DOMUND 2020. «Disponibilidad, gratuidad y permeabilidad, son las características del misionero»
Salvador Prades, Delegado diocesano de Misiones
Este domingo, 18 de octubre, es el DOMUND, una jornada especial para sostener y orar por las misiones y los misioneros. Pero no se trata de un solo día. Todo el mes de octubre es mes misionero, y toda la Iglesia es siempre iglesia en misión, como a menudo nos recuerda el Papa Francisco. Desde esta perspectiva amplia, Salvador Prades, delegado diocesano de Misiones, reflexiona sobre la disponibilidad, la generosidad y la permeabilidad de los que se consagran al anuncio de la Buena Noticia y el desarrollo de los hermanos de las tierras de misión.
– ¿Cómo se presenta la celebración del Domund este año?
– El mes de octubre es el mes misionero por excelencia y desde las Obras Misionales Pontificias (OMP) se nos insiste mucho de que no se reduzca al día del Domund con la colecta y oraciones en la Misa, por muy importante que sea. Sino que a lo largo de estas semanas debemos tener presentes en nuestra oración, celebraciones y encuentros a los misionero. Pidamos por ellos, para que vivan la disponibilidad de la que habla el lema de la campaña de este año: “Aquí estoy, mándame” (Is 6,8). Y pidamos también para que los territorios de misión sean la tierra buena y fecunda que acoja la Palabra de Dios y de una buena cosecha.
– ¿Qué canales han dispuesto la Obras Misionales Pontificia para poder colaborar económicamente con los misioneros en este Domund?
– Uno de los pilares de la campaña del Domund es, en efecto, la recogida de fondos para atender las necesidades de las misiones y de los misioneros. En este contexto de la pandemia en el que tenemos tantas limitaciones y mucha gente no puede desplazarse a las celebraciones en las parroquias, se han abierto diversos canales de colaboración: bizum, transferencia, la web domund.es, por teléfono o la misma delegación. Eso sí, con la garantía de que siempre esos fondos llegan al destino para el que se proponen.
– ¿Qué noticias habéis recibido de la situación en la que se encuentran nuestros misioneros durante este tiempo de pandemia?
Los misioneros de la Diócesis que están repartidos por todo el mundo viven con preocupación esta realidad porque muchos de ellos están en lugares donde, a parte de la pandemia, sufren una situación de pobreza que agrava las consecuencias de la epidemia. Pero lo viven con esperanza, conscientes que están apoyados en la fuerza que viene del Señor. Por tanto se sienten enviados a compartir las alegrías y tristezas de sus hermanos.
–¿Cuáles serían las tres claves para despertar el deseo de ser misionero?
– Por una parte la disponibilidad, y en el caso de los sacerdotes se traduce en ver las misiones como un campo más dentro de la pastoral que debe ejercer. Quizás no es para todos, pero sí que todos tenemos que estar abiertos a esta disponibilidad, en especial durante los años de formación en el seminario. Lo segundo sería la gratuidad: dar lo recibido gratuitamente. Y una tercera actitud sería ser como una esponja: dejarse empapar por la realidad a la que vamos a servir. Disponibilidad, gratuidad y permeabilidad, serían por tanto las características del misionero.
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