Profesión solemne de una Carmelita Descalza en Caudiel
«Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad»
El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, presidió ayer la Misa de profesión de votos solemnes y toma de velo de la hermana Teresita de Jesús y de la Santa Faz, en el convento de Nuestra Señora de Gracia y San José de las Madres Carmelitas Descalzas de Caudiel.
Junto al Obispo concelebraron el párroco de San Juan Bautista de Caudiel, D. Eloy Villaescusa y el Cabildo Catedral, D. Federico Caudé, así como el Secretario, D. Ángel Cumbicos. Además, acompañaron a la hermana, vecinos y fieles del municipio, así como el alcalde.
Tras la proclamación de la Palabra, la homilía del Obispo puso de relieve la trayectoria vocacional de la hermana desde que sintió la primera llamada hasta la tarde de ayer en que se consagraba a Dios a través de la ceremonia de profesión de votos. D. Casimiro destacó cómo el Señor ha elegido a la hermana y la ha ido colmado de dones «acompañándote en las dificultades porque su misericordia y su bondad es manifiesta».
Recordó cómo, arropada por su familia, se formó en la fe cristina creciendo espiritualmente hasta sentir el deseo de ser monja carmelita. Puso de relieve que, habiendo tenido una primera experiencia que no le convenció demasiado, el Señor ha ido guiando sus pasos hasta llevarla al convento de Caudiel, lejos de su procedencia peruana, para dar un si definitivo al Señor: “aquí estoy señor para hacer tu voluntad” .
Como Pastor de la Iglesia de Segorbe-Castellón, le exhortó «a seguir confiando en el Señor, para que su amor siga creciendo en ti, y la bondad y la misericordia del Buen Pastor te acompañen todos los días de tu vida, culminando la historia de amor de Dios contigo en la vida consagrada».
Se refirió también al proceso vocacional como «hilo conductor que está sellado por el amor», más si cabe, «cuando ha estado fraguado en el ambiente familiar», dijo poniendo en valor el necesario acompañamiento de las familias.
En este sentido la exhortó a agradecer a sus padres, su abuela y su familia en general «la importante transmisión de la fe» a cuantos han guiado los pasos de la hermana carmelita, no olvidando que «la familia es el lugar donde se crece en la fe». Así dio gracias a Dios por tantas familias que, como la de la Hermana Teresita han acogido la vocación de sus hijos y han asumido la fe de acompañarles ese crecimiento de la vida cristiana.
En la celebración de ayer tarde, Sor Teresita del niño Jesús consagró su vida al Señor siendo bendecida por ÉL «para vivir de por vida entregada a Cristo Jesús en la obediencia, la castidad y en la pobreza, y en el camino espiritual que ha marcado nuestra Santa Madre, Santa Teresa». D. Casimiro la animó a dedicar su vida al Señor sabiendo que «como Buen Pastor, te ama, cuida de ti, sana tus heridas y sobre todo te da la vida, una vida en abundancia porque te ha concedido la gracia de responder a su llamada para vivir una vida gozosa con Él».
La profesión religiosa solemne expresa el acto de abrazar el estado religioso hasta la muerte mediante los votos de castidad, pobreza y obediencia, a imitación de Cristo, casto, pobre y obediente. Además, las Carmelitas Descalzas son religiosas de vida contemplativa, donde sus votos son perpetuos y solemnes, significando una entrega total a Dios.
Ante la crisis vocacional que presenciamos, también en la vida religiosa, la celebración de ayer fue un motivo de inmensa alegría y de esperanza para toda la Iglesia de Segorbe-Castellón, que celebra cómo una hermana responde con generosidad y con alegría a la llamada del Señor para hacer su voluntad, dispuesta a entregarle a Él su vida.
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