El Papa Francisco: “¡Qué bueno es que los jóvenes sean «callejeros de la fe»!”
La Diócesis se compromete con la Nueva Evangelización
El pasado mes de julio se llevó a cabo la IV Edición del Encuentro de Nueva Evangelización (ENE), en Salamanca, un evento que constituye actualmente una de las citas más influyentes para la Nueva Evangelización en España debido a su condición de punto de encuentro de distintas realidades eclesiales, tanto de laicos como de religiosos y sacerdotes, y a que mantiene durante el año redes de colaboración y espacios para compartir métodos, experiencias y proyectos.
Nuestra Diócesis, por su parte, también ha adquirido importantes compromisos con la evangelización. Ejemplo claro de ello es la reunión celebrada por el Consejo Presbiteral poco antes de finalizar el año 2016. Don Antonio Caja, párroco de San Francisco, en Castellón, habló sobre el movimiento Alpha, y Juan Carlos Vizoso sobre los Retiros de Emaús. Además, ya iniciado el nuevo año, el pasado jueves tuvo lugar un Encuentro de Nueva Evangelización en el Seminario Mater Dei. Al acto acudieron diferentes sacerdotes, convocados por la Vicaría de Pastoral. Durante la reunión, don Antonio expuso cómo se vivió el encuentro de Salamanca y lanzó diversas propuestas para motivar a los sacerdotes a abrirle las puertas y darle vida a la nueva evangelización.
Los Papas en relación con los movimientos eclesiales
En la actualidad, diferentes Papas han acogido con los brazos abiertos los nuevos movimientos que favorecen la evangelización porque representan una «propuesta de vida cristiana que toca todos los aspectos de la existencia humana» y «proponen formas renovadas de seguimiento de Cristo», como expresa la carta Iuvenescit Ecclesia, publicada por la Santa Sede en junio de 2016.
En este sentido, San Juan Pablo II calificó a los movimientos eclesiales como una «respuesta providencial, suscitada por el Espíritu Santo a la necesidad de comunicar de manera convincente el Evangelio en el mundo, teniendo en cuenta los grandes procesos de cambio a nivel planetario».
Además, en una entrevista Ratzinger cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe declaró que cada vez encontraba en el seno de los movimientos católicos más grupos de jóvenes resueltamente dispuestos a vivir de forma abierta y plena la fe en Cristo, destacando como una de sus características más relevantes su gran impulso misionero: «La alegría de la fe que manifiestan es algo contagioso, y surge de ellos un genuino y espontáneo vivero de vocaciones para el sacerdocio ministerial y la vida religiosa», expresó.
El Papa Francisco explica que uno de los peligros que corre la sociedad actual es ahogarse en «una tristeza individualista» que brota de un corazón abrumado por el consumismo (como se explicaba en el reportaje de La Hoja de la semana pasada) y placeres efímeros de «una conciencia aislada», asegura en su Exhortación Evangelii Gaudium, que trata profundamente el tema de la evangelización y la transmisión de la fe cristiana.
“Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor», explica. Y esto también nos puede pasar a los creyentes, que nos dejamos llevar por las apetencias y tentaciones diarias, tentaciones en forma de excusas y reclamos tecnológicos, que multiplican las ocasiones de placer y ocio permanente, cerrándole la puerta a lo espiritual.
Benedicto XVI expresó en su primera encíclica sobre el amor cristiano Deus caritas est que no se comienza a ser cristiano «por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida». Por tanto, una persona no se convierte de la noche a la mañana, ni cree en Dios porque alguien se lo cuente. Necesita un encuentro personal con Cristo, necesita ser evangelizada de una forma concreta y casi tangible, que le haga experimentar el amor de Dios en su propia existencia. Sólo gracias a ese encuentro – o reencuentro – con el amor de Dios, somos rescatados de esa «conciencia aislada y autorreferencialidad», como expresa el Papa en su Exhortación, y es ahí donde se encuentra la acción evangelizadora, «porque si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?».
El Papa Francisco inicia la Exhortación Evangelii Gaudium invitando a todos los cristianos a vivir una nueva etapa evangelizadora e indicar caminos para «la marcha de la Iglesia en los próximos años». La misión evangelizadora es, pues, propia de la Iglesia, de todos los que formamos parte de ella, y concretamente de la familia, que lleva a cabo una importante labor en la transmisión de la Fe a los hijos.
“La proliferación y crecimiento de asociaciones y movimientos predominantemente juveniles pueden interpretarse como una acción del Espíritu que abre caminos a sus expectativas y búsquedas de espiritualidad profunda y de un sentido de pertenencia más concreto”, asegura el Papa en su Exhortación, y continúa: “¡Qué bueno es que los jóvenes sean «callejeros de la fe»!”.
Por su parte, uno de los últimos en dar sus primeros pasos en la nueva evangelización dentro de la Diócesis son los Grupos Alpha, que proponen un método que se basa en plantear preguntas sobre la Fe y la vida y lo que el cristianismo responde sobre ellas, en un ambiente de amistad durante el transcurso de una cena, sencilla a la vez que elegante. Su estructura cuenta con diez sesiones y se formulan interrogantes como: «¿Cómo puedo tener fe?» o «¿Sana Dios hoy en día?».
El Papa Francisco es claro al respecto: «Al que arriesga, el Señor no lo defrauda», invita en la Exhortación Evangelii Gaudium, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, «descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos».
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