Las 11 palabras clave de Fátima: Rosario y Corazón Inmaculado
Rosario
La Señora del Rosario no se cansará de pedir a los pastorcitos que «recen el rosario todos los días». La razón de la insistencia en esta oración apunta hacia el núcleo del mensaje de Fátima que es evocado precisamente en las cuentas de los misterios del Rosario: Fátima recuerda el rostro bíblico de un Dios con entrañas de misericordia (Jer 4,19) que viene al encuentro del hombre, sediento de rescatarlo para la alegría plena; así también la oración del Rosario nos centra en esa promesa definitiva del triunfo de la Misericordia que la vida de Cristo, evocada en los misterios del rosario, vino a inaugurar.
Pedido en todas las apariciones de Nuestra Señora -como ya los primeros interrogatorios a los videntes dejan percibir-, el rosario es la oración aprendida en la escuela de María. Nos educa en la humildad de la fe, al estilo de esa mujer única que, con su fiat, hizo de su vida don, y que conservará cada gesto, cada palabra de Jesús, «ponderándola en su corazón» (Lc 2,19). Meditar los misterios de la vida de Cristo, como lo hizo María, es dejarse amoldar por la presencia de Dios, tal como ella lo hizo. Abriendo con la doxología a la Santísima Trinidad -esto es, colocándonos en el horizonte de la adoración a Dios-, es la obra redentora de Cristo que se vuelve manifiesta en el Rosario.