Canto del Magnificat en conmemoración del XCIX aniversario de la Coronación de la Mare de Déu del Lledó: “Ella es el faro en la oscuridad de nuestra noche”
Con gran devoción y fervor a la Mare de Déu del Lledó, cientos de castellonenses se han reunido esta mañana en la Concatedral de Santa María para celebrar el Canto del Magnificat a la Reina y Patrona de la ciudad de Castellón, acto que ha presidido nuestro Obispo, D. Casimiro, en el nonagésimo noveno aniversario de la Coronación de la Virgen, y vigésimo cuarto de la Consagración de la Concatedral.
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La parte musical ha corrido a cargo de la Coral de Barreros de la Mare de Déu del Lledó, con Augusto Belau en el órgano, y con la intervención del tenor solista Manuel Navarro Forcada. Además, se han disparado 99 salvas, con el volteo de campanas “Vol de la Coronació” desde el Fadrí.
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Se ha procedido al traslado de la imagen de la Virgen del Lledó desde la capilla lateral del templo hasta el Altar Mayor y, posteriormente, se ha proclamado el Evangelio de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel.
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“Atentos a la llamada de la Madre hemos venido a la Concatedral, para celebrar con este Magnificat el 99º aniversario de su Coronación, que nos está preparando ya para el Año Jubilar que vamos a iniciar el próximo domingo”, ha dicho el Obispo en la homilía. “Hoy sentimos la cercanía maternal y la presencia amorosa de nuestra Madre, la Mare de Déu del Lledó… la más humilde, y a la vez la más grande de todas las criaturas”.
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“El Magnificat es la respuesta de María a las palabras de saludo de su prima Isabel: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!», ha explicado D. Casimiro. “La Virgen proclama la grandeza del Señor”, dirigiendo nuestra mirada a Él. Ella “no tiene miedo de Dios”, porque sabe que “Él no oprime la vida del ser humano”, más bien todo lo contrario, ella es grande porque ha dejado a Dios ser grande en su vida.
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“En la actualidad se piensa y se cree que, apartando a Dios, y siendo el hombre totalmente autónomo, siguiendo sus propias ideas y su voluntad, llegará a ser más libre y podrá hacer lo que desee”, ha advertido. “Pero cuando Dios desaparece, el hombre pierde la dignidad”.
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Este es el verdadero problema de nuestro tiempo, ha indicado, “la quiebra de humanidad, la falta de una visión verdadera del hombre, que es inseparable de Dios creador y redentor”. El hombre de hoy prescinde de Él en su vida y “se erige así mismo en el centro de su existencia, suplantando a Dios por que querer ser Dios, sin Dios”, lo cual “ocurre en la vida personal, familiar, política y legislativa”, “se margina a Dios”. Pero “el ser humano es grande solo si Dios es grande”, ha señalado el Obispo.
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Ante ello ha puesto a la Madre de Cristo como nuestro modelo a seguir, y ha exhortado a no alejarse de Dios, “haciendo que esté presente y sea grande en nuestra vida”. “Recuperemos a Dios en nuestra existencia, dejemos a Dios ser Dios”.
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“La Mare de Déu del Lledó es faro en la oscuridad de nuestra noche, faro que nos conduce hacia la luz, que es Dios mismo”. Ella “nos enseña a poner toda nuestra confianza en Dios, en las alegrías y en las penas, en la dificultad, en la enfermedad, y también en la muerte”, porque Él es amor y hace maravillas.
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