Los jóvenes de la Diócesis se unen a Jesús en una Vigilia de Oración para ser «todos uno»
Organizada por la Delegación Diocesana de Infancia y Juventud en colaboración con Hakuna bajo el lema «Todos forofos de todos»
La presencia de Jesucristo en el Altar, expuesto en el Santísimo Sacramento, unió ayer noche a los jóvenes de nuestra Diócesis en la primera Vigilia de Oración de las que se van a organizar en el presente curso Pastoral en el que la celebración del Año Jubilar Diocesano va a estar muy presente. Así lo aseguro D. José Miguel Sala, Delegado Diocesano para la Infancia y la Juventud, con el objetivo de «trabajar las palabras clave del lema de este Año Jubilar: comunión y misión».
El objetivo de estos encuentros, así como el resto de actividades programadas, es «proponer a Jesucristo, que vean que no están solos y que son muchos los jóvenes que, en otras parroquias y en diferentes movimientos y asociaciones de nuestra Diócesis siguen a Jesucristo y profundizan en su Evangelio».
Bajo esta premisa se celebró anoche esta Vigilia de Oración, que partió de la lectura del Evangelio (Juan 17, 20-26) y sirvió para poner en valor que el amor es el mayor regalo para nosotros. Es a través del amor mutuo como revelamos el amor de Dios con los demás. De la revelación de cómo los cristianos nos amamos unos a otros, es como otros se acercarán a Jesús.
Todos somos uno
El Obispo de la Diócesis, que presidió la Vigilia, meditó junto a los jóvenes, mostrando su cercanía a «las diferentes espiritualidades pero unidos por Jesucristo» haciendo alusión a la Palabra que se había proclamado. Y es que la riqueza de nuestra Iglesia Diocesana está precisamente en que «todos somos de Cristo Jesús, hechos a su imagen y semejanza que nos une a Él como sus discípulos». Unidos a Él, «eleva una oración de gratitud al Padre y pide para nosotros que todos seamos forofos de todos» dijo D. Casimiro aludiendo al lema de la Vigilia.
La presencia de Jesús Sacramentado ante la mirada de cientos de jóvenes reforzó, más si cabe, el mensaje de nuestro Obispo para este Año Jubilar pues «Él es la fuente y el centro de la vida de todos los cristianos que, quedándose presente en la Eucaristía crea comunión con nosotros y entre todos los que participamos de un mismo pan».
Y esa es nuestra tarea y la esencia de la Iglesia, dijo D. Casimiro, «ser signo de comunión con Dios para ser comunión entre nosotros» para que, como ha dicho Jesús esta noche a través del Evangelio de San Juan, todos sean uno como tu, Padre, que estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste».
D.Casimiro se mostró también cercano a las inquietudes de los jóvenes, «a las dificultades a las que os enfrentáis», dijo, exhortándolos a «acoger a Cristo en vuestro corazón sabiendo que ÉL sana nuestras limitaciones y se hace presente en esta Iglesia Diocesana para salir a la misión». Palabras que sirvieron de antesala a nuestro Obispo para referirse al mundo actual. Un mundo, matizó, «en el que se predica la autosuficiencia, donde hay mucho sufrimiento y dolor porque se ha perdido a Cristo o no se le ha encontrado, un mundo que ha perdido el rumbo y acude a fuentes empantanadas que no sacian el deseo de plenitud de nuestro corazón».
En este sentido, les exhortó a «dejarse empapar por el Señor, de su amor entregado hasta el final». Un amor, destacó D.Casimiro, «que es desinteresado y que se nos ha dado desde la Cruz pero también quedándose en medio de nosotros para ser manantial del amor de Dios creando unidad entre nosotros paras ser fermento de paz, unidad y justicia en nuestro mundo».
También, en este tiempo de Adviento, hubo palabras hacía la Virgen María que «resplandece ante nosotros por su ejemplo de escucha, acogida y confianza plena en Dios». Su actitud y sus virtudes han de servirnos, concluyó el Obispo, «para llenarnos de Dios como Ella y formar una Iglesia unida para salir juntos a la misión».
Tras las palabras de D. Casimiro se invitó a los jóvenes a poner ante el Señor sus principales inquietudes a modo de petición, pero también, el agradecimiento por tantas gracias derramadas. Al mismo tiempo, hubo oportunidad de confesión para quien lo necesitó y se hizo muy presente Jesús a través de las canciones del grupo Hakuna en Castellón.
El Señor se hizo presente y estuvo presente «como un huracán que rompe el cielo desde mi garganta gritándote ¿dónde estas cuando me haces falta?». Al unísono y todos a una sola voz, cantaron al Señor que, «creen, sencillamente, porque creer es confiar». Y, en la noche, rogaron «por la Iglesia y por todos los que tienen sed de ti sin saberlo». Tal como rezaba el lema de la convocatoria, los jóvenes de la Iglesia de Segorbe-Castellón fueron un ejemplo a seguir uniéndose ante el Señor y siendo «todos forofos de todos».
Desde la Pastoral Juvenil, aseguró D. Jose Miguel Sala, «no nos han de desalentar las dificultades a las que nos enfrentamos para transmitir la fe a las nuevas generaciones», más bien ha de producir en nosotros el efecto contrario «para salir al encuentro de los jóvenes en sus ambientes y, como dice el Papa Francisco, salir de la comodidad de las parroquias, a buscar a aquellos que están perdidos y mostrar la cara amable, alegre, servicial y entregada de la Iglesia y proponerles a Jesucristo que nos ama sin medida».
La Concatedral de Santa María, en Castellón, fue el símbolo del Pueblo de Dios de Segorbe Castellón, rico en su diversidad y unido en Jesucristo.
Así se constató al final de la noche cuando el Obispo de la Diócesis agradeció la unión a Hakuna, Effeso, Scout Tramontana, Teen-Star, Casa de la Misericordia, Juniors «El Carmen», Jóvenes en el Corazón de Cristo por María, y a los jóvenes de las diferentes parroquias de nuestra Diócesis (Santa María, Santo Tomás, Santísima Trinidad, San Cristóbal, Sagrada Familia, Onda, La Vall d’Uixó, Vila-real, y l’Alcora, entre otros). Todos juntos, incluido el Obispo, acabaron entrelazando sus brazos y cantando Madre de Hakuna.
Las puertas de la Concatedral permanecieron abiertas durante toda la Vigilia, lo que permitió a otros acceder al templo y sumarse a la oración.
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