Novena a la Divina Misericordia, una costumbre familiar
Acercarse a Jesús muerto y sepultado por los pecados de todos es una necesidad para todo cristiano, una realidad que se profesa junto a su Bajada a los Infiernos y Resurrección al tercer día de entre los muertos. Esto es lo que desde años está dando a conocer una familia de Almenara, que busca llevar el misterio de la Divina Misericordia a todas las gentes.
Ya son tres primaveras las que la familia Riomayor de la localidad castellonense de Almenara lleva haciendo. Su objetivo es claro, «dar a conocer la devoción por la Pasión del Señor», según explica Marina, la madre de la familia. Para ella se trata de «algo que no se puede explicar, sino empezar a vivir», un encuentro «personal con Cristo» que «hizo ese sacrificio tan grande por todos nosotros».
Desde el Viernes Santo hasta mañana sábado de la Octava de Pascua, la familia realiza una Novena a la Divina Misericordia. El motivo reside en los mensajes que Jesús dio a santa María Faustina Kowalska, Apóstol de la Divina Misericordia. La mística polaca, abanderada de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, hizo de puente entre Jesucristo y millones de personas, a las que el Señor quiso sellar en la Fe con su santa Pasión.
Una iniciativa familiar por la Divina Misericordia
El recorrido que ha hecho la familia Riomayor con la devoción a la Divina Misericordia no ha sido corto, ni mucho menos liviano. Año tras año ha querido acercarse al Señor partiendo la jornada, a las 15 horas. Pero lo más importante es que sus miembros lo han querido llevar «a cuanta más gente mejor».
Fue en el año 2014 cuando, en una peregrinación a Medjugorje, se encontraron con este misterio. Les impresionó tanto que tuvieron a bien hablar con el párroco de la Iglesia Parroquial de los Santos Juanes de Almenara para hacerlo con más gente. A día de hoy se está consolidando con mucha fuerza y se realiza en la Capilla de San Roque.
Para Marina, la Coronilla a la Divina Misericordia «te lleva a meditar la Pasión de Jesucristo, cómo él lo padeció, como Dios pero principalmente como hombre». Cree que «lleva a sumergirte en ese mar de misericordia» que todo hombre anhela y que tanto ha predicado el papa Francisco.
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