“La familia es la esperanza de la Iglesia y del mundo”
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#HMFamiliayVida
Todas las instituciones sufren, en este tiempo, los cambios fuertes y las transformaciones profundas y rápidas en la sociedad y en la cultura. La familia los padece de un modo más íntimo pues en muchos casos, esas transformaciones se dirigen a modificar su esencia ampliando su definición: cuando todo es familia, nada es familia. En este contexto, la Iglesia, que se describe a sí misma como familia de familias y que es consciente de que la familia es uno de los bienes más valiosos de la humanidad, reconoce la aportación insustituible de la familia, defiende sus valores y anima y sostiene a quienes han decidido sacar adelante con libertad su propio proyecto familiar.
La familia es la primera institución humana. El amor fecundo entre el hombre y la mujer están en el corazón de la naturaleza humana. La igual dignidad de ambos y su valiosa complementariedad sostienen una relación que permite a los hijos que nacen de ella un entorno seguro en el que poder desarrollar su humanidad protegidos por el amor de sus padres. Además, un ambiente familiar de protección, respeto y libertad que se basa en el amor es el mejor ambiente para el desarrollo de los rasgos personales de los hijos y su maduración.
En la familia se realiza de manera primera y fundamental la vocación genuina del ser humano que es el amor. El amor está en el origen de la existencia y en la vocación final de cada persona: somos creados por amor y somos creados para el amor. Los vínculos que se establecen en la familia entre el varón y la mujer, entre los padres y los hijos, entre los hermanos, son relaciones de amor. Esa relación se entreteje de entrega y sacrificio. Sostiene a sus miembros en los momentos de dificultades y los impulsa hacia delante en los momentos favorables.
De la misma forma que cada persona es imagen de Dios y en ello radica su dignidad infinita, cada familia es imagen del amor de Dios en sus tres personas y está llamada a una comunión entre sus miembros. La Iglesia propone esta mirada a la familia y por eso se ofrece a ella y se entrega para hacerla visible en este tiempo y en esta sociedad concreta.
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