El Encuentro de Catequistas refuerza los lazos de comunión y la alegría de la misión
Un malabarista de reputación internacional que comienza a vivir para Dios en serio gracias a la catequesis de confirmación. Con el sentido testimonio de Paul Ponce y su familia, más de 300 catequistas concluyeron su encuentro diocesano con la alegría de constatar los frutos de su labor. El primero en reconocerlo fue el Obispo, que ya en la eucaristía agradecía su presencia y los animaba a ser educadores de la fe: “Esa es la misión fundamental que la Iglesia pone en vuestra manos”.
El delegado de catequesis, Carlos Asensi, introducía la jornada subrayando la dimensión de encuentro: “Como catequistas, como miembros de la Diócesis de Segorbe-Castellón, y con Jesucristo, que es el encuentro principal”. Mons. Casimiro López Llorente lo ratificaba en su homilía minutos después: “Para ser testigos del Señor, antes que nada nos tenemos que encontrar con Él”.
A partir de ahí, proseguía el Obispo, se podrá realizar la tarea de llevar los niños y jóvenes a Cristo. Una encomienda que en la sociedad actual necesita dos claves de presentación: conocer a Dios creador y misericordioso. “Es algo muy importante en el tiempo que vivimos, porque la gran tentación, como ya avisaba Benedicto XVI y el Papa Francisco ha retomado, es vivir al margen de Dios Creador. Y de ahí viene la ideología de género, que es una crisis y revolución antropológica, de concepción del hombre. Por tanto hay que mostrar a los jóvenes que somos criaturas de Dios, y un Dios misericordioso”, concluía mons. López Llorente.
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