San José Obrero, fiesta litúrgica instituida por el Papa Pío XII
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores. Esta celebración litúrgica fue instituida en 1955 por el Papa Pío XII, ante un grupo de obreros reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. En aquella ocasión, el Santo Padre afirmó que «el humilde artesano de Nazaret no solo personifica ante Dios y la Santa Iglesia la dignidad del trabajador, sino que también es siempre el guardián providente de ustedes y sus familias». En su intervención el Papa dijo que «ningún trabajador fue jamás tan perfecto y profundamente penetrado por él como el supuesto Padre de Jesús, que vivió con él en la más íntima intimidad y comunidad de la familia y el trabajo». Por tanto, advirtió «si queréis estar cerca de Cristo, os repetimos también hoy «Ite ad Ioseph»: ¡Ve a José! (Génesis 41, 55)». En este discurso, Pío XII, advirtió que el Santo Custodio de la Sagrada Familia, “sea para todos los obreros del mundo, especial protector ante Dios, y escudo para tutela y defensa en las penalidades y en los riesgos del trabajo”.
Por su parte, el Papa Francisco, en su Carta Apostólica «Patris Corde» publicada el 8 de diciembre de 2020 con motivo del 150 aniversario de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia Universal afirma que «el trabajo se convierte en participación en la obra misma de la salvación, en oportunidad para acelerar el advenimiento del Reino, para desarrollar las propias potencialidades y cualidades, poniéndolas al servicio de la sociedad y de la comunión. El trabajo se convierte en ocasión de realización no sólo para uno mismo, sino sobre todo para ese núcleo original de la sociedad que es la familia. Una familia que carece de trabajo está más expuesta a dificultades, tensiones, fracturas e incluso a la desesperada y desesperante tentación de la disolución».
El Santo Padre, destaca de San José como «padre trabajador» siendo éste uno de los aspectos que caracteriza al Santo y que se ha destacado desde la época de la primera Encíclica social, la Rerum novarum de León XIII, es su relación con el trabajo. Siendo así, Francisco lo define como «un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo».
El Papa además reconoce que en la actualidad el trabajo representa «una urgente cuestión social y el desempleo alcanza a veces niveles impresionantes», siendo necesario, afirma, «reconocer con una conciencia renovada, que nuestro santo es un patrono ejemplar». Por ello, asevera, «la crisis de nuestro tiempo, que es una crisis económica, social, cultural y espiritual, puede representar para todos un llamado a redescubrir el significado, la importancia y la necesidad del trabajo en la que nadie quede excluido. La obra de san José nos recuerda que el mismo Dios hecho hombre no desdeñó el trabajo. La pérdida de trabajo que afecta a tantos hermanos y hermanas, y que ha aumentado en los últimos tiempos debido a la pandemia de Covid-19, debe ser un llamado a revisar nuestras prioridades. Imploremos a san José obrero para que encontremos caminos que nos lleven a decir: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo!».
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