunidad de Borriol, que debe ser presencia del amor de Dios para los demás”.
Una comunidad que viva “sabiéndoos perdonar, buscando el bien de cada uno, donde todos se sientan acogidos, acompañados, y en la que vivamos como aquellos primeros cristianos”, que «perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones… vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno» (Hch. 2, 42-47). Para ello es necesario que el cristiano “crea, se encuentre con el Señor resucitado”, “amándole a Él sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”, añadió.