Peregrinación de Jóvenes a Santiago bajo el signo de la Esperanza
Queridos diocesanos:
Miles de jóvenes de toda Europa están haciendo estos días el Camino de Santiago para participar en la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ) en Santiago de Compostela, del 3 al 7 de Agosto, en el marco del Año Santo Compostelano, Año de gracia y de perdón. Tiene por lema: “Joven, levántate y sé testigo. El Apóstol Santiago te espera”. Nuestra Iglesia diocesana estará presente con más de un centenar de jóvenes.
Desde hace unos años, la Conferencia Episcopal organiza en el verano de los años santos la Peregrinación Europea de Jóvenes a la tumba del Apóstol Santiago. La última fue en 2010. Durante unos días, los jóvenes hacen por grupos varias etapas del camino, comparten el día y a día, conviven y dialogan, reflexionan y oran personalmente y en grupos, celebran la fe y la Eucaristía y tienen momentos de ocio y de descanso. Ya en Santiago comienza el encuentro de todos los peregrinos con el acto de acogida en la plaza del Obradoiro, el miércoles; y del jueves al sábado se ofrece un amplio programa con momentos para la catequesis y la formación, para la oración y la celebración y también para el ocio. Esta vez se han preparado además tres espacios específicos: uno con el lema “El abrazo del amor”, para celebrar el sacramento de la Reconciliación; otro para profundizar en el discernimiento vocacional; y un último para el diálogo y la escucha. El sábado por la noche se celebra una vigilia de oración y el domingo por la mañana, la Eucaristía de Clausura, ambos en el Monte del Gozo.
Esta Peregrinación es una gracia de Dios, que ofrece a los jóvenes y menos jóvenes la oportunidad de salir de su tierra y de sí mismos, de ponerse en camino para ir el encuentro con el Señor resucitado de manos de Apóstol Santiago. La PEJ implica entrar en un proceso de esperanza, abierto a nuevos interrogantes y retos, que ayude a encontrarse consigo mismo, con los hermanos y con Cristo vivo. Y, cómo no, que lleve al compromiso en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia, cada uno en su realidad concreta, siendo testigos del Señor resucitado, la esperanza que no defrauda.
Los jóvenes de la PEJ no son distintos al resto de jóvenes; comparten sus sufrimientos, sus dudas, sus decepciones y sus anhelos más vivos y justos. Pero en ellos se respira un aire fresco, el deseo de buscar respuestas a las preguntas más profundas sobre el ser humano y el sentido de la vida, el anhelo de experimentar el gozo de vivir desde el encuentro con Cristo vivo y de poner en Él la esperanza que nada ni nadie puede arrebatar ni empañar. A veces, cuando se observa a los jóvenes de hoy, hay cierta tendencia al desánimo pastoral y al pesimismo social: ellos, sin embargo, son los que más padecen la crisis antropológica, espiritual y moral que nos envuelve y la inseguridad e incertidumbre ante el futuro. Pero no todo es desánimo en la juventud, ni mera resignación, ni vacío de gente que no espera nada. Esos miles de jóvenes, que se reunirán en Santiago, nos trasmiten el mensaje claro de una juventud que tiene un deseo profundo de encuentro con Cristo y una búsqueda sincera de los valores humanos más auténticos que tienen su plenitud en Cristo.
Nuestra Iglesia necesita escuchar a los jóvenes. Esta PEJ es un momento en el que podemos percibir lo que los jóvenes llevan en su corazón; es un momento para tratar de buscar o dar las respuestas a sus inquietudes más profundas que les lleven al encuentro o rencuentro con Cristo vivo y el Evangelio para ser sus testigos alegres y convencidos en sus ambientes. Los jóvenes están necesitados de estas respuestas. La Iglesia está necesitada de esa presencia joven que es ya el presente y que será el futuro de la Iglesia que peregrina en España y en Europa. La PEJ en el Año Santo es una realidad de esperanza para los jóvenes y para todos. Si de algo estamos necesitados es de vivir con una gran esperanza en medio de las dificultades.
La PEJ es una experiencia inolvidable. El encuentro gozoso con Cristo vivo junto con tantos otros jóvenes, el ambiente de oración y reflexión personal y comunitaria, la celebración alegre de la fe, la confraternización y la experiencia de la universalidad de la Iglesia marcan el futuro de la propia vida cristiana. Muchos jóvenes se han encontrado a Cristo, muchos otros se han reencontrado con la propia fe o han quedado fortalecidos en la vida cristiana. Muchos jóvenes han descubierto la llamada del Señor al sacerdocio, a la vida consagrada, al matrimonio cristiano, a un laicado adulto y comprometido con la misión.
Acompañemos con nuestra oración a los jóvenes de la Peregrinación Europea.
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
Con mi afecto y bendición,
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