El Papa Francisco nombró ayer, 10 de octubre, como Arzobispo Metropolitano de Valencia a monseñor Enrique Benavent, hasta ahora Obispo de Tortosa, valenciano de Quatretonda, que fue obispo auxiliar de Valencia de 2005 a 2013, según anunció la Santa Sede y la Nunciatura Apostólica en España.
Igualmente, el Pontífice ha aceptado la renuncia que presentó el cardenal Antonio Cañizares el 15 de octubre de 2020, al cumplir entonces 75 años, y lo ha designado administrador apostólico de la Archidiócesis de Valencia hasta la toma de posesión de monseñor Enrique Benavent, que se celebrará el próximo 10 de diciembre en la Catedral de Valencia.
El Salón del Trono del Palacio Arzobispal de Valencia acogió el anuncio con una gran ovación dirigida al cardenal Cañizares y al nuevo titular de la Archidiócesis.
En el primer mensaje que dirigió monseñor Benavent a la Archidiócesis de Valencia – leído por el Vicario General de la Archidiócesis, D. Vicente Fontestad- el Arzobispo electo acoge este nuevo encargo con gran gozo, responsabilidad y alegría: “Ser Arzobispo de la Archidiócesis en la que nací a la fe, en cuyo Seminario me formé, a la que antes de ser obispo de Tortosa he servido con alegría durante 22 años como sacerdote y ocho y medio como obispo auxiliar, y a la que amo de corazón, es una responsabilidad que nunca hubiera imaginado”.
Además, expresa que “desde este momento tengamos todos el deseo de hacer de la Iglesia una auténtica familia” y que “las diferencias legítimas que pueda haber entre nosotros no se conviertan en divisiones, nuestro testimonio será creíble e iluminador para el mundo”.
Monseñor Benavent destaca de su antecesor, el cardenal Cañizares, su “dedicación admirable”. “Ha servido y se ha entregado por nuestra Archidiócesis durante estos últimos ocho años. La sencillez de su persona y de su vida, y su donación total nos han edificado a todos”.
Monseñor Benavent ocupará el cuadragésimo sexto lugar en la serie de Arzobispos que ha tenido la diócesis de Valencia desde que fue elevada a sede metropolitana en 1492 por el papa Inocencio VIII, y el sexagésimo primero desde la Reconquista de Valencia por el rey Jaime I en 1238.