Virgen de la Cueva Santa, Madre, Reina y Patrona de la Diócesis de Segorbe-Castellón
Mons. Casimiro López Llorente ha presidido la Solemne Eucaristía en su honor
Desde primera hora de esta mañana, el Santuario de Nuestra Señora de la Cueva Santa (Altura) se ha convertido en centro neurálgico al que han acudido cientos de fieles para honrar y venerar a la Virgen de la Cueva Santa.
A pesar de que la fiesta este año es mañana domingo, 11 de septiembre, un Decreto de nuestro obispo publicado la semana pasada, trasladaba la celebración al día de hoy «con el deseo de favorecer y extender la devoción a la Virgen de la Cueva entre nuestros fieles así como en las comunidades parroquiales y otras comunidades eclesiales».
Máxime este año en el que, el Año Jubilar Diocesano que, con motivo del 775º Aniversario de la creación de la sede espiscopal en Segorbe, estamos celebrando, se ha puesto bajo el patrocinio de Nuestra Señora de la Cueva Santa.
La Solemne Eucaristía ha estado presidida por Mons. Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón, y concelebrada por el Vicario General, Javier Aparici y el Rector del Santuario, Juan Manuel Gallent, así como el Vicario de Pastoral, Miguel Abril, el Vicario del Clero, Marc Estela y el Deán de la Catedral de Segorbe, D. Federico Caudé. La celebración ha estado marcada por la devoción y el culto a la Blanca Paloma, Patrona de nuestra Iglesia diocesana, en la que han participado también una nutrida representación de los sacerdotes de la diócesis, así como los seminaristas.
A través de la liturgia de la Palabra, los fieles han podido loar a Dios, creador del mundo y protector de su pueblo. El cántico de Judit (13, 14. 17-20) nos ha recordado a un «Te Deum» solemne después de una gran victoria en la que el enemigo ha sido derrotado.
«Tu eres el honor de nuestro pueblo» (Jdt 13, 18bcde. 19) rezaba el Salmo que ha precedido a la lectura del Evangelio según San Lucas (1, 39-47) en el que la Virgen María «proclama mi alma la grandeza del Señor». A través de la Virgen María, hoy hemos sentido la inmensa alegría del encuentro con Jesucristo a través de la Eucaristía. Y es que pocos encuentros evangélicos son tan llenos de alegría y de gozo. Una alegría tan abrumadora, que siente vibrar en su vientre al Hijo de Dios y pone en valor la actitud de servicio de la Virgen hacia su prima Isabel.
Y, a la luz de la Palabra proclamada, la homilía de nuestro Obispo ha puesto el énfasis en las virtudes de María, Madre de Dios, «modelo y guía para todos los fieles».
Las primeras palabras de D. Casimiro han sido de acción de gracias y de recuerdo a todos los afectados por el incendio que, el pasado mes de agosto, afectaba a miles de vecinos de diferentes municipios de la comarca y dejaba el fuego a escaso metros del Santuario, aunque es visible que afecto al paraje que lo rodea. De esta forma, el agradecimiento que se ha elevado a la Virgen de la Cueva Santa por su intercesión.
Escuchar, creer, acoger y actuar
Durante la homilía, el Obispo ha puesto en valor estas cuatro actitudes de María, exhortándonos a imitarla «allí donde el Señor ponga nuestra vocación, seamos como María, una Iglesia misionera que escucha su palabra, cree en Él, acogemos su voluntad y actuamos según su llamada seremos portadores de Cristo y del Evangelio como María, sirviendo al necesitado, no solo de pan, sino de Dios».
La Virgen, Nuestra Señora de la Cueva Santa, es «defensora, protectora, abogada e intercesora ante Dios, y también guía de nuestro caminar porque ella dirige y orienta nuestra mirada, nuestros pasos y nuestra vida hacia su Hijo, el Hijo de Dios, el Salvador, el Camino, la Verdad y la Vida».
En ese sentido se ha referido también a la protección de María «a quien podemos acudir en los momentos de debilidad o de aflicción, de dificultad y de incertidumbre, como también en los momentos de alegría o de alivio». Ella es quien nos lleva a Cristo, y «nos enseña a vivir fieles a nuestra fe y existencia cristiana en el seno de la Iglesia diocesana».
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También ha habido referencias al Año Jubilar que estamos celebrando en el que la Virgen de la Cueva Santa ha de ser nuestra referencia y modelo. Así, nos ha exhortado a «dejarnos renovar para crecer en comunión y salir con alegría a la misión». Para hacerlo hemos de mirar «con fe y devoción a la Virgen de la Cueva Santa, escuchemos sus palabras y contemplemos su vida: acojamos de sus manos la gracia del encuentro o re-encuentro personal y comunitario con su Hijo y que transforme nuestros corazones».
Bajo la dirección de D. David Montolio, la parte musical de la celebración ha corrido a cargo de la Capilla de la S.I. Catedral de Segorbe, acompañados en los acordes por el organista de la Catedral, Santiago Díaz. Al concluir la ceremonia se han cantado los Gozos.
La celebración ha finalizado en la plaza de la explanada del Santuario donde los trabajadores del Santuario y voluntarios de la parroquia de Altura ha preparado un ágape que ha servido para confraternizar. Hasta la Virgen de la Cueva Santa han acudido hoy fieles de diferentes puntos de nuestra Diócesis atraídos por la devoción a la Patrona de la Diócesis a la que le es reconocida su intercesión.
Algunos de los fieles han visitado el Santuario y participado en la celebración en recuerdo de sus antepasados que, «acudían en carro tirado por mulas en peregrinación en agradecimiento por los favores concedidos». Y otros tantos llamados por la invitación que nuestro Obispo hizo extensiva esta semana pasada a toda la Iglesia de Segorbe-Castellón «por ser este un Año de Gracia en el que celebramos -decían- el Año Jubilar y en apoyo a nuestro pastor».
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