Oremos por el Papa
Queridos diocesanos:
En la Solemnidad de San Pedro y de San Pablo recordamos a estas dos, columnas de la Iglesia y heraldos intrépidos del Evangelio, que, por caminos diversos, congregaron la única Iglesia de Cristo y sufrieron el martirio en la Ciudad Eterna.
En este día dedicamos un especial recuerdo al Papa, Benedicto XVI. Es una jornada para agradecer a Dios la persona y el ministerio del Papa. Un día para orar especialmente por Benedicto XVI, que cumple en este día y año el 60º Aniversario de su ordenación sacerdotal. Es un día para avivar en nosotros el aprecio por su persona y por su extraordinario magisterio con un lenguaje sencillo y directo, asequible a todos. Es un día para valorar el papel insustituible del Papa para toda la Iglesia y para cada uno de los cristianos católicos.
El Papa es el sucesor de Pedro, primer Obispo de Roma. Entre los Apóstoles, testigos directos de las palabras, vida y obras de Jesús, elegidos y enviados por Él mismo para ser sus testigos y maestros en su nombre, Pedro tiene por voluntad expresa de Jesús un puesto y un significado especial. Jesús eligió a Pedro para ser el apoyo firme de la fe y de la vida religiosa de sus discípulos. “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” y “He orado por ti para que tu fe no desfallezca. Cuando estés fuerte confirma a tus hermanos”, le dice el Señor a Pedro. Los Apóstoles reconocieron a Pedro la función de presidencia de todos ellos. Después de ascender Jesús al Cielo, Pedro presidía la vida y las actividades de los Doce. Pedro es testigo, fundamento y piedra firme de la fe de todos los creyentes: él es la piedra sobre la que Jesús construye su Iglesia, el fundamento de la unidad en la fe de la comunidad de los creyentes.
Después de anunciar el evangelio en Jerusalén, Pedro va a Antioquia, y luego a Roma. Roma era el centro del mundo conocido. Situarse en Roma era una manera de manifestar la universalidad del evangelio de Jesús y de impulsar la difusión de la fe cristiana por todo el mundo. Hay testimonios muy antiguos de que los Obispos de todo el mundo se sentían vinculados a la tradición cristiana de Roma. La huella de Pedro ha dado a la Iglesia de Roma ese papel de ser referencia para todas las demás Iglesias, garantía de la autenticidad y de la unidad católica de la fe y de la vida de todos los cristianos.
El ministerio de Pedro se perpetúa en el Obispo de Roma, hoy Benedicto XVI. El Papa garantiza la unidad en la fe de todos los cristianos, de todos los Obispos y de todas las Iglesias diocesanas. Los cristianos católicos sabemos que, si estamos en comunión amorosa y creyente con el sucesor de Pedro, con su persona y su doctrina en cuestiones de fe y de moral, nos encontramos dentro de la corriente viva de la fe de los Apóstoles, que arranca del mismo Cristo. Esta es la garantía para saber que nuestra fe es auténtica, que somos verdaderos discípulos de Jesús. Acojamos de corazón y vivamos con fidelidad lo que el Papa enseña en cuestiones de fe y de moral. Nuestra fe ha de ser personal, sí; pero también eclesial, apostólica y en comunión afectiva y efectiva con el Papa.
Oremos por el Papa, Benedicto XVI, por su ministerio y por sus intenciones. Colaboremos en la colecta de este día para que el Papa pueda seguir atendiendo a los más necesitados del mundo.
Con mi afecto y bendición,
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón