Unas vacaciones diferentes para crecer juntos en el amor conyugal
En total, 25 matrimonios y dos parejas que formalizarán el Sacramento en breve, han participado en el curso «Tenemos las vacaciones que necesitas», que se clausuraron ayer tarde y que ha organizado la Delegación diocesana de Familia y Vida junto con las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret con el objetivo de fortalecer su fe y crecer juntos en la riqueza del amor conyugal.
El programa de estos encuentros, se ha basado en las enseñanzas de San Juan Pablo II con el objetivo de que sirva de guía para vivir el matrimonio de forma feliz de la mano de Jesucristo, encontrar las respuestas para profundizar en el sacramento del matrimonio durante la vida conyugal, encontrar la plenitud frente a los límites que puedan surgir en la vida matrimonial y descubrir cómo poder llegar a tener un matrimonio feliz. Se ha dividido en cuatro temas que se han celebrado cada jueves en sesiones entre las 19,00 y las 21,00horas.
Tal como afirma la hermana Catalina Nowak, Superiora de la Comunidad, pensaron que el contexto del verano, como periodo vacacional y de descanso «era oportuno para que, en este año dedicado a la familia, se celebraran estos encuentros para crecer juntos en la gracia del Sacramento del Matrimonio que un día recibieron».
Han participado casi una veintena de matrimonios y dos parejas que, en breve, pasarán por el altar. Las sesiones han discurrido con un formato que ha combinado la exposición temática de cada encuentro por parte de una de las Hermanas y del Delegado diocesano de familia y Vida, Luis Oliver, a partir del cual se proponían unos interrogantes a los esposos que se meditaban en oración ante el Santísimo Sacramento expuesto en la Capilla. Cada sesión finalizaba con una merienda-cena en la que todos podían compartir experiencias.
Las sesiones, comenta la Hna. Catalina, «han sido como una vuelta al principio del Sacramento recibido como fuente de gracia para ver al señor en la vida conyugal de cada pareja en todas sus dimensiones o aspectos», pues, tal y como han experimentado, «el matrimonio es un Sacramento permanente y no algo que se recibió y ya pasó».
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