Solemne Eucuaristía de clausura del Año de la Familia «Amoris Laetitia»
Presidida por Monseñor Casimiro López Llorente, Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón
Este mediodía, la Concatedral de Santa María, en Castellón, ha acogido, la Eucaristía de clausura del «Año de la Familia» coincidiendo con la clausura del X Encuentro Mundial de las Familias que se ha celebrado en Roma desde el pasado 22 de junio. La celebración ha estado presidida por el Obispo de nuestra Diócesis, Mons. Casimiro López Llorente y han tenido especial protagonismo las familias que han estado presentes a quienes el Obispo ha saludado cariñosamente, agradeciendo también a los sacerdotes concelebrantes que le han acompañado durante la Eucaristía.
Durante la homilía D. Casimiro ha puesto en valor la enconmienda del Papa Francisco de trasladar a todas las Diócesis «la alegría del amor» en este domingo que también se ha clausurado el X Encuentro Mundial de las Familias en Roma, que se ha extendido hoy hasta la Diócesis de Segorbe-Castellón .
A la luz de la Palabra proclamada hoy, la primera lectura (1 Re. 19, 16b. 19-21) ya nos advertía que como el labrador que adapta sus pasos a los bueyes, nosotros hemos de caminar en la senda del Señor. Así lo ha puesto de manifiesto nuestro Obispo durante la homilía que ha versado sobre las palabras de la Exhortación del Papa Francisco sobre la belleza y la alegría del matrimonio y de la familia. Una homilía en el día de la Eucaristía, ha dicho D. Casimiro, «día de la Acción de Gracias a Dios por excelencia» y que, por tanto, damos gracias por el Ministerio Pascual en el que actualizamos la muerte del Señor para liberarnos del pecado, y a la vez su resurrección, fuente de vida y de esperanza».
Es por ello que la acción de gracias de hoy lo ha sido por todos los dones que a lo largo del año han recibido tantos matrimonios y familias, ha resaltado nuestro Obispo, «para seguir caminando según la vocación que Dios os ha dado en el matrimonio, el signo donde se realiza el amor de Cristo por su Iglesia».
En comunión con el Santo Padre, D. Casimiro ha resaltado todas aquellas acciones que a lo largo de este año se han llevado a cabo en nuestra Diócesis, siguiendo el lema de la clausura del Congreso Pastoral que se ha celebrado estos días atrás en Roma. Así se ha referido a las actividades de pastoral matrimonial y familiar que se han desarrollado y que están dando tantos frutos: COF, Equipos de Nuestra señora, Proyecto Amor Conyugal, los Encuentros Matrimoniales, o los cursos de educación en la afectividad y en la sexualidad que lleva a cabo el Teen Star, así como, a nivel parroquial, el trabajo desarrollado por otros movimientos y grupos de matrimonios parroquiales. Todo ello, ha dicho nuestro Obispo, junto a la reflexión diocesana y nuestra participación en el Sínodo de los Obispos y a la celebración de este Año de Gracia en que conmemoramos el 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe.
En sus palabras nos ha exhortado a seguir fieles en la tarea de la vocación matrimonial para caminar hacia la santidad. En este sentido ha puesto en valor «el amor de Dios» y ha recordado que todo ser humano está creado «por amor y para amar», estando todos llamados a participar plenamente de Él, pues en el Bautismo fuimos hechos sus hijos».
Cada cual, ha dicho D. Casimiro, recibe una llamada y un camino por donde vivir «la vocación fundamental del amor». En el caso de los matrimonios y las familias, ha resaltado haciendo mención a la segunda lectura del día (Gal. 5,1, 13-18), «hay que vivirla desde Cristo, desde esa libertad de la que hoy nos habla San Pablo». Una libertad, ha insistido, «que es don de Dios que nos ha hecho libres para amar y no para autorrealizarnos». El Señor nos ha librado «de buscar nuestros propios intereses en la relación con los demás, nos ha librado de nuestras pasiones para, en el caso del matrimonio y la familia, solo busquéis el bien del otro o el bien de los hijos».
En su predicación, a partir de la lectura del Evangelio (Lc. 9,51-62), nos ha exhortado a poner toda nuestra confianza en el Señor y en el seguimiento a Cristo a través de las tres figuras que se nos han presentado. Porque el Hijo del hombre «ha puesto su confianza en el Señor y no busca falsas seguridades, sino que está abierto siempre a la voluntad de Dios y a la acogida». Seguir a Cristo es también practicar el «don de la paciencia y no encender fuego, siguiendo el ejemplo de Jesús cuando fue rechazado». En segundo lugar, «aquel a quien le dice que no rompa lazos familiares sino que anuncie el Reino de los Cielos». Y por último, «aquel a quien le dice que ha de romper con el pasado para mirar hacia el futuro».
No ha sido ajeno a los tiempos desfavorables en que nos encontramos por ello ha hecho hincapié en la formación de los jóvenes hacia la vocación del matrimonio y de la familia, «ofreciendo el tesoro que el Señor ha puesto en nuestras manos». En este sentido se ha referido a los itinerarios catequmenales que ha ofrecido el Papa Francisco a través del Dicasterio para los Laicos, la familia y la Vida con el objetivo de renovar la preparación al matrimonio de las próximas generaciones y acompañar a nuestros hijos en su vocación. Estos itinerarios proponen un camino que no termina el día de la boda, sino el comienzo de una vida conyugal, en la que marido y mujer adquirirán una identidad cristiana renovada, como ocurre con los sacerdotes y los religiosos, y durante esta vida tendrán necesidad de ser acompañados. Este es un camino propuesto por el Santo Padre que no estará exento de dificultades pero que se presenta como una alentadora misión que también requiere la necesaria formación de los acompañantes.
Para concluir, D. Casimiro nos ha invitado a seguir el ejemplo de María, Virgen y Madre, «ella nos indica el camino al acoger la vocación de ser la Madre de Dios, no exenta de dificultades, pero siempre con la vocación de servir cumpliendo la voluntad de Dios».
La Solemne Eucaristía ha estado interpetada en la parte musical por la Coral Barreros. Al al órgano, Augusto Belau, y como solista, la joven Isabel Hernández a quien hace unas semanas nuestro Obispo le administró el sacramento de la Confirmación en la Parroquia de Santa María, en Castellón.
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