«El servicio pastoral en Benicàssim está enriqueciendo mi espiritualidad»
Renars Birkous, tiene 33 años, es sacerdote de la Archidiócecis de Riga (Letonia) desde hace 8 años. Llegó a España en 2017 para estudiar Derecho Canónico en la Universidad de Navarra, además está preparando su Tesis Doctoral sobre los «privilegios Paulino y Petrino».
Sus vacaciones estivales de este año las está dedicando a prestar servicio, desde finales del pasado mes de julio, en la Parroquia de Benicàssim que ahora, precisamente durante los meses de verano, ve intensificada su actividad como consecuencia del incremento de oficios religiosos para atender el importante volumen poblacional.
La parroquia de Benicàssim requiere una atención pastoral más intensa en este periodo estival por el número de veraneantes. Cada verano algún sacerdote estudiante en España colabora en la parroquia, lo cual supone, «una experiencia muy enriquecedora, tanto para mi como para toda la comunidad cristiana, que ve la catolicidad de la iglesia con sus acentos y cómo se vive la fe en otras culturas, con sus dificultades y gozos», asegura el párroco Luis Oliver.
Esta semana hemos asistido a una de las celebraciones oficiadas por Renars Birkous quien, con un español, singular por su acento, que domina con soltura, asegura que su estancia aquí son «unas vacaciones en misión; vacaciones por el cambio de ambiente, pero también en misión por el trabajo pastoral, que conlleva no solo la celebración de la Misa diaria, sino también administrar el Sacramento de la Confesión o participar en alguna actividad parroquial junto a las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret».
Asegura sentirse afortunado participar en la dinámica pastoral de esta comunidad parroquial de nuestra Diócesis pues «la oración, la liturgia de las horas, la preparación de las homilías, la administración del Sacramento de la Confesión contribuye a cultivar la vida interior que para mí, como sacerdote, es importantísimo porque tu espiritualidad es lo que aportas a los demás a través del servicio».
Su día a día, además del tiempo que destina a la oración, la lectura y la preparación de la Misa diaria, también se centra en asistir a enfermos y administrarles los Sacramentos. Los domingos es quizá el día de mayor trabajo, «pues hay más celebraciones Eucarísticas, el horario de atención en las confesiones también es más amplio y la intensidad de asistencia de los fieles es mayor». Presta servicio en la Iglesia de Santo Tomás, en el Complejo parroquial de San Juan Pablo II y, algún domingo en la Capilla del Carmen.
Reconoce sentirse «impresionado por la cantidad de personas que acuden a los oficios a primera hora de la mañana, porque sabiendo que están de vacaciones, su asistencia y participación demuestra la importancia que le otorgan a la Misa y el significado que para ellos tiene la celebración de la Eucaristía».
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