Las Monjas Agustinas de Benicàssim avanzan en la renovación de sus Constituciones en Roma, junto al Papa León XIV
Del 15 al 19 de mayo, el Colegio Santa Mónica de Roma, perteneciente a la Orden de San Agustín y situado junto a la Plaza de San Pedro, fue sede del encuentro presencial de la Comisión para la renovación de las Constituciones de las Monjas Agustinas. Entre las participantes se encontraban las Hermanas Agustinas del monasterio de Montornés, en Benicàssim.
La cita, convocada por el Prior General, P. Alejandro Moral, reunió a doce hermanas —tres representantes de cada una de las cuatro federaciones existentes, tres en España y una en Italia— junto con los Padres Asistentes de cada federación.
Este trabajo de renovación comenzó hace unos tres años, principalmente a través de reuniones online, con una primera reunión presencial celebrada en Madrid. El encuentro de Roma, programado con antelación, se vio enriquecido providencialmente con un acontecimiento histórico: el inicio del pontificado del Papa León XIV, Hermano Agustino. “La Providencia nos ha precedido, dándonos la oportunidad de estar en el inicio de este pontificado”, destacan las religiosas. La acogida por parte de los Hermanos Agustinos fue calificada como “extraordinaria”, y se agradeció especialmente “la presencia del P. General con nosotras a pesar de su intensa agenda”.
El Colegio Santa Mónica, donde residen estudiantes de la Orden y religiosos de distintas nacionalidades, fue descrito como “una casa acogedora y abierta, donde se respira el espíritu de san Agustín y la universalidad de la Iglesia”.
El proceso de revisión de las Constituciones busca actualizar el texto anterior, que data de 1988, a la luz de los documentos del Magisterio y de los desafíos actuales de la vida monástica. “Se ha enriquecido la parte espiritual y carismática, y se ha actualizado la normativa”, explican. La redacción se encuentra ahora en su fase final, tras la cual el documento será revisado en las Asambleas federales y, finalmente, aprobado por la Congregación para la Vida Consagrada. “Ha sido un trabajo fecundo, que nos ha ayudado a conocernos, a valorar la riqueza de nuestro carisma manifestado en formas y tradiciones diversas, y que ha creado lazos más fraternos entre nosotras”, destacan.

Jubileo de la Esperanza
Además del trabajo, la estancia en Roma incluyó momentos de fuerte vivencia espiritual. Las hermanas realizaron la Peregrinación jubilar acompañadas de los Padres Asistentes, que concluyó en la Basílica de San Pedro con la proclamación del Credo. “Fue un gesto de comunión y fe que nos marcó profundamente”, señalan.

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Fueron recibidas por el Papa León XIV
El domingo participaron en la Eucaristía de inicio del pontificado del Papa León XIV, junto con los Padres y Hermanos Agustinos. “La vivimos con mucho gozo, sintiendo la universalidad de la Iglesia en una plaza repleta”, relatan. “Fue impresionante la atención y emoción con la que el pueblo de Dios siguió la riqueza de la liturgia, con sus simbolismos, cantos y oraciones”. En su homilía, el Papa destacó que la Iglesia está llamada a “ser fermento de unidad y paz en un mundo dividido” y a “introducir la esperanza del Evangelio, cuyo corazón es el Amor incondicional de Dios”.

El momento más emotivo llegó el lunes 19 de mayo con la audiencia privada que el Santo Padre concedió a la Comisión. “Agradecimos mucho que, en estos días tan intensos para él, nos recibiera con sencillez de hermano”, expresan las hermanas. El encuentro, celebrado en una sala del Palacio Vaticano, fue descrito como “cordial y fraterno”, y permitió a todas saludar personalmente al Papa y recibir su bendición. Como obsequio, le ofrecieron “una casulla bordada con su escudo y lema, el escudo de la Orden y la imagen de la Madre del Buen Consejo”.

Durante la audiencia también se recordó que fue el entonces Prior General quien, en 2012, convocó la I Asamblea Internacional de Monjas Agustinas en Guadarrama (Madrid), punto de partida del trabajo común que ahora continúa. “Queríamos agradecerle aquel primer impulso, que nos permitió caminar juntas y crecer en comunión”.

Las hermanas concluyen con gratitud este encuentro en Roma: “Damos gracias a Dios por todo lo vivido, con la voluntad de seguir caminando unidas, para dar testimonio de la Bondad, la Verdad y la Belleza de Dios. Cor unum in Deum”.
